19.2.09
frases de “W.”
Irán no es Irak e Irak no es Irán. Lo sé.
Cuando hace amenazas, señor, tiene que respaldarlas. Nos comprometería a planificar tres guerras con tres países.
Nos van a atacar otra vez. Todos lo sabemos. A menos que vayamos allá y los ataquemos primero.
-En realidad, hay 80 mil terroristas en unos 80 países.
-A eso me refiero exactamente.
-Y seguro que se da cuenta de que lo que complica las cosas es que no nos atacó ni Irán ni Irak. Fue Osama Bin Laden.
Lo único mejor que ganarle a Princeton, es ganarle a Harvard.
Te digo, hay cosas que uno desearía volver y hacer de nuevo.
Eres un Bush. Compórtate como tal. Ni siquiera logras mantener un empleo. Siempre trabajamos para vivir. Es hora de que te unas a nosotros y decidas lo que vas a hacer con tu vida.
-Abrimos esta Guantanamera.
-Guantánamo…
-Nadie va a saber de esa gente durante mucho tiempo.
-Señor, yo trabajé para su padre. Y era un hombre capaz y honorable. Y ganó la guerra de Irak. Pero él, Powell y yo dejamos que ese ímpetu se escapara. Y de no ser así, no estaríamos esperando otro 9/11.
-Le dije lo mismo a mi padre en ese entonces: "Saca a ese idiota".
-¿Qué es eso que tienes ahí?
-Es una autorización. Nos autoriza a usar "técnicas de interrogación con combatientes enemigos ilícitos con la máxima persuasión efectiva".
-¿Como arrancarles las uñas de los pies?
-No, señor. Técnicas de interrogación mejoradas significa utilizar situaciones de miedo, como perros o aislamiento o ahogamiento simulado o privación del sueño o posiciones de estrés, pero nada fatal.
-Me recuerda a mis épocas en la fraternidad. Recuerda, no usamos la tortura en este país.
-Nada de tortura. Pero también incluye a nuestros ciudadanos. Si están ayudando y apoyando a organizaciones terroristas.
-Tiene sentido.
-Mi consejo para ti, Junior: vete a una reunión de Alcohólicos Anónimos. Busca ayuda.
-Gracias, Sr. Perfecto. Sr. Héroe de Guerra. Sr. Dios Todopoderoso.
-No le hables así a tu padre.
-Le hablaré como yo quiera.
-¿Cuándo demonios va a salirse de este camino? ¿Cuántas oportunidades espera que le demos?
-¿No puedes hablarme a mí? ¿Por qué se lo dices a ella?
-Eres mejor en el póquer que buscando petróleo.
-¿Es mi culpa que el Señor no pusiera petróleo donde excavé?
Mira, te diré una cosa. No me volverán a superar como tejano o como cristiano.
W... la vida cristiana no es una felicidad constante.
De todas las condiciones sociales, somos un país de pecadores heridos. Una nación, una nación cristiana. Hay millones de nosotros que nacieron otra vez.
Soy un estudioso permanente del animal político. Por lo que veo, tienes talento natural. Tienes el estilo del pueblo. Pero debes salir al mundo, hacer algo.
No sé cómo decirlo, pero aún no has hecho nada.
-Todos van a decir: "¿Qué hizo el muchacho?". ¿Quién recuerda al hijo de un presidente?
-John Quincy Adams.
-Sí, pero eso fue como hace 300 años, ¿no? ¿Sabes qué? Ojalá hubiera perdido.
-Acabamos de hacerlo en Afganistán. Concentrémonos en acabar con Bin Laden.
-¡Por Dios, si quieres llamar guerra a Afganistán, Colin! Sabes que no había verdaderos objetivos para bombardear ahí.
"Drenamos este pantano" como dice Don. Lo reconstruimos. Desarrollamos sus recursos al máximo. Ellos lo poseen, nosotros lo manejamos.
-¿Y cuál es la verdadera estrategia para salir de Irak, Dick?
-No hay salida. Nos quedamos.
-Hablas como un verdadero petrolero.
-Eso no es un nuevo orden del mundo. Es un mundo enloquecido. Tiene que haber una cooperación global.
-Nadie está en contra de la cooperación, Colin, lo sabes. Mientras nosotros mandemos.
Cuando era pequeño era un mundo peligroso. Pero sabíamos exactamente quiénes eran los otros. Sabíamos que éramos nosotros contra ellos y estaba claro quiénes eran. Hoy en día no estamos seguros de quiénes son ellos, pero sabemos que están ahí.
Debemos empezar esta guerra antes del verano, Rummy.
Sigues vendiendo a nuestros amigos de la ONU pero digan lo que digan, al final, la decisión final es mía.
Tengo un presentimiento. Cómo lo maneje yo de algún modo va a determinar mi legado como presidente. No queremos otro reclutamiento, otro Vietnam. Un final descuidado. Es crucial que tome la decisión correcta. Por mí. Por el mundo.
Eres dueño de un equipo de béisbol. Ahórrate el dolor de cabeza. Tal vez sea mejor que te mantengas lejos del cañón.
-¡Cien horas, Dios mío! Supongo que finalmente nos quitamos ese síndrome de Vietnam.
-Te hace querer seguir hasta Bagdad, ¿no?
-Probablemente lleguemos allá en dos días. Pero con un poder de ocupación en tierras árabes, la coalición se derrumbaría. Estaríamos ahí completamente solos. La misión se extendería. Yendo tras Saddam, lo convertiríamos en un héroe. Ese no es nuestro trabajo. ¿Y cuántos estadounidenses vale Irak?
-Tiene elecciones en noviembre.
-No. Ya fui suficientemente lejos. Buen trabajo, muchachos. La guerra más limpia de la historia. Estoy orgulloso de ustedes. Es el día de más orgullo de mi presidencia.
-La mejor persona no ganó esta noche. El mejor hombre no ganó, George. Está muy por debajo de ti. No se merece ser presidente. Y no lo sería si no fuera por los malditos medios.
-Fuiste un presidente estupendo, papi. Un presidente estupendo.
-Le di todo lo que pude. Pensé que la guerra nos haría continuar.
-Pues... si le hubieras dado una paliza al hijo de puta.
-¿Qué?
-Ya saben, es decir… Ir hasta Bagdad. Vencerlo.
-¿Estuvo bebiendo algo que yo no?
-Yo gané esa guerra.
-Por supuesto que sí, papi. Por supuesto que lo hiciste.
Ojalá tuviera más de mamá en él porque es débil de espíritu. Eso es lo que hace la diferencia. Él no cree como yo.
¿Gobernador de Texas? Debes estar bromeando.
Un Bush a la vez, hijo.
-Mira, eres el hijo de un presidente. Te graduaste en Yale. Fuiste a Harvard, tienes un título en negocios... Si no puedes pararte frente a ellos por dos minutos y pensar una respuesta convincente... ¿entonces para qué te postulas para gobernador?
-Sólo dime qué hacer. Lo que sea que haga falta. Mira, si tengo que leer toda la maldita constitución… ¡lo haré!
Porque sinceramente, muy adentro de mí, soy un tipo como tú, un tipo en el que puedes confiar.
-Todo se resume a con quién el votante común quiere sentarse a beber cerveza. Y adivina quién es ése.
-Recuerda que la mía sea sin alcohol.
¿Por qué te sientes mal por Jeb? ¿Por qué no te sientes bien por mí?
-¿Crees que alguna vez pueda decirme algo directamente a mí en vez de usar notas?
-Es su manera.
-¿Crees que será feliz conmigo?
-Cariño, está feliz.
-¿Por qué no llamas a tu hijo y le dices lo que tienes en mente, lo que te mantiene despierto?
-Estoy preocupado por él. Muy preocupado. No puedo hablar con él. A mí no me va a escuchar. Se toma las críticas peor que yo. Ahora él es el presidente. Es su decisión.
-Señor Presidente. ¿Su padre alguna vez le ofreció consejos sobre Irak?
-No, no se lo pedí. No los necesito. Es el padre equivocado al cual recurrir. Hay un padre más elevado al cual recurrir. Amén.
Castigar a Francia. Ignorar a Alemania. Perdonar a Rusia.
No hay armas aún, Tony, pero sabemos que las tienen.
Me gustaría llenar de papas fritas la garganta de ese francés.
Señor, no pierda el sueño por los franceses. Él nunca estuvo en esto.
-Están Italia, Australia, los checos, España, Polonia, Corea del Sur y los británicos.
-Rumania, Eslovenia, Bulgaria.
-Sí. Japón enviará observadores.
-Y no olvidemos a las 90 tropas de Mongolia. Escuché que son muy buenos luchadores.
-Tenemos a más de 40 países en esta coalición, ¿verdad?
-Sí, 49, señor, pero la mayoría no tiene militares.
-Algunos envían equipos.
-Marruecos envía monos.
-¿Monos?
-Monos entrenados para localizar y hacer explotar campos de minas, sí.
-Hola, Tommy. ¿Cómo estás allá?
-Caliente como el ano de una cabra, señor.
-Yo no sé elegir objetivos, Tommy, pero tampoco soy Clinton. No quiero dispararle un misil de dos millones de dólares a un camello.
-No pasará mientras yo vigile, señor.
-Asegúrate de no atacar escuelas ni hospitales.
-Pues, escuché lo de los hospitales. A las escuelas iremos de noche.
-Recuerda, a los estadounidenses no les gusta ver niños muertos.
-Sí. La muerte suele darle a la guerra una imagen deprimente.
Pues fue un largo trecho, caballeros, damas. No me importa lo que pase, cuántos votos nos den o no en la ONU... El lunes, a las 10 de la mañana, les daré a Saddam y a sus dos hijos 48 horas para salir de Dodge City.
Muy bien, así se hace. Esto es como la caída del Muro de Berlín. Tengo piel de gallina.
-Me temo, Sr. Presidente, que es un trecho más largo del que creíamos.
-¿Y dónde diablos estás las armas de destrucción masiva?
-Nosotros controlamos el país, señor, así que seguro las encontraremos.
-Me gustaría pararme por usted, señor.
-No, no lo haga, sargento. No, yo soy el que se levanta por usted.
Dejé los dulces desde que empezó la guerra, Rummy. Mi sacrificio personal para mostrar apoyo a las tropas.
-¿Así que lo que me dices se reduce a nada sobre nada?
-Francamente, no lo vimos, porque Saddam fingía que tenía las armas.
-No tiene sentido. ¿Por qué arriesgaría su vida y su gobierno al no confesar?
-Porque creo que no quería que su gente supiera que no tenía las armas.
Parte de su imagen de Superman. Temía que le cortaran el cuello si descubrían la verdad.
-¿Dices que este tipo decía que las tenía pero no era cierto? Vamos, es una locura.
-Él pensó que usted estaba fanfarroneando. Hasta el final.
-¿Yo, fanfarronear?
Lo único que quise hacer fue un mundo mejor y más seguro para todos. Existe el bien y existe el mal. Y tú y yo y el resto de la gente de Estados Unidos sabe la diferencia. Que el bien finalmente gana. Pero tienes que luchar por eso.
Porque me decepcionas, Junior. Me decepcionas profundamente.
-Lo arruiné. ¿Qué arruiné?
-Lo arruinaste para nosotros.
-¿De qué estás hablando?
-Del nombre Bush. Sal de mi oficina. 200 años de trabajo. Para Jeb. Lárgate. Con este fiasco. Sal de mi vida. Y eso es lo que es. Un maldito fiasco. ¡Lárgate!
En la historia, todos estaremos muertos.
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