11.2.09
frases de “Vicky Cristina Barcelona”
Vicky y Cristina decidieron pasar el verano en Barcelona. Vicky estaba acabando su máster en identidad catalana por la que se interesó a través de su afecto por la arquitectura de Gaudí. Cristina, que pasó los últimos seis meses escribiendo, dirigiendo y actuando en una película de doce minutos que después odió, acababa de romper con otro novio y deseaba un cambio de aire. Todo se solucionó cuando un familiar lejano de Vicky (que vivía en Barcelona) se ofreció a alojar a las dos chicas en julio y agosto.
Cuando se trata del amor sería difícil encontrar dos puntos de vista tan diferentes. Vicky no toleraba el dolor y no deseaba pelear. Era firme y realista. Sus requisitos en un hombre eran la seriedad y la estabilidad. Se había comprometido con Doug porque era decente y exitoso y entendía la belleza del compromiso. Cristina, en cambio, esperaba algo muy diferente del amor. A su pesar había aceptado el sufrimiento como componente inevitable de la pasión y se había resignado a arriesgar sus sentimientos. Si se le preguntara si apostaba por sus emociones, diría que no sería capaz de contestar. Sin embargo, sabía lo que no quería. Y eso era exactamente lo que Vicky más valoraba.
¿Siempre analiza cada inspiración hasta que el último gramo de encanto desaparece?
No iré a Oviedo. Primero, nunca oí de Oviedo. Segundo, no lo encuentro atractivo. Tercero, aunque no estuviera comprometida y estuviera libre para tener algún tipo de romance con un español, no lo elegiría a él. ¿Hola? Hola. No puedo hablar ahora. Intento salvar a Cristina de cometer un error fatal. ¿Qué? No, lo de siempre.
-¿Sexo vacío? ¿Esa es la opinión que tienes de ti misma?
-Ella sólo trata de decir que tiene que tener significado para ella, es todo.
-Quiero decir, la ciudad es romántica. La noche cálida y agradable. Estamos vivos. ¿No es suficiente significado?
No sé lo que quiero. Sólo sé lo que no quiero.
-Entonces, dime, ¿por qué no publica tu padre sus poemas?
-Porque odia el mundo y ésta es su manera de devolvérsela: crear obras maravillosas y entonces negárselas al público, lo que creo que es...
-Dios mío. Bueno, ¿qué le hace estar tan enfadado con la raza humana?
-Que después de miles de años de civilización aún no han aprendido a amar.
Mira, yo la quiero porque es tu amiga... pero te he advertido sobre ella. Ella es una persona infeliz. No puede cubrir el papel de la imagen que se creó de mujer especial, artista tratando de encontrarse a sí misma. Desprecia las pretensiones y valores normales. Es un cliché aburrido.
Cristina, ésta es María Elena.
Aquí tienes que hablar en inglés. Por favor.
No me fío, Juan Antonio. Los ojos no los tiene de un solo color.
-¿Tú también pintas?
-Que si pinto, dice. Pregúntale, pregúntale. Me lo ha robado todo. Todo su estilo.
-Le gusta inventarse estas historias.
-Toda tu manera de ver es mía.
-No digo que no hayas sido influyente.
-¿Influyente?
-Sí.
-¿Influyente?
-Sí, pero decir que he robado tu estilo
-¡Hipócrita, hipócrita, hipócrita!
-Casi llego a matar por ti.
-Casi llegas a matarme, con una silla.
-Me estaba defendiendo.
-Tenías una cuchilla y estabas borracha... ¡con una cuchilla y furiosa!
-Eran celos... estaba loca por ti y me traicionaste con la mujer de Agustino. ¡Con la mirada!
-Entonces, ¿qué pasó?
-Un maldito fin de semana en Oviedo.
Para el mundo, él es despreocupado, nada le importa, la vida es corta, sin propósito. Pero todo su miedo se va a su cabeza.
No creía que eras lo que decías que eras. Quería saber quién realmente comparte la cama con mi ex esposo.
La vida continuó de forma predecible para Vicky y Doug... hasta una tarde cuando ocurrió algo impredecible.
-Yo sólo... No puedo dejarlo y sé que nunca lo haré.
-¿Por qué no?
-Yo... no puedo. Tengo mucho miedo. El momento pasó.
Nuestro amor durará para siempre. Es para siempre, pero no funciona. Por eso será romántico, porque no se puede completar.
Antes de ti nos producíamos tanto daño el uno al otro, tanto sufrimiento. Sin ti, todo eso no sería posible. ¿Sabes por qué? Porque tú eres el ingrediente que faltaba. Eres como el tono que, en la paleta, hace el color hermoso.
-Bueno, nunca tuve de Christina...
-¿Qué? ¿Su falta de estructura?
-Está muy estructurada. Nunca tuve su coraje.
-¿Entonces dirías que eres bisexual?
-No... no veo razón para etiquetar nada. ¡Yo soy yo!
Era sólo Cristina, mientras los últimos días del verano pasaban, quien comenzó a experimentar, una vieja y familiar conmoción, un indicio que crecía y temía, pero reconocía muy bien. De repente, los pensamientos comenzaron a superar a sus sentimientos.
No quiero lo que mis padres tuvieron. No quiero lo que tuve antes de venir aquí. Eso lo sé. Pero sé que no puedo vivir así para siempre.
-¿Qué es lo que quieres?
-Quiero algo diferente.
-¿Qué?
-No lo sé. Esto no.
-Esa no es una respuesta, Cristina.
-¿Que no lo entiendes? Que ya ha conseguido lo que quería. Quiere otra cosa. Que esto ya no le basta. Es como una enfermedad, que nunca le va a bastar con nada.
-No te enfades. Y habla inglés.
-No te entiendo. Nunca se va a conformar con nada, esta niña.
-¿Puedo... puedo ser franca sobre algo? Éste. Hay algo espantoso en éste.
-Ese es de María Elena.
¿Cuándo comprenderás que no quiero vivir? Que no se puede vivir así. ¡Que me va a explotar la cabeza! ¡Que no lo aguanto, que no aguanto más!
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