5.6.08
el código Martínez
LOS CRÍMENES DE OXFORD
Sospechamos que las limitaciones de “Los crímenes de Oxford” provienen de la novela (confesamos no leída) de Guillermo Martínez. El guión tiene la levedad dramática de “El Código Da Vinci”, con personajes hablando didácticamente y moviéndose a espasmos en la trama, a medida que le van ocurriendo “cosas”. Hay un enigma para resolver (muertes que, por la presencia de “pistas imperceptibles”, sugieren la existencia de un asesino). Pero como ya sabemos desde hace rato, si una historia de suspenso se centra sólo en quién es el asesino, la trama es incompleta. Es el mayor pecado de “Los crímenes de Oxford”: la falta de brillo.
Alex de la Iglesia recurre a todos sus trucos de cineasta para levantar una historia muy expositiva, entre ellos un plano-secuencia antológico (de la cara de un personaje a la cara de un cadáver, síntesis perfecta de la película). Pero el guión sigue siendo un elemento central del cine y, en este caso, no hay manera de levantarlo. Definitivamente “Los crímenes de Oxford” es una película menor en la historia del director español.
Para destacar, la brillante labor de John Hurt. Sólo su capacidad logra quebrar las debilidades de los parlamentos y aportar algún espesor dramático a su personaje. Otra destacable es Leonor Watling, especialmente cuando se desnuda. Muy sensual la actriz española, derritiendo la pantalla. (Para el almanaque del camionero, nos quedamos con su look delantal para hacer la comidita a la mañana). Los ojos de Elijah Wood distraen más que sus carencias actorales. Parece mentira, pero hay momentos que dan ganas de que mire para otro lado.
Frases:
¿Podemos conocer la verdad? Todos los grandes pensadores han buscado una sola certeza, algo que nadie pudiera negar, como "dos y dos son cuatro". Para encontrar esa verdad, Wittgenstein utilizó la lógica matemática. ¿Qué mejor medio para obtener una certeza que un lenguaje inmutable, libre de las pasiones de los hombres? Avanzó lentamente, ecuación tras ecuación, con un método impecable, hasta llegar a una conclusión aterradora. Que no hay tal verdad fuera de las matemáticas. No hay forma de encontrar una sola certeza absoluta, un argumento irrefutable que pueda dar respuesta a las preguntas del hombre.
La filosofía, por lo tanto, ha muerto, porque "de lo que no se puede hablar, mejor es callarse."
Es un genio, pero hay algo en lo que no se diferencia del resto: le gustan las jovencitas.
Al ser incapaz de adecuar la mente a la materia, el hombre tiende a conferir algún tipo de entidad a las ideas, porque no soporta la idea de que lo puramente abstracto no exista más que en nuestro cerebro.
Llevamos décadas oyendo hablar de esa maldita mariposa, pero ¿quién ha sido capaz de predecir un solo huracán?
¿Dónde están esa belleza y esa armonía en el cáncer?
Porque preferimos pensar en copos de nieve o en mariposas antes que en el dolor,
en la guerra, o en ese libro. ¿Por qué? Porque necesitamos creer que la vida tiene sentido, que todo se rige por una lógica, no por mero azar.
Cometerá otro crimen que casi no sea un crimen. Un crimen imperceptible...
-Aunque sepamos que el crimen se comete en el comedor, con el cuchillo que la Srta. Amapola estaba allí en el momento del crimen y que sus huellas están en el cuchillo, no podemos afirmar con absoluta certeza que ella cometió el crimen.
-¡Venga ya, la probabilidad es de un 99%!
-Eso no es certeza absoluta. Es una opinión.
Jesús era un terrorista. Lo fue toda su vida. Un revolucionario que echó a patadas a los mercaderes del templo.
Son cuatro letras que repite una y otra vez. El nombre de una mujer.
La serie del asesino es infinitamente más compleja.
No dejes que Seldom entre en tu cabeza. Si lo hace, no hay manera de sacarlo de ahí.
Digo que no necesitas subir a un avión. Ya estás muy lejos de aquí.
Aquí hay una verdad absoluta: todo es falso.
CONSEJO: esperar al DVD.
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