3.3.10
la tragedia de un buen hombre
UN HOMBRE SERIO
data: http://www.imdb.com/title/tt1019452/
Una última escena: colegiales esperando que un portero gagá encuentre la llave para abrir el sótano y refugiarse del inminente tornado que ya se acerca cubriendo de negros nubarrones el horizonte. Danny (el hijo del protagonista) va a decirle algo a un compañero, pero se calla. Queda en silencio, mirando el tornado inexorable. Suena “Somebody to love” de Jefferson Airplane, leitmotiv musical. Títulos.
Es el final de una comedia absurda, delirante, con ese humor corrosivo e irónico marca registrada de los hermanos Coen. Uno tiene la tentación de caer en la teoría del final abierto, de la trama graciosa sin sentido, de los juegos de “mirá que vivos que somos” de los guionistas directores.
Pero quien ha seguido de cerca, ese derrotero de complicaciones que es la descripción de la vida de Larry Gopnik, siente que en esa escena hay algo más que un final abierto. En una trama absurda, en la que un personaje asiste al sistemático derrumbe de su vida, buscando en vano una respuesta de Dios, esa escena augura que lo peor está por llegar. Y es en ese momento, cuando los personajes están más solos que nunca frente al Universo, cuando más sienten la ausencia divina, en el clímax de la confusión, en ese preciso momento, Dios está más presente que nunca.
Paradójico final para una trama en la que un personaje correcto, un Job de los '60, al que la vida se le derrumba como un castillo de naipes, deambula de rabino a rabino pidiendo un sentido, un significado, a lo que Dios le está enviando. Y la moraleja es que puede ser que Él esté, pero no entendemos absolutamente nada de lo que nos está diciendo, si es que está diciendo algo.
Es el final lo que eleva a “Un hombre serio” a un nivel superior a la comedia. Hasta ahí, nos reímos con la seguidilla de cagadores que le arruinan la vida a Gopnik sin mosquearse y endosándole la culpa del hecho. Pero los Coen elevan la historia, al mostrar la satisfacción de Gopnik y su esposa cuando su hijo Dany ingresa a la mayoría de edad con su Bar Mitzvah. Cuando tiende el puente hacia el futuro, las cataratas de problemas pierden dimensión. Gopnik es el eslabón de una tradición que viene desde lejos y ahora, en este momento, puede darse por satisfecho de haber añadido otro eslabón más: su hijo se integra a la comunidad judía; ha dejado una huella en el mundo. En ese momento, la primera escena del filme, aparentemente absurda y sin ninguna funcionalidad, empieza a tomar sentido. Gopnik es parte de algo más grande y trascendente.
“Un hombre serio” está plagada de buenas escenas. Nos quedamos con la charla de Dany con el rabino Marshak, las conversaciones con el amante de la esposa, la escena final del tornado, la historia del goy que tiene una inscripción en hebreo tallada en los dientes, la charla con el rabino de la metáfora del estacionamiento. El personaje: el hermano de Gopnik, que se eterniza horas en el baño, drenándose el quiste sebáceo que tiene en el cuero cabelludo.
Agenden: es una de las grandes películas en la filmografía con altibajos de los Coen. Mañana, una pila de las mejores frases del filme que, por supuesto, recomendamos con muchas ganas.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario