6.12.08

pagando el retiro

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LAS DOS CARAS DE LA LEY

Hace mucho tiempo que Robert De Niro y Al Pacino vienen en piloto automático. Y “Las dos cara de la ley” no es la excepción. Una historia policial con una intriga (no demasiado complicada de adivinar) y una pareja protagónica que no regala ni un cachito así de originalidad ni de sutileza. Una pena para dos próceres que están muy cómodos refugiados en el bronce.

“Las dos caras de la ley” es la historia de una veterana pareja policial (Turk y Rooster) que enfrenta un caso decisivo, el de un asesino serial que liquida delincuentes. Pronto las sospechas empiezan a caer en un policía, específicamente, en uno de los protagonistas.

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Los policía de “Las dos caras...” se diferencian de los criminales que combaten sólo por el uso de la placa que los identifica. Torbellinos de testoterona a punto de explotar, condición que comprende a la forense Karen Corelli (en el lomo destacado de Carla Gugino), personaje a la que le gusta el sexo rudo y sorpresivo.

Si el perfil psicológico de los personajes del guión de Rusell Gewirtz (el mismo del brillante guión de “Un plan perfecto”) es atractivo, el resultado final no termina de ser todo lo fuerte que promete. Es cierto que a la trama le falta alguna vuelta más, un tenor dramático superior. Pero es cierto, también, que la desganada faena de De Niro y Pacino, repitiendo todos los tics de las últimas dos décadas, es un pesada piedra colgada al cuello de esta película.

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Frases:

Mi nombre es David Fisk. Detective de primer grado. He estado en la policía de Nueva York por más de 30 años. En ese tiempo, maté a 14 personas.

Estaba hecho. Randall perdió su libertad por el crimen que no cometió. Perdí mi fe.

Nunca tuve las mismas oportunidades que usted, Doctor. De donde vengo es, o
un arma y una placa o un criminal.

No hay nada malo en un tiroteo siempre que le dispares a la persona indicada.

La policía de New York está llena de frustración, hostilidad y testosterona, listas para emerger en cualquier momento. Creo que me relajo. Una vez que aprieto el gatillo la presión disminuye.

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¿Sabes por qué te uniste a la fuerza? Para que te respeten. La mayoría de la gente respeta la placa. Todos respetan el arma.

-De acuerdo, 406. ¿Qué quiere decir eso?
-Ted Williams. Ted Williams, la última temporada llegó a 400. El técnico quería sacarlo en los dos últimos partidos, para mantener su promedio. Él no quiso. Siguió jugando y bateó 6 más. Llegó a los 406 de promedio. Fue el último que superó los 400.

Estaba temblando las primeras dos veces que maté a uno. No podía dejar de pensar en que me agarraran, lo perdiera todo y fuera a la cárcel. Me preguntaba cómo reaccionaría cuando todos me miraran, como los policías miran a la gente cuando saben que está sucio. Pero no lo hicieron. Fue cuando supe que podía seguir haciendo esto... siempre.

Era mi modelo a seguir. El día que comencé a intentar ser como él, fue el mejor de mi vida.

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-Obviamente conoce a sus víctimas para poder acceder fácilmente.
-Estos tipos no son muy confiados. No le van a abrir la puerta a nadie, especialmente si no lo conocen.
-Sí, pero los conozco. Sé todo acerca de ellos, conozco sus movidas, sus patrones, sé los itinerarios.
-Los sigues, los vigilas.
-¿Nadie lo va a decir?
-¿Qué?
-Tiene razón. Es un policía.

La Iglesia no puede pararlo. Alguien debe hacerlo.

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Nuestro trabajo es mantener al 99% de la población a salvo del otro 1%. El problema es todo lo que desencadena ese otro 1% y mientras mejor hagamos nuestro trabajo, el 99% creerá que no nos necesitan.

Tienes que saber sobre esto Tom, tienes que saberlo por mí.

El día que dejé de intentar de ser él, fue el mejor día de mi vida.

¿Sabes qué fue lo único en esta vida que dio algo de satisfacción? Fue matar a esos malditos.

CONSEJO: esperar sin apuro al DVD.

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