los elementos de una buena sopa

SIN RESERVAS

Las mejores lecciones de guión se aprenden mirando los filmes fallidos. “Sin reservas” (la remake norteamericana de una película alemana) es una comedia frustrada y una buena posibilidad de preguntarse porqué sucedió eso. Todos los elementos para una gran historia están ahí. Pero el resultado final es flojo. Como en una buena sopa, el gusto ideal es la combinación de elementos determinados, mezclados en la exacta proporción. Todas las puntas para una gran historia, están ahí, dispersos en el disperso guión de “Sin reservas”. Lo que falla es la elección de cuándo y cuánto poner de cada uno de esos elementos esenciales para una buena película.



“Sin reservas” es la historia de Kate, una cocinera obsesiva, que no tiene otra cosa en su vida que la cocina del restaurante en el que trabaja y una disciplina de hierro que no deja nada librado al azar. Como suele suceder en el cine (y en la vida), el destino agita el árbol y todo se cae: de pronto, Kate queda a cargo de su pequeña sobrina (Abigail Breslin, la nena de “Pequeña Señorita Sunshine”) y debe compartir su cocina con un rubio simpático como Aaron Eckhart. De ahí, al amor, un paso.



¿Qué falla en “Sin reservas”? En primer lugar, la evolución de los personajes. No queda del todo claro cuál es el propósito del personaje central, Kate. ¿Enamorarse? ¿Volverse madre? ¿Aceptar que el Universo carece de control y que nada es predecible? Esta indefinición se observa en los giros que pega el personaje: es un perro en bote, se pone mimosa, se hace la histérica, se deprime. No termina de definir para dónde va la historia.



Hay algo que contribuye a esta indefinición: los dos antagonistas para conmover la estructura cotidiana de Kate. Nick y Zoe. Por momentos, parece que la historia no sabe si seguir para el lado de Zoe o para el lado de Nick. En vez de potenciarse, estos personajes contribuyen a aumentar la indefinición dramática del personaje de Kate. Hubiera necesitado más trabajo de guión, para lograr coordinar a ambos personajes. Cosa que hubiera sido posible, como se ve en la escena de la preparación de los fideos, en la cocina, que posibilita a Nick lograr quebrar el mutismo de Zoe.



Otra falla es la carencia de diálogos brillantes. Pecado fatal en una comedia. Pero hay una falta fundamental y que es de casting: Catherine Zeta-Jones. Por algún motivo, no logra la química indispensable, ni con Aaron Eckhart ni con Abigail Breslin, a los que les sobra carisma y simpatía. Cada escena de ella, traba la fluidez del relato. No se la ve ni cómoda ni natural en pantalla. Y hasta su belleza entorpece la historia. Cada plano de ella, distrae al espectador. Es tan linda que cuesta seguir lo que dice. Paradójicamente, esa belleza juega en contra de la comedia.



Escenas: el plato de fideos compartido entre Zoe y Nick; el primer encuentro entre Nick y Kate; las charlas con el terapeuta; la escena de “tu cabeza está en mi bufanda”.



Frases: “Zoe… voy a besar a tu tía”, “¡Es tan vergonzoso!”; “Kate, estoy seguro que eres capaz de prevenir lo peor que podría suceder”, “¿Qué sería…?”, “Que te tolere por largo tiempo”



“Yo sé que estoy haciendo todo mal, pero prometo que siempre estaré aquí para ti”, “¿Kate? No estás haciendo todo mal…”.

CONSEJO: esperar al DVD sin apuro.