Lo peor de todo esto es que, por estafas como las que vivimos los espectadores de “Música nocturna”, el público promedio argentino está creando un mecanismo reflejo de supervivencia para dejar de lado el cine nacional y sacar entradas para cualquier otra cosa, menos para una película nuestra. Lo que están haciendo es ayudar a piantar gente de las salas. A este ritmo, con esta clase de películas y con este tipo de críticos, en unos años van a quedar jirones del prometedor cine nacional que empezó con la democracia.
Lo que más pena da de todo esto es que uno, como aficionado al cine y garabateador de guiones, ha visto cuánta gente con ideas, cuántos libros y cuántos escritores, quedaron en el camino porque no se les ha dado una oportunidad. Porque la industria audiovisual argentina impone puertas de entrada tan arbitrarias que las ideas (las mejores ideas) no llegan a buen puerto. Y por otro lado nos cansamos de ver películas dirigidas y escritas por el mismo tipo, a los que no se les cae una idea y duran una semana en cartelera.
La realidad va por un lado, con críticos que se rasgan la vestidura por 80 minutos de diálogos incoherentes y pésimas actuaciones que conforman la precarísima película de Rafael Filipelli. Pero por el otro, está la gente que termina sacando una entrada para ver la última de Robert Redford o “Beowulf”. Y esa elección duele, porque el público argentino es tan noble con su cine que cada vez que tiene una esperanza, apuesta al cine nacional y le da una oportunidad. No se puede ser tan ingrato con la gente de uno.
Lamentablemente, este acto reflejo de ignorar el cine nacional, nos termina costando caro. Porque van a quedar en el camino excelentes producciones como “Martín Fierro”, la muy pero muy buena película de animación nacional, con diseños de Fontanarrosa que pasará sin mucha fortuna por las pantallas locales, discretamente tratada por la crítica nacional. ¿Cómo puede ser (pregunto a los críticos) que “Martín Fierro” esté varios escalones debajo de “Música nocturna”? ¿Alguien puede explicarme cuáles son los criterios de selección? ¿Qué es lo que llama la atención en un caso y se desmerece en otro?
Y si me contestan que la crítica es materia opinable, replico que no. No es así. Hay un grado de subjetividad en la crítica cinematográfica, por supuesto, pero el crítico profesional tiene elementos para distinguir (y explicar al público, porque también tiene una función docente) el porqué una película posee elementos destacables o no. Modestamente, desde nuestra vereda autodidacta, es lo que tratamos de hacer en esta página. Y no nos dedicamos a esto por dinero, sino porque amamos el cine. Gratuitamente y “perdiendo” gran parte de nuestro tiempo.
De “Martín Fierro” podemos encontrarles algunas falencias de guión, pero son plenamente disimulables, por el original diseño y animación, que supera las restricciones económicas que un proyecto de tal calibre puede enfrentar en estas tierras; por la paleta de colores de esos cielos y fondos; por la descomunal actuación de Daniel Fanego, la voz detrás del gaucho prócer de los argentinos, que logra lo que debe lograr un doblaje: hacernos olvidar la cara del actor que está atrás; por haberse basado en el libro, sin seguirlo fielmente (el mejor homenaje que se le puede hacer a un clásico).
Por tanta virtudes y tanta dignidad, porque se adivina que Liliana Romero y Norman Ruiz, directores del filme, se tomaron en serio el proyecto que tenían entre manos, porque el guión tiene la firma conjunta de Horacio Grinberg y el gran Negro Fontanarrosa y, principalmente, porque hubiera merecido de nuestra crítica un trato un poquito mejor, una décima parte, diríamos, de lo que ha merecido su contemporánea “Música nocturna”.
Todavía está a tiempo. La va a disfrutar y más aún si no es pibe. Es uno de los puntos altos del cine de animación de nuestra tierra. No es para dejarla pasar. Más si usted es de aquellos que ha apoyado el cine nacional, no importa cómo lo traten.
Escenas destacadas de “Martín Fierro”: el épico encuentro entre Cruz y Fierro, un símbolo de nuestra identidad; el ataque al fortín; la bronca de Fierro cuando canta en el fortín, ante los jefes militares; Fierro enterrando el puñal y los remordimientos, en una tumba adicional.
Frases:
Habrá un tiempo en que el gaucho vuelva a ser el dueño de la tierra.
-Ay, así es esta guerra, Coronel… A cada uno lo que le toca…
-No tengo recursos y usted me pide que le dé seguridad en la frontera.
-La patria se lo pide.
No tarde que lo vamos a estar esperando.
¡Soldados esto es la frontera!
Los indios se empecinan en resistir el inevitable triunfo de la civilización.
Perdió su rancho, le quitaron la hacienda. ¿Qué más podemos esperar?
Yo soy gaucho, ¡carajo! y no me avergüenzo. La pampa es tierra para vivir con dignidad. Pero para eso hay que tener coraje.
Lo que pinta este pincel
Ni el tiempo lo ha de borrar
Naide se ha de animar
A corregirme la plana
No pinta quien tiene gana
Sino quien sabe pintar.
El trailer de “Fierro”
CONSEJO: a Fierro, vale hacerle el aguante. A “Música…”, ya sabe…
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