Es como "Dallas", pero en Washington.
Primero, agradezco que no uses mi nombre demasiado. Porque de vez en cuando lo uso yo y lo quiero en buenas condiciones.
El congresista Wilson tiene una expresión. Dice: "Les puedes enseñar a tipear, pero no les puedes enseñar a tener tetas".
-Dime, ¿de cuánto es el presupuesto para operaciones encubiertas contra comunistas en Afganistán?
-¿Todo?
-Sí.
-Es como 5 millones.
-No pueden dispararle a un helicóptero por 5 millones de dólares. Hay algo raro ahí...
-Es más de lo que puedo decir.
-Haz que todos se reúnan, ¿sí? Y duplícalo.
-Disculpe, señor...
-El presupuesto para eso. Duplícalo.
-En fin, sino te gusta acá, puedes venir con nosotros.
-¿Qué hacen?
-Matamos rusos.
-¿Por qué me preguntas cosas a las que ya sabes las respuestas?
-Porque los congresistas dicen una cosa, y no hacen nada. Por tradición.
-¿Qué quieres que haga,Joanne?
-Esto es lo que quiero que hagas. Quiero que dejes a Afganistán para los afganos. Quiero que lleves a una derrota tan grande a los soviéticos, que el comunismo tambalee y también la Guerra Fría.
-Tienes que hacerlo Charlie, hay mucho en juego. Incluida tu masculinidad.
-Me temía que dijeras eso...
-Congresista, aprecio su generosidad, pero tal flujo de dinero y de artillería moderna, podría llamar la atención.
-¿Qué?
-Tal flujo de dinero...
-¿Llamaría la atención?
-Sí...
-¡Pues no sé qué significa eso!
-Ésta es la Guerra Fría, todo el mundo sabe eso...
-Tenía un vecino, cuando era pequeño, que parecía salido de un cuento de Dickens. El Señor Charles Hazard. A él, no le gustaban los perros del vecindario. Un día, unos perros estuvieron en su jardín y al otro día, oí a mis padres gritando en la calle. Mi perro Teddy agonizaba. Le dieron comida mezclada con vidrio molido. El señor Hazard lo mató y se ufanó de lo que había hecho.
-¿Usted qué hizo?
-Bueno, le eché gasolina a su jardín y quemé todas sus flores. Pero no estaba satisfecho. Y luego, recuerdo, el Señor Hazard que había sido elegido como Consejero Local, iba por su reelección. Así que fui a la parte negra del pueblo… esta gente no había votado en estas elecciones, así que... pues yo sólo tenía 13, pero ya manejaba… Bueno, los cargué en el auto y los llevé al centro de votación. Pero antes de sacarlos del auto, les dije: "No quiero influenciarlos, pero quiero que sepan que el Señor Charles Hazard, intencionalmente, mató a mi perro". Como 400 personas votaron ese día. Yo llevé cuarenta. Y Hazard perdió por 16 votos. Y ese día, me enamoré de América.
-¿Me estás diciendo que la estrategia de Estados Unidos en Afganistán es tener a los afganos caminando delante de ametralladoras hasta que se les acaben las balas a los rusos?
-Es la estrategia de Harold Holt, no la de Estados Unidos.
-¿Cuál es la estrategia de Estados Unidos?
-Específicamente, no tenemos una, pero nosotros estamos en eso.
-¿Quiénes son "nosotros"?
-Yo. Y otros tres tipos.
-¿Y quién es el fiscal?
-Rudolph Giuliani... del Séptimo Distrito.
-¿Lo conoce?
-No.
Soy el único representante de distrito en América que no quiere nada. Sólo quiero armas. Y bajar los impuestos.
Ahora, por el amor de Cristo... ¿Nos ayudarás a tirar abajo esos malditos helicópteros?
Los americanos no peleamos guerras religiosas.
Dicen que cuando un tajikz quiere acostarse con una mujer, la primera opción siempre es un hombre pashtun. Es más gracioso en pashtun.
Estas personas son matones. Son malvados, y es una competencia entre comunistas, y fundamentalistas... Creo que hay poco en común.
-¿Cuál es tu problema conmigo?
-Cuando me encuentro ocupado con gente envuelta en política, temo empezar a olvidar a quienes se supone que debería disparar.
Gente razonable puede estar en desacuerdo, pero no veo la mano de Dios, ni a millas de esto. Por otra parte, si te acuestas conmigo, puedo cambiar tu forma de pensar rápido.
Pero lo que creo que pasará es que tarde o temprano, Dios combatirá en ambos lados.
Esto es el Bien contra el Mal. Y quiero que sepan que América siempre estará en el lado del bien y Dios siempre castigará lo malo.
-¿Y cómo es posible que este congresista poco importante esté haciendo una guerra por su cuenta?
-Bueno, admítelo. Es un poco impresionante, ¿no?
-¿Es ésta la guerra que estamos peleando, Henry?
-Harold, lo que sea que esté haciendo, créeme: está funcionando.
-Bueno, quisiera que duplicáramos el presupuesto a 250 millones.
-Recuérdemelo de nuevo, ¿con cuánto empezó esto?
-Cinco millones.
¿Cómo está la luna de miel? ¿Te podré ver desnuda otra vez?
-Bueno, te lo dije.
-¿Qué cosa?
-Lo único que teníamos que hacer era derribar sus helicópteros.
-¿Conoces la historia del maestro de Zen y el niñito?
-¿Algo de Nitza, la bruja griega de Aqualipa, Pennsilvania?
-Sí; de hecho, sí. Era el cumpleaños de un niño, cumplía 14 años, y le dieron un caballo. Todo el mundo decía: “¡Qué lindo! El niño tiene un caballo". Y el maestro de Zen dijo, “Ya veremos". Dos años después, cabalgando, el niño se cayó del caballo y se rompió la pierna, la gente decía “¡Qué mala suerte del
niño!", y el maestro dijo: “Ya veremos". Luego se desató una guerra, y todo el mundo fue a pelear. Y él no fue porque su pierna estaba destrozada. Y la gente decía “¡Qué suerte!". Y el maestro de Zen dijo... “Ya veremos". ¿Lo entendiste?
-No. Porque soy estúpido.
-No eres estúpido, sólo estás en el Congreso. Enviar dinero. Comienza con las carreteras, luego las escuelas.
-Gust, ahora estamos en una fiesta...
-Reeduca a los pastores, dales trabajos.
-Estoy tratando.
-Trata más fuerte.
-¿Un millón de dólares para la reconstrucción de escuelas? Mierda.
-No es para tanto.
-¿Me escucharon decir que es un millón y no mil millones para la reconstrucción de escuelas?
-Sí, te escuchamos, todo el mundo te ha escuchado. De acá hasta Delawere.
-Espero no molestarte, porque es lo último que quiero hacer.
Esto es lo que siempre hacemos, siempre entramos con nuestros ideales, cambiamos su mundo, y luego nos vamos. Siempre nos vamos. Pero la pelota, sigue picando.
-Charlie, a nadie le interesa un carajo una escuela en Pakistán.
-Afganistán.
"Estas cosas pasaron. Fueron gloriosas y cambiaron al mundo y cuando llegó el final, la cagamos".
Charlie Wilson
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