18.1.09
el terminator que está solo y espera
PELIGRO EN BANGKOK
Los hermanos Pang son dos gemelos hongkoneses que, tras colaborar en varias películas, se asociaron para codirigir, en 1999, un guión propio: “Bangkok dangerous”. Después se encontraron el éxito de “El ojo”. Y ahora no se les ocurrió mejor idea que hacer una remake de ese primer filme, con Nicolas Cage como protagonista. El filme no es perfecto, tiene cierta pátina de fatiga, un aire de repetición que conspira contra su potencial. Pero no deja de tener algunas ideas interesantes, cierta melancolía propia que le da algunos puntos extra.
No es un filme de acción clásico. No esperen ediciones épicas, persecuciones frenéticas, ni metarreferencias cinéfilas. No. “Peligro en Bangkok” tiene cierta austeridad innata, una contemplación desde las cimas de la violencia. No es la acción la clave del filme, sino la elección ética de un hombre al final del camino. Un solo acto que (tal vez) lo redima de todo lo anterior. Amor y amistad. Las decisiones que justifican una vida. Esa es la idea principal del filme y, dentro de ese margen acotado, “Peligro en Bangkok” funciona. No es un clásico, no es uno de los puntos altos de la historia del cine, seguramente no estará entre los títulos más memorables de este año, pero no es el bodriazo que despertó la ira de los cinéfilos.
Gran parte de la bronca está apuntada a Nicolas Cage, uno de esos actores “amelo o déjelo”. Es cierto que no presenta muchos recursos y que su “cara de atormentado número 253” empieza a repetirse un poco, pero no desentona del todo. El filme no fracasa por él y (tampoco) sin él hubiera sido mejor. Para los que dicen que su carrera viene en pendiente, a primer vuelo, algo como “The weather man” o “El señor de la guerra” no parecen puntos de una trayectoria en caída libre. Si es cierto que los actores secundarios no ayudan mucho para levantar la historia, ni la chica sordomuda, ni Kong, el discípulo cadete.
Con esas limitaciones, con su fotografía de neón y paleta fría, “Peligro en Bangkok” no es ni muy muy ni tan tan. Un filme correcto, casi ideal para ver en un sábado sin pretensiones con una pizza y una cervecita.
Escenas destacadas: la escena final cuando Joe se enfrenta a la policía; la escena en la que Joe liquida a los matones, mientras camina al lado de la chica sordomuda que no registra la batalla que pasa a su lado; el “trabajo” en medio del tránsito, contando los segundos.
Las mejores frases, mañana.
CONSEJO: esperar al DVD.
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