4.10.07

mi enfermedad: matando al mensajero

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket
SICKO

Michael Moore es a los Estados Unidos, lo que Enrique Piñeyro a Argentina: un tipo que se anima a mostrar las taras de la sociedad, con una coherencia que supera el panfleto. Los filmes de Michael Moore son, cuando menos, coherentes. No importa la posición ideológica en la que usted se encuentre, deberá reconocerle que expone su tesis, presenta sus argumentos y lo respalda con hechos. Una cámara frente al testimonio, frente a un documento, frente a un testigo. Después podrá discutir si su propuesta es la más indicada o no, si hay otros medios al alcance o no. Pero el hombre es muy eficaz al presentar su tesis. Y aunque lo suyo es el activismo político, no escatima recursos cinematográficos a la hora de presentar su tesis, tal como el largo listado de enfermedades preexistentes que hace correr en la pantalla con la música y el formato de “La guerra de las galaxias”.

Moore es muy transparente en su propósito: cambiar un aspecto de su sociedad que le molesta. Es la base del sistema democrático. No me gusta algo, lo digo en voz alta y lo sostengo con hechos. Las películas de Michael Moore deberían levantar debates y polémicas sobre lo que expone. Deberían llevarnos a confrontar sus ideas y producir cambios, si admitimos que algo debe ser cambiado.

En su lugar, en estos tiempos de discusión light, el problema pasa por si el tipo violó el embargo americano a Cuba cuando llevó a los socorristas del 9/11 a atenderse en La Habana o si es narcisista o si es un reaccionario disfrazado o si es un gordito botón con gorrita ridícula. En esa banalidad que envuelve el discurso político contemporáneo, no prestamos atención a lo que dice, a lo que señala, a las deficiencias que expone. Esa sordera indiferente es el mal de estos tiempos. Y que tipos como Michael Moore agiten el árbol y señalen las raíces de ese mal, no puede dejar de ser bienvenido.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Para nuestros zurdos de salón, lo de Michael Moore es despreciable. Así les va y nos va. Porque el tipo dedica dos horas a mostrar cómo está quebrado el sistema de salud de Estados Unidos y cómo hay una gran parte de los americanos que no pueden solventar sus dolencias. Y si bien pudo quedarse en el recuento del caos y en limitarse a poner la cámara para escuchar los reclamos, Michael Moore muestra la misma coherencia que mostró en “Bowling for Columbine” o en “Fahrenheit 9/11”, presenta el problema y le busca una explicación histórica, económica y social.

En “Sicko” (híbrido de “sick” y “psycho”), Michael Moore presenta el problema, encuentra quién fue el que hundió el sistema de salud (Nixon, el mismo de Watergate) y efectúa comparaciones internacionales. Inglaterra, Canadá, Francia, Cuba pasan por su mirada. Confronta testimonios, busca opiniones y termina con una tesis impactante: el éxito de un país se mide en el modo en que cuida a su gente. Otra tesis: el sistema democrático es revolucionario pero necesita que el gobierno le teme a sus ciudadanos y no a la inversa. Los medios de control social pasan por el endeudamiento, la falta de educación, la falta de salud. Sólo es libre aquel que puede elegir. Quien no tiene esa opción, no es libre.

“Sicko” no debería de pasar inadvertida en Argentina, pero bueno, ya sabemos que estamos viviendo la era del caño y que el gran problema nacional es el precio del tomate y la última cirugía de Cristina. Así que es muy posible que no llame la atención y pase, sin levantar mucho barullo, por las pantallas. Pero a tipos como uno, que ha venido llevando una cruzada personal contra la falta de regulación de las empresas de medicina prepaga, películas como la de Michael Moore lo inspira a no bajar los brazos. Así que sólo por eso, gracias Michael.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Escenas destacadas: el testimonio de la mujer que su marido murió de cáncer y le negaron la quimio; la secuencia del viaje a Guantánamo; el tratamiento de los socorristas del 9/11 en La Habana; la charla con los americanos en Francia; el diálogo con el laborista británico que expone sobre el carácter revolucionario de la democracia.

Las mejores frases (muchas y muy buenas), mañana.

CONSEJO: es una obligación moral ir a verla. Si le parece que no, quédese en casa y siga mirando Tinelli, que quiere que le diga…

No hay comentarios.: