15.2.08
perro y nena
LA LEYENDA DEL PERRO AMARILLO
Parece tan sencillo llamar la atención contando una anécdota mínima. Pero no es tan fácil como parece. Decenas de películas argentinas pueden atestiguarlo. “La leyenda del perro amarillo” es otra joyita de Byambasuren Davaa, la directora de “La historia del camello que llora”, una gema que brilla austera en las pantallas locales. Davaa se sirve de una excusa argumental para retratar la sencillez de una familia de pastores de Mongolia. Por momentos, el filme parece un documental. Pero siempre está latente la historia central de la niña y el perro Zochor, latente, ganándonos por afano el corazón.
“La leyenda…” es la historia de Nansal, una nenita que vive con sus padres, criadores de ovejas en las agrestes estepas heladas de Mongolia. Un día, la mamá la manda a Nansal a pastar el rebaño y la nena se encuentra con un perro, dentro de una cueva. Verlo y colgársele del cuello, sucede en un solo momento. Traerlo de regreso, también. Pero el padre le pide que lo devuelva a su lugar, temiendo que el perro haya convivido con los lobos y atraiga a otros hacía el rebaño. Como es de esperar la nena no quiere y esconde el perro, para que el padre no lo vea.
Con ese mínimo hecho, se vertebra la película, en escenas pequeñas, contando la vida cotidiana de esta familia, tomándose su tiempo, sin prisa pero sin pausa. Porque la familia Batchuluun no es un invento del guión, sino que es una auténtica familia de pastores. Y ese es uno de los hallazgos del filme: ¿cómo logró Davaa conseguir esa naturalidad frente a la cámara? Hay escenas en la que uno se pellizca diciéndose: ¿dónde estaba la cámara? ¿Escondida, detrás de una pared, mirando sin ser vista? Esos pequeños momentos (los nenes durmiendo, la nena acariciando al perro, la madre sirviendo la merienda) son deliciosos, para disfrutarlo.
Hay otro logro: la sencillez rural (podríamos decir pobreza, en términos occidentales, aunque me resisto a usar este término para las condiciones de vida de los Batchuluun) no es incompatible con la riqueza espiritual. Cuando vemos a Nansal a los besos y abrazos con el perro, no es muy diferente a la chiquita de la vuelta que juega con el labrador que le compraron sus papás para el cumple o el chiquito que podemos encontrar en you tube mordiéndole la cola a su pichicho. Es una antigua y vieja magia que se sigue reproduciendo, día a día, en cada rincón del globo: la simbiosis fantástica que tienen un perro y un chico. Se retroalimentan y se entienden a la perfección. No vale despreciarlo, porque es uno de esos pequeños misterios que alumbra nuestra vida. Poner la lupa sobre ese fenómeno, no es poco mérito para Davaa.
El paisaje es partícipe de la historia. La mamá manda a la nena a llevar al rebaño al otro lado de la llanura, con la misma tranquilidad que una madre citadina envía sus hijos a la plaza. Los “peligros” en uno y otro paisaje, se equiparan. La nenita debe aprender a guiarse por las cimas de las montañas, como un nene de ciudad debe saber que si se pierde debe buscar a un policía.
El elenco (por así llamarlo) es una delicia por su calidez y naturalidad. Pero (como es de esperar) los que se roban la película son Nansal y el perro Zochor. Gran acierto de casting, fundamental para que el filme funcione.
Escenas destacadas: el encuentro de Nansal y el perro; la “despedida” de Nansal cuando desmontan la tienda; la escena de los buitres; la escena final; la escena del regalo del perrito mecánico.
Frases:
-Papá, ¿qué le estás haciendo a la cola?
-Se la estoy poniendo debajo de la cabeza. Para que en su próxima vida no sea un perro.
-¿De verdad?
-Todos morimos, pero nadie está muerto.
Lo encontré. Ahora es mío.
-Estira la mano así. Ahora intenta morderte la palma de la mano.
-¡No puedo!
-¿No puedes? Inténtalo otra vez. ¿Y ahora?
-No funciona.
-¿Ves? Aunque parece tan cerca está demasiado lejos para morderla. No puedes tener todo lo que ves.
Zochor. ¿Quieres volver a tu cueva o quedarte conmigo?
¡Para! No puedes jugar con Dios. ¡Se lo voy a decir a mamá!
-¿Volveré a ser una persona en mi próxima vida?
-Ven, te voy a enseñar una cosa. (LANZA UNA LLUVIA DE GRANOS DE ARROZ SOBRE UNA AGUJA) Avísame cuando caiga un grano de arroz en la punta de la aguja.
-¡Eso es imposible!
-Así de difícil es volver a nacer como una persona. Por eso la vida humana tiene tanto valor.
Veo una jirafa.
Siempre que quiero jugar contigo estás dormido. A lo mejor eras un perezoso en tu vida anterior.
CONSEJO: se puede esperar al DVD, pero agendar.
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