26.9.08
balas sobre Hollywood
UNA GUERRA DE PELÍCULA
Si usted se rió con “Zoolander” y considera que fue una de las comedias más divertidas de los últimos tiempos, no puede dejar pasar “Una guerra de película”. El estilo Ben Stiller en una cruda radiografía de Hollywood. Feroces gags que atacan la maquinaria delirante de la producción y la creación de la industria cinematográfica norteamericana. Actores, directores, guionistas, productores, todos caen la volteada de esta muy buena película de Ben Stiller.
Nos cuesta entender la postura de ciertos críticos locales, que se enredaron en la “incorrección política” del humor de “Una guerra…”. A esta altura, ¿hay que explicar que el gag de la discusión de cuán retardado mental debe ser un personaje para ganar un Oscar, es un gaste a la Academia y a los actores, y no a los chicos con discapacidad mental? ¿Le cuesta tanto a un crítico percibir adónde apunta el chiste, para colgar el cartelito más acorde a sus propios prejuicios? El humor de los hermanos Farelly debió luchar con ese mote de incorrección cuando en realidad es todo lo contrario. Es en estos puntos donde vemos las fallas de nuestra crítica que no tiene la menor idea de lo que está mirando y opina con gratuidad.
“Una guerra…” es la historia de cinco actores que buscan reanimar sus alicaídas carreras con una película bélica, muy en el tono patriotero heroico norteamericano. Las carencias del equipo son tantas que, tras arruinar una escena muy cara, el director decide llevarlos a una zona de guerra y “simular” la acción, para tomarlos en vivo, con la adrenalina corriendo por sus venas en el campo de combate.
Claro, hay un problema: el equipo cae en una zona verdaderamente en guerra, tomada por un grupo de narcotraficantes. Y ahí van ellos, creyendo que están filmando una película, cuando en realidad se meten solitos en la boca del lobo.
“Una guerra…” es el registro irónico de todos los tics de la gente involucrada en la industria cinematográfica norteamericana. Desde el ego desmedido de los actores, chiquillos inseguros y caprichosos, hasta la falta total de valores morales de los productores, sólo guiados por sus ansias de taquilla.
No hay papel que sobre en este elenco muy parejo que se muestra cómodo en el delirio de la trama. Hay más de un cameo para disfrutar, de los amigos de Stiller. Nos quedamos con el excelente trabajo de Tom Cruise, como un productor gordo y pelado (cuesta reconocerlo); Robert Downey Jr. (el actor que se pigmenta de negro para ponerse en personaje); las caras de Ben Stiller (Simple Jack, impresionante) y Nick Nolte como el veterano de guerra que le faltan las manos.
Escenas destacadas: el gag de la cabeza; el gag de las manos; el corto de presentación de cada actor, como una publicidad cinematográfica, en especial “El callejón de Satán” con Kirk Lazarus; el chico que revolean del puente; el gag del Panda; el mencionado gag de la discusión de cuán retardado mental debe ser un personaje para ganarse un Oscar; la discusión entre el productor Less Grossman y el representante de Tugg con la discusión ética de la elección entre un avión biplano o dejar morir a su representado; el gag de Jon Voight esperando el Oscar.
Las mejores frases, mañana.
CONSEJO: imperdible. Ojo: si usted es de esos tipos que le buscan la vuelta a las películas de humor, siga de largo.
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