12.3.09
lo que no se puede ignorar
LLEGARON LOS TURISTAS
En las salas de cine arte porteñas se puede encontrar esta pequeña película alemana, del año 2007, que tiene un interesante planteo. “Llegaron los turistas” habla de aquellas pesadas herencias de la historia que se tratan de ignorar pero que están, ahí, siempre presentes. Como el viejito pesado, sobreviviente de Auschwitz, que se niega a jubilarse para no dejarnos esa confortable satisfacción de neutralidad con un pasado ominoso que no nos atrevemos a mirar a la cara.
Robert Thalheim (director y coguionista del filme) decide contarnos la historia de los campos de concentración desde afuera, casi en tono de comedia. El protagonista es Sven, un chico alemán cumpliendo el servicio civil y que es enviado a Polonia, a Auschwitz, a colaborar con el museo del lugar. Su trabajo será asistir a un octogenario viejito cascarrabias, Stanislaw, un polaco sobreviviente de los campos.
Lo interesante del planteo, es que Thalheim muestra las construcciones del campo de concentración de costado, un perfil que se levanta a lo lejos, a mitad de un camino sobre una colina, o una torre fraccionada asomada detrás de una callejuela. Sven y Ania (la polaca, guía turística, que intenta salir del lugar) transitan por los recovecos de Auschwitz, con la liviandad de dos turistas de vacaciones.
Toda la película es la descripción de las idas y vueltas de Sven, cumpliendo las órdenes de su servicio civil, mientras tanto de ganarse a la bonita guía turística que le tira onda.
Sin decirlo expresamente, Thalheim logra retratarnos como la presencia del campo es insoportable tanto para lugareños como para visitantes. Polacos y alemanes tratan de eludirlo, pero Auschwitz es una herencia demasiado pesada, aún para esa generación no directamente implicada en el cruel genocidio.
Conste que toda la comunidad repite el rito del recuerdo del genocidio, con la erección de monumentos conmemorativos, charlas con los sobrevivientes, aplausos, medallas e inclinaciones de cabeza sentidas. Pero cuando tienen que escuchar lo que el sobreviviente de Auschwitz tiene que decir, aplauden rápidamente para pasarlo de largo. “Pásenles ‘La lista de Schindler’. Los impacta más” dice Stanislaw, el protagonista, al darse cuenta que de tan repetido, su testimonio ha perdido eficacia y (como los monumentos, las torres, los alambres de púa), ha sido absorbido como otro elemento más del paisaje.
“Llegaron los turistas” es uno de esos filmes alemanes que empezaron (tantos años después) a examinar dónde estaban los abuelos de los actuales jóvenes alemanes cuándo la guerra. Es notable que tuvieran que pasar dos generaciones para poder preguntarse qué es lo que hicieron cuando Adolf Hitler asumió como Canciller. Más tarde que temprano, los protagonistas se enfrentan a esa disyuntiva. Será esta generación (no la de sus padres) que afronte el tema y se pregunte: ¿qué hicimos?
Sven y Ania son las proyecciones de esta interpretación. Y ante el tenor dramático de la empresa, algunos se pueden piantar como Ania u otros afrontar el pasado, como Sven, y sacar un ticket para el museo. Aunque ni Sven ni Ania (ni sus congéneres) tuvieron responsabilidad en el Holocausto, sí es su responsabilidad histórica conocerlo, examinarlo, juzgarlo y evitar que se repitan las condiciones que llevaron a Alemania a su hora más baja.
Discretamente, casi en tono de comedia ligera, “Llegaron los turistas” nos aporta esas ideas. Y ese es un logro del guión y película de Robert Thalheim.
Del elenco destacamos la frescura de Alexander Fehling como Sven, la cara de culo de Ryszard Ronczewski como Stanislaw y lo bien que está Barbara Wysocka como Ania. Un buen terceto para sostener la trama.
CONSEJO: esperar al DVD. Para amantes del cine arte.
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1 comentario:
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