frases de “Desapareció una noche”

He vivido en esta cuadra toda mi vida. Como casi toda esta gente. Mi trabajo es encontrar a gente desaparecida. Y te preguntas dónde empezar. Encuentro que hay gentes que salen de sus grietas. Y no se caen por ellas. La ciudad es como la casa.

¿Tenemos una buena vida, no? No quiero hallar a una pequeña en un contenedor de basuras.

-Bueno, es que ella tiene ese problema...
-¿Algún problema de salud?
-Sí, ella toma todos los días. Tiene la enfermedad de la que no se habla.
-¿Ella se droga?
-Cuando se emborracha más de la cuenta.
-¿Cuándo sucede eso? ¿Mucho?
-No sé, unas tres veces a la semana. ¿Cuánto es mucho?
-Dos veces a la semana es mucho.

Antes de que nacieras yo ya estaba en la calle. Tengo 76 casos y sigo contando. Más de la mitad de los niños en este tipo de casos son asesinados. Si no logramos capturar al secuestrador el primer día, sólo se resuelve el 10%. Éste es el tercer día.

¡Jódete y hazme un martini!

Gracias. Queda sentado que la Sra. McCredy sabe qué es un narcotraficante.

-¿Llevaste A Amanda contigo?
-¿Y qué iba a hacer, dejarla en la cafetería? Creo que no lo sabes pero es muy duro ser madre.



-Empezó a hacer de las suyas por ahí y se metió en las drogas. Ahora es marica.
-Era marica desde la escuela.
-Si, la verdad... era muy lindo.
-Usaba shorts ajustados.
-¡El tipo es marica! Parece que tu novio es marica.

-No pudo decirle donde está el dinero porque no sabe.
-¡Que relación tan pobre tienes con tu gente!

Y si la única esperanza de esa niña eres tú, pues rezaré por ella. Porqué ya está muerta.

-Nadie mas sabe de esto, ¿no?
-No sé.
-Sí.
-Sólo pregunto si callarnos es mejor para Amanda o para nosotros.
-¿Tienes hijos?
-No, señor.
-Mi propia hija fue asesinada cuando tenía 12. Lo que probablemente no escuchó y espero no tener que contarlo de nuevo, es lo que se siente, lo que tuve que enfrentar, sabiendo que mi niña esperaba llorando que fuera a salvarla. Y nunca lo hice. Mi niñita murió asustada y sola, en la oscuridad, en una cuneta al lado de una calle, a diez minutos de mi casa. Sé lo que se siente cuando se pierde un hijo. Me obligan a hacer esto y ahora me cuestionan como lo hago.
-Nadie lo cuestiona, señor.
-Yo honro a mi hija con esta División. Para que ningún padre pase por lo que pasé. Y esta niña es todo lo que me importa. Y la llevaremos a casa.



-¿Por qué nos traería aquí?
-No sé, es grande, oscuro, fácil de escaparse.
-No sé. La matarán. Ese hijo de puta no pudo escoger un mejor lugar.

-¿Escuchó algo?
-Sí, algo que cayó.
-¿Dónde?
-Allí.
-¡Dios mío! ¡Jesucristo!

No se si me culpó a mi o a ella misma. Sólo que cuando pensaba que no estaba en casa, cuando pensaba que no la escuchaba lloraba. No podía dejar de pensarlo una y otra vez. La sospecha vaga de que nunca entendimos lo que pasó esa noche. Lo que nos tocó hacer.

-Estoy orgullosa de ti. Ese hombre mató a un niño, no tenía derecho a vivir.
-¿Estás orgullosa?
-Claro que sí. Hiciste lo que tenias que hacer. Está bien.
-No estoy seguro.



-Los niños no juzgan. Ellos voltean la cara. ¿Y qué ganan con ello? Así que entré y puse una onza de heroína en el piso. Y metí al padre en la cárcel, un sábado a la noche.
-¿Estuvo bien?
-Claro que sí. Tienes que escoger un lado.

-¿Lo harías de nuevo?
-No.
-¿Eso te hace justo?
-No sé.
-No te hace el malo, ¿no?

-¿Cómo estuvo tu reunión?
-Me mintió.



Olvida la charla de la otra noche y seremos amigos.

Créeme, de donde vengo mueres con tus secretos.

-¿Qué dijiste? ¿Hablabas no? ¿Qué dijiste?
-No le hables, él tiene un arma.
-No, vamos. Continúa.
-No dije nada.
-Deberías aprender a callarte.

¡Remy Brasssant! ¡Amanda McCredy se la llevó Remy! ¡Se la llevó Remy!

Nunca la volverá a ver, vale la pena, tendrá una mejor vida. La última cosa buena. Tener un hijo, no es fácil.



-Te das la vuelta y regresas a tu maldito auto. Y esperas 30 años. No sabes de lo que está hecho el mundo todavía.
-Llamaré a la policía en 6 minutos; llegarán en 10.
-Pensé que ya lo había hecho. ¿Sabes por que no? Porque crees que esto puede ser un error irreparable. Porque muy dentro tuyo, sabes que no importan las reglas. Cuando estés solo pregúntate, si está mejor aquí o allí. Tú sabes la respuesta. Y siempre la sabrás. Tú, tú haz lo correcto. A todos no les dan esta oportunidad. Y tú huyes de ella. Quizás no te arrepientas cuando llegues a casa. Quizás no por un año, pero cuando llegues a donde estoy ahora, te prometo que lo harás. Yo estaré muerto, tú estarás en casa. Pero ella estará arrastrando un par de hijos detrás suyo. Y tú serás el que tiene que decirle que lo sientes.

-Ella es feliz aquí, la vi.
-No me hagas esto.

-Está mejor aquí.
-¿Por qué? ¿Por qué tiene dinero y le hace sandwiches?
-Porque la ama.

Lo siento, pero no me puedes pedir que haga algo que no puedo. No me puedes pedir que viva con ello.

-¿Tiene algún consejo para padres en esta misma situación?
-Nunca dejen a sus hijos solos y no se los dejen a nadie. Manténganlos consigo.
Mientras estén en sus brazos nada les pasará.