15.2.10

¡cuánta mina que tengo!

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NINE
data: http://www.imdb.com/title/tt0875034/

Durante un célebre bloqueo creativo, Federico Fellini, con el desafio de una película por filmar y ninguna idea para llevarla a cabo, se encontraba en un callejón sin salida. Y cómo buen artista que era, no tuvo mejor idea que contar ese bloqueo, llevando a la pantalla sus fantasmas y obsesiones, principalmente, las mujeres de su vida, desde su madre, pasando por prostitutas, esposas, amantes y actrices fetiches. Esa solución fue “Ocho y medio” y algunos no dudan en señalarla como una de las grandes películas de la historia.

Llegué a “Ocho y medio” tarde, la vi una noche en “Europa, Europa” hace un par de años, y me pareció que (como gran parte del cine de Fellini) le había pasado el tiempo. Reconozco que Federico Fellini no está en mi puñado de directores admirados, tal vez por su predilección a la improvisación y a tener al guión como un mero punto de partida que va corrigiendo en el camino.

Le atribuyen a Orson Welles la declarción de “¡Fellini es un genio! Que no tiene nada que decirnos” y al propio Fellini de “No hay grandes películas, sino grandes escenas”. Aunque sean leyenda, esas afirmaciones describen bastante bien las características del director romano.

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Basándose en ese monumento histórico de “Ocho y medio”, con libro de Arthur Kopit y música y letra de Maury Yeston, se armó un musical para Broadway, “Nine”, cuya versión cinematográfica, dirigida por Rob Marshall, con un elenco de estrellas, llega a las pantallas locales.

Marshall quiere reeditar el éxito de “Chicago”, utilizando los mismos elementos: un elenco de actores no cantantes / no bailarines (con excepción de Fergie); edición frenética; iluminación y fotografía brillantes. Las canciones se intercalan como evocaciones de los personajes, al igual que en “Chicago”.

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Pero, a la inversa de “Chicago”, el filme funciona a medias: tiene algunos buenos momentos, algún número brillante y muchos baches. ¿Por qué? Podemos echarle la culpa al original que ya pecaba de una trama caótica. Pero hay algo más: Rob Marshall no cuenta con las brillantes letras y canciones del musical de Bob Fosse y Fred Ebb. Ése es el mayor pecado. Por más recursos que eche mano Marshall para salvar el musical, éste no cuenta con números que nos emocionen y lleguen al corazón.

Pese a esa falencia estructural, de “Nine” se pueden obtener algunos buenos momentos. En especial, los diálogos entre Daniel Day-Lewis y Judi Dench, mostrando la química que puede lograrse entre dos buenos actores. Es más, hasta Dench lleva adelante, con mucha desenvoltura, un número musical. La canción se llama “Folies Bergere” y el texto es de los más flojitos de la película:



La mejor interpretación del póker de mujeres, es Fergie (la cantante de Black Eyed Peas) componiendo a Saraghina, la prostituta italiana que alucionó la infancia de Guido, el director protagonista de la obra, alter ego de Federico Fellini. Para que no queden dudas, aquí está su parte, “Be italian”:



La foto del almanaque del camionero se la lleva Penélope Cruz que hace correr todos los ratones en su momento musical, “A call from Vatican”, lo único bueno que hace en el filme. Sus líneas balbuceadas en inglés autóctono sugieren una pregunta, más con tono de asombro que inquisitorial: ¿Nominación como Mejor Actriz de Reparto? ¡Hmmm! Ver a la Cruz revoleando la soga y doppo morire:



Desde el nivel de composición, otro número memorable está a hombros de Marion Cotillard, como Luisa, la esposa de Guido, alter ego de Giulietta Masina. En el siguiente tema, “Take it all”, Luisa rompe con Guido con un strip tease de fondo:



Ejemplo de las carencias poéticas del musical es el tramo con Kate Hudson, “Cinema italiano”, canción muy pero muy pava, pese a la onda que le pone la actriz:



Como una yapa, anexamos la última escena de la película, donde aparecen todas las estrellas del filme, entre ellas la eterna Sofía Loren. El resto de los musicales los pueden ver en el canal de la película en “You Tube” (http://www.youtube.com/user/movieNine#p/u/9/8pd8nGPl1qk):



Algunas líneas de “Nine” (más de una tomada del original), merecen examinarse con detenimiento. Son observaciones sobre el acto creativo, sobre ese acto de maldad que es filmar una película, sobre las musas (sobre todo las terrenas) que trae de bagaje a un cineasta latino y sobre las costumbres sociales de la Italia de los '60. Esa moral dual de esposa y amante, católico creyente y libertino, tierno y cruel, traza los rasgos de un personaje y una época. Justamente, más allá de gustos personales, ese collage nacido del no saber qué decir, ubica a Fellini y a “Ocho y medio” entre los grandes momentos del cine.

Si usted puede abstraerse de los peros y recoger las gemas dispersas en la trama, puede ser que disfrute a “Nine”. Eso sí, siempre fiel a la máxima felliniana: “Grandes escenas, no grandes películas”.

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