11.5.08

de la novela como arma poderosa

Algunos fragmentos del reportaje de Margara Averbach a Michael Cunningham, autor de “Las horas”.
-Umberto Eco dijo que un libro elige a sus lectoras en las primeras cien páginas. ¿Es así con los suyos?
-No conocía la cita. Me parece muy buena. Los libros encuentran su camino hacia ciertos lectores, sí.

(…)

-Usted dijo una vez que escribir es un acto optimista. ¿Escribiría un libro totalmente negativo?
-No, nunca. Pero me refería a algo más básico: la escritura de una novela, con el tremendo esfuerzo que implica, es por definición un acto de optimismo. No importa si el contenido es oscuro. Escribir una novela implica siempre creer que hay lectores ahí afuera y que el mundo va a sobrevivir lo suficiente como para recibirla. Es evidente que no es el acto de una persona desesperada.

-¿Cree que la literatura puede cambiar el mundo? Por ejemplo, abrir a la sociedad a la idea de nuevos tipos de familia, como las que aparecen en su obra.
-Creo que una de las razones por las que seguimos necesitando la literatura es que el único medio capaz de hacernos entender lo que es ser alguien diferente de nosotros. Hay mucho que decir a favor de las películas pero no hay nada como una novela para hacer que uno se meta en la mente y el corazón de otra persona. Por eso, sean o no abiertamente políticas, las novelas son armas políticas muy poderosas. Informar a alguien qué es ser otra persona es un acto político poderoso: después de eso, es mucho más difícil meter a otro en un tren y despacharlo a un campo de concentración.
Reportaje de MARGARA AVERBACH a MICHAEL CUNNIGHAM
“La novela es política”
(“ñ”, 26.04.08)

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