28.12.08
un canto al cine
PLANETA TERROR
En los '60, cuando el código de censura en Hollywood hacía agua por los cuatro costados, surgió un cine de fines puramente mercantiles, el que la crítica historiográfica agrupó con el nombre de “exploitation movies”. Películas de clase Z, filmadas a las apuradas, con pocas copias y muchas rayas, promocionadas apelando al morbo desmedido (desmedido porque el filme no llegaba ni a los talones de lo que prometía). Tipos como Roger Corman, George Romero, Darío Argento, Tinto Brass se destacaron en ese gama de producciones que supo incubar varios subgéneros, como el sexploitation, los filmes de zombies, el gore, el spaghetti western, el blaxploitaion.
Esas películas construidas para el olvido, se daban en un pack de dos funciones, en copias de malísima calidad, rayadas, con saltos y rollos faltantes (avisados por la administración del cine en la mitad del filme) proyectado en unos cines reciclados de los viejos teatros de burlesque de los '40. Fantasmas de las pechugonas caderonas que se mecían bajo un haz de luz, siguieron danzando en las pantallas desvaidas, bautizando al género cinematográfico con el nombre del baile erótico, “Grindhouse”.
“Grindhouse” es el nombre de la travesura de Robert Rodriguez y Quentin Tarantino, combo homenaje a ese género bastardo, que destilaba sexismo, violencia, mal gusto, chorros de sangre, vísceras derramadas y muchas muchas ganas de sorprender al espectador. Esos dos enfermitos (clientes empedernidos de esos cines infectos) armaron un combo de dos películas que acá, en Argentina, se van a ver por separados. Pero que estaban pensadas para ser vistas una a continuación de otra, en una velada doble como las de antaño. Hasta se armaron un trailer trucho, de un filme inexistente, las aventuras de un pistolero mexicano, el “Machete”.
La primera es “Planeta Terror”, el primer episodio escrito y dirigido por Robert Rodriguez, una historia de zombies y de mujeres exhuberantes. La segunda (se promete que llega a los cines locales en la primera quincena de enero), “Death proof” dirigida por Quentin Tarantino.
¿Y es necesaria toda esta data previa, antes de ver el filme? No, para nada. Porque a diferencia de tanto cineasta de festival de cine-arte, que necesita un manual con cada película, para explicar lo que se ha visto, este homenaje a las pelis berretas es un festival al cine, un canto a todo lo bizarro y patológico que tiene que ser una persona para meterse durante un par de horas adentro de una sala a oscuras, junto a otras decenas de locos similares, para suspender la credulidad y tragarse la ilusión de las imágenes en movimiento en la pared de enfrente.
Quien no tenga ese espíritu lúdico, ese revolotear de mariposas en el estómago cuando compra una entrada de cine, ese afán de interpretador de sublíneas, metamensajes, referencias de género y guiños al espectador, jeroglíficos descrifrados en el café postmortem, no podrá disfrutar plenamente de este monumento al cine que es “Planeta Terror”. Porque cuando vea un tipo con un pene disuelto dirá “¡Qué asco!” en vez de reírse a carcajadas porque ese tipo es Quentin Tarantino, en un cameo épico. O cuando vea a dos zombies morfarse la pierna de Rose McGowan apartará la vista de la cámara y dirá: “¡Esto no lo puedo ver!”, en vez de abrir bien grandes los ojos y meterse de un saque un puñado de pochoclos.
Por eso “Planeta Terror” es más que una ridícula historia de un gas (¡liberado en Afganistán por Ben Laden!) que transforma en zombies a una población o la historia de una bailarina a go-gó que pierde una pierna pero gana la consciencia de su destino. Con diálogos al estilo cine negro policial, delirantes personajes como la doctora que lleva las hipodérmicas en su portaligas o de los hermanos enfrentados por el secreto de la barbacoa texana, “Planeta Terror” es una de las mejores películas que llegaron este año a las pantallas locales. Sin más ni menos.
Escenas destacadas:
El baile de títulos de Rose McGowan:
La escena de batalla de Cherry:
La entrada al hospital de Freddy Rodriguez:
La primera escena de Quentin Tarantino del parecido con Ava Gardner:
La lucha final de Cherry y Quentin; los diálogos de Josh Brolin con Marley Shelton, el médico celoso de su esposa lesbiana; las apariciones de Bruce Willis como el comandante Muldoon; la escena en la que le vuelan la cabeza a Naveen Andrews; toda la secuencia del tipo al que le tienen que cortar el brazo en el hospital.
Robert Rodriguez aparece (sin crédito) como uno de los tantos civiles que se cruzan en el filme. El nené que recibe un tiro en la cabeza adentro del auto, es su hijo Rebel, con actuaciones en otras películas de papá. Robert Rodriguez se reservó la dirección de fotografía, notable trabajo para darle esa pátina de película vieja, con rayones, saltos, celuloide quemado y hasta un rollo faltante (notable idea para “salvar” la falta de información de los personajes). Además musicalizó el filme, en una banda de sonido para coleccionar. Una muestra:
La escena final con el tema musical “Dos contra el mundo”:
“You belong to me” cantada por Rose McGowan:
Y el tema principal de la película:
Las mejores frases (muchas!), mañana.
CONSEJO: ir a verla!
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