don ramón de almagro, poeta del subte

Ésta es la historia de un personaje urbano, Don Ramón de Almagro, al que pueden encontrar cualquier día en el subte B, vendiéndoles sus poemas editados en un opúsculo de 12 páginas.

Don Ramón se promocionó, a viva voz, diciendo que no sabía si los suyos eran buenos poemas pero que, para su esposa, “eran los mejores del mundo”. Objetivo del poeta cumplido: lograr que una mujer esté (y siga estando) enamorado de uno.

En el citado opúsculo con una selección de sus poemas, don Ramón nos cuenta que durante muchos años fue almacenero, junto a su lectora número uno, doña Elsa. En abril de 1996, víctima de la marea menemista, debió cerrar el negocio y se quedó en la calle. Retomó su secundario, que terminó dos años después. Y en ese regreso a las aulas, don Ramón se reencontró con la poesía que terminó siendo, inesperadamente, su fuente de ingresos. En los vagones de los subtes, podemos encontrarlo ofreciendo, por $2, sus poemas.

Quien quiera saber más de los poemas de don Ramón, puede verlos en su sitio en Internet:

http://donramondealmagro.blogspot.com/

O comprar su libro, en la librería “El Aleph” de Avenida Rivadavia 3972.



Para cerrar el post, transcribimos algunos fragmentos de los poemas de don Ramón, al que saludamos desde esta vereda virtual y lo alentamos a seguir con su trabajo cotidiano de amasar la letra.

los recuerdos

Los recuerdos están siempre revoloteando alrededor nuestros…
¡Cuidado! Cada tanto tiran picotazos…

haikus

Es con los ojos,
no se da con los labios,
un primer beso.

El árbol llora,
cada vez que en sus ramas,
falta un gorjeo.

Sobre el estanque
con reflejos de luna,
bailan recuerdos.

tal vez un día alguien…

Tal vez un día alguien,
al recitar mis versos,
lo haga de la forma
que yo no me atreví.

Tal vez y en recompensa
se quede con los besos,
aquellos que he soñado,
Y no tuve de ti…

jazmines en Buenos Aires
(fragmento)

Con el aroma dulzón
se va apagando la tarde
y en cada mesa tendida
un vaso con flores blancas
nos dice que nadie olvida,
que hay un regalo en el aire,
que es noviembre y los jazmines
ya perfuman Buenos Aires.