10.2.09
histeriqueando en el mediterráneo
VICKY CRISTINA BARCELONA
Woody Allen se ha convertido en un guionista menos prolijo, menos propenso a pulir el guión para sugerir su tesis mediante el diálogo. “Vicky Cristina Barcelona” tiene un relato en off que, en otras épocas, Woody Allen se hubiera negado a desarrollar de ese modo. Mantiene la maestría para plantear conflictos (dos chicas norteamericanas, una con todas las certezas, otra con todas las dudas, ante la pasión irracional de una pareja de artistas catalanes) pero parece estar demasiado apurado en terminar la película como para aprovechar todo el potencial de la historia. No obstante estos peros, “Vicky Cristina Barcelona” es un adelanto para Woody Allen quien, esta vez, se jugó a contar una historia diferente a “Crímenes y pecados”.
Vicky y Cristina son dos amigas norteamericanas que van a pasar unas vacaciones a Barcelona. Vicky es la chica estructurada, con prometido en Estados Unidos, segura de lo que pretende de su vida (totalmente planeada) y de las personas con que lo logrará. Cristina sólo tiene algo claro: lo que no le gusta. Salta de profesiones como de relaciones románticas. No hay nada que termine de atraerle del todo. Las amigas se cruzarán (en más de un sentido) con un pintor español y su amada que mantienen un romance insostenible, esa clase de amores en las que no se puede vivir juntos pero tampoco separados.
La trama opone dos formas culturales (casi dos clichés) que confrontan en la orilla del Mediterráneo. El frío y racional pragmatismo sajón frente a la irracional pasión latina al amar.
Vicky y Cristina se permiten un par de meses de vacaciones para sondear en esa locura que les es ajena. Turistas accidentales del amor, bailotean al borde del abismo, pareciendo que se quemarán antes de darse cuenta del tenor del juego. Pero el final nos tiene reservado a otros perdedores. Vicky y Cristina regresan de Barcelona, tal como salieron. Su “experiencia de vida” fue un mero descanso, un atajo, en el que jamás arriesgaron, verdaderamente, nada parecido al alma.
Woody Allen consigue, como director de este filme, un logro nada menor, por el que merece ser largamente felicitado: ha logrado que Penélope Cruz actúe verosímilmente y que no hunda las escenas en las que participa. Es, lejos, de lo mejorcito que le hemos visto en los últimos tiempos. Un auténtico logro. Más aún cuando tiene que compartir pantalla con un grande como Javier Bardem.
La babita de la semana, a la escena lésbica entre Penélope Cruz y Scarlett Johansson, casi naif, pero que motivan a los ratones a bailar la danza de los siete velos. Un hallazgo: “Barcelona”, la canción que acompaña los títulos. Prometemos un post en los próximos días con más información sobre el tema y el grupo que lo canta.
Escenas destacadas: la presentación en el bar de Juan Antonio a Vicky y Cristina; la escena en la que Cristina le comunica a Juan y María Elena su decisión de irse; el último encuentro entre Vicky y Juan.
Las mejores frases, mañana.
CONSEJO: puede esperarse al video.
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