3.9.07

visionario

selección argentina de básquetbol
un año antes

Otra vez, como hace un año en República Dominicana, durante el Premundial, un grupo de basquetbolistas argentinos sufrió de cerca, y con angustia, el festejo de un equipo brasileño trepado al primer escalón del podio. Sucedió anteanoche, en el estadio Poliedro, de Caracas, Venezuela, donde el plantel dirigido por Lula Ferreira se consagró campeón Sudamericano, reafirmando su predominio continental.

En Dominicana a los argentinos nos quedó el consuelo de haber presentado un equipo alternativo, con sólo dos campeones olímpicos, mientras que nuestros eternos rivales utilizaron a todas sus estrellas. Por eso, haber perdido aquella final con Brasil no fue tan doloroso.

En Caracas la cuestión tomó un tinte más oscuro. Ellos nos eliminaron en una de las semifinales después de hacer lo mismo que nosotros: dejar a los mejores en casa (Leandriho, Nené, Araujo, Anderson, Tiago, Guilherme, Marcelinho y Alex) y presentar un equipo secundario, con jugadores muy altos y un promedio de edad que no superó los 24 años.

Una bofetada al orgullo criollo y a los pergaminos obtenidos por la Generación Dorada, que durante años mantuvo a los brasileños con la cabeza baja y en silencio, ganándole con elocuencia en cada uno de los enfrentamientos, sea un Sudamericano (Valdivia), un Premundial (Neuquén) o un Mundial (Indianápolis). Y significa, además, una preocupación enorme para el futuro, porque si algo hicieron bien los vecinos del norte fue copiar nuestro sistema de Liga Nacional y elaborar un plan de detección de talentos recorriendo su enorme país. En pocos años revivieron y comenzaron a sacar una figura tras otra, incluidos varios NBA.

El biotipo los favorece para conseguir hombres que superan los 2.10 metros (la Argentina no tiene ninguno). Las condiciones económicas ayudan para que cerca de 30 jóvenes menores de 20 se perfeccionen en universidades norteamericanas, mientras que otros emigran a Europa para ganar experiencia, como hicieron nuestros Ginóbili, Nocioni, Oberto, Scola, entre otros.

Es tan grande el material que tienen que con sólo copiar nuestras estructuras dieron el gran salto y, hay que aceptarlo, recuperaron el dominio continental. Claro, hasta que las estrellas lideradas por Leandrinho, el base de Phoenix, se encuentren con los campeones olímpicos. Un choque gigante, muy esperado, que hace tiempo no se da y que puede ocurrir en el Mundial de Japón en una instancia muy alta. Un duelo que ellos y los argentinos, sabemos, pondrá en juego el reino entero.

MIGUEL ROMANO
“Los brasileños aprendieron de nosotros”
(la nación, 18.07.06)


un año después

El de ayer frente a Brasil no fue un triunfo más, resultó uno de los más grandes de la historia de nuestro básquetbol. Sí, aunque parezca exagerado ¿Por qué? Veamos:

1) Sirvió para clasificarse directamente y poder defender la medalla dorada de Atenas 2004, el año próximo en Pekín y despedir merecidamente a la Generación Dorada, o a la mayoría de sus integrantes.

2) Provocó un sismo de enormes connotaciones en nuestros eternos rivales dentro de América del Sur. Se habla de la renuncia del DT Lula Ferreira y ocurrió justo cuando Brasil decidió traer a casi todas sus estrellas. Mucho les costará recomponerse de este golpe tremendo. De los más grandes que le asestó un seleccionado de nuestro país.

(…)

6) Se garantizó el recambio generacional tan temido. De este plantel saldrán varios jugadores para sustituir a los olímpicos. Hombres ganadores, curtidos y con experiencia. Una enorme tranquilidad.

7) Los planes de detección de talentos y de altura, más el de básquetbol en las escuelas, que impulsó la Confederación, recibieron un empuje gigantesco.

8) Se ratificó el éxito de un estilo de juego. Ya no quedan dudas sobre el juego controlado, sin apuros ni cambios de gol por gol, que debe imponer la Argentina siempre.

9) Se confirmó que el carácter de nuestros basquetbolistas es un sello que marca diferencias en el mundo.

10) Se mantuvo la jerarquía en el nivel internacional y se sumaron puntos importantes para seguir en el increíble segundo lugar del ranking mundial, el que, cuando se despejen años en los que no hubo buenas ubicaciones -abarca un ciclo de 8 años-, provocará un ascenso más importante aún.

No hay dudas: aunque el título pueda luego decir "subcampeones del torneo Preolímpico", la Argentina logró ayer aquí uno de los éxitos más valiosos y redituables de su historia.

MIGUEL ROMANO
“Uno de los éxitos más redituables de la historia”
(la nación, 02.09.07)

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