7.8.08

la presencia del mal

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EL CABALLERO DE LA NOCHE

Como en pocos casos en el cine contemporáneo, en “El caballero de la noche” logra sentirse la presencia del mal. Tangible, atraviesa los diálogos y se impregna del celuloide. Desde la butaca, asistimos a algo más que a una película: es un ejercicio sobre el ingenio del mal.

Y que la maldad haya alcanzado este espesor y nos invada como espectadores, es responsabilidad total y absoluta de Heath Ledger. Su Joker deja a la altura de niños de pecho a los Guasones de César Romero y Jack Nicholson. Eso sólo alcanza para valorar la cima alcanzada por Ledger en su último trabajo. Sospechamos que el personaje se comió al actor y que, al final de la filmación, Ledger se llevó (trágicamente) al Guasón a casa. En la soledad de una noche trágica, no pudo soportar el peso decisivo de lo oscuro.

“El caballero de la noche” tarda en lanzarse, lleva su tiempo engancharse en una trama con muchos personajes y objetivos. Pero el esfuerzo vale la pena. El hallazgo en el guión de los hermanos Nolan es el papel absolutamente marginal de Batman. El protagonista de la historia es el Guasón. Y su contraparte, no es el enmascarado, sino Harvey Dent (Aaron Eckhart), el idealista fiscal que promete tomar la posta de Batman. Como agregado, escamotear al insípido Christian Bale le da valor agregado al filme.

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“El caballero de la noche” abreva en una tesis inquietante, una moraleja post 9/11: las sociedades no tienen los héroes que se merecen, sino los que necesitan. La población de Ciudad Gótica se muestra cobarde, egoísta, caprichosa, totalmente funcionales a los criminales de pacotilla que los domina. Batman, Gordon y Dent combaten a la mafia totalmente solos. El Guasón se pasea impune, ante una multitud de millonarios, sin que nadie se anime a enfrentarlo.

Esa sociedad parece condenada. Pero hay un hecho, en la elección de quién pulsa el botón para explotar la bomba en el trasbordador, que revela un espíritu inédito en la población de Ciudad Gótica. Asqueada de tanto mal, algo como el bien nace en el corazón de la gente. Y apuestan, muy toscamente, por el bien. Esa luz que alumbra en las tinieblas, esa pálida luz, es la que amerita el sacrificio final de Batman. La mascarada final para mantener el brillo de un sueño que necesita una sociedad vencida: la necesidad de creer que el mundo y la vida pueden ser mejor de lo que efectivamente son.

Esa notable tesis, esa tristona certeza, es la brillante idea de “El caballero de la noche”. Para meditar y no dejar pasar.

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Escenas destacadas: la destrucción del hospital; el diálogo final entre Batman y el Guasón; la escena de las bombas en el trasbordador; el diálogo final de Harvey Dent con Batman.

Las mejores frases, mañana.

CONSEJO: imperdible.

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