1.1.11
frases de “You will meet a tall dark stranger”
Shakespeare dijo que la vida estaba llena de ruido y furia y al final no significaba nada.
Mi marido me dejó por una sola razón: fui demasiado sincera con él. Me negué a permitir que se engañara.
Vean al ex marido de Helena, Alfie Shepridge. Se despertó en plena noche, se imaginó la eternidad, se quedó allí, cubierto de sudor y ya no pudo volver a dormir.
Ya me ves muerto y enterrado. Pero hay longevidad en mis genes. Y eso es lo que cuenta. Los genes.
Pobre Helena, no comprendía que la verdad no es belleza, como dijo el poeta, sino todo lo contrario.
Mi hija se equivocó en su matrimonio. Una educación desperdiciada.
El día en que me gradué en la facultad de medicina, fue el día en que supe que jamás me dedicaría a la medicina. Tenía muy claro que iba a escribir y triunfaría como escritor. Esas cosas se notan, ya sabes.
La primera novela de Strangler era mejor que la cuarta de Roy. Y se desanimó.
-Dale medicina, no ilusiones.
-No si la ilusión funciona mejor que la medicina.
Vengo de una sesión con Cristal. Esa mujer es asombrosa.
-Ya sé que tú tienes una formación fría y científica, Roy.
-Sí, a mí no me va el abracadabra.
-¿Mi futuro está tan vacío como parece?
-Oye, es el momento crucial. Tienes varios caminos para elegir... Asegúrate de tomar el correcto.
-¿Cuánto te cobra por ese mensaje de esperanza?
-No es esperanza, es certeza. Cristal lo predice.
-Le dice todo lo que quiere oír y se lleva el dinero.
-Tú te llevas mi dinero y no me dices lo que quiero oír.
Sus planes son ser mi mujer, la Sra. de Alfie Shepridge. Y la madre de mi hijo varón. Algún día le enseñaré a jugar al fútbol.
Lo que pasó es que mi mujer, Helena se dejó envejecer y yo no estaba preparado para aceptar esa tontería. Eres tan joven como te sientes.
¿Actriz? ¡Un cuerno! Sólo actúa cuando finge un orgasmo.
Sólo digo que hay esperanzas de que Roy escriba otro libro... pero en una encarnación futura.
-No me apetece ver más teatro aburrido.
-Ésta será genial. Vamos.
-Eso dijiste de la del viernes y era tan aburrido. Es verdad. Ni siquiera daba miedo.
-Los espectros eran sólo simbólicos. Ibsen no quería que fuera una obra de miedo.
-¿Estás quebrado?
-He intentado explicarte que ahora no me sobra el efectivo.
Quizá no sea el hombre soñado, pero es mi hombre soñado.
Nosotros éramos compañeros, amigos, desde luego. Colegas. Y ahora somos competidores. Ya ves lo irónica y bonita que es la vida...
Tengo tanto miedo a quedarme solo. Perdona, pero... Y entonces vi escaparse mi vida y... sentí pánico.
-Pregúntaselo, Jonathan.
-Espera. Claire... siempre te he sido fiel. Te quiero.
-Pregúntale sobre nosotros.
-No quiero alterarla.
-Dijiste que necesitabas su permiso. ¡Pregúntaselo!
Por favor. Me resulta muy difícil. Aún quiero a esa mujer.
-¿Un hijo? ¿Vas a tener un hijo?
-Un bebé.
-¿Y cómo sé que es mío? ¿Cómo sé que es mío?
-Porque yo... ¡Porque yo te lo digo!
-Me ha dejado por otra mujer.
-No.
-Una fallecida. Son una competencia mortal. Y no busco el chiste.
Otra vida. Tengo que despojarme de la anterior e intentarlo otra vez.
-¡Mamá, yo contaba con ese dinero!
-Quizá algún día, pero no con los planetas en esa conjunción.
Acabamos el cuento de ruido y furia que no significa nada. Y uno se pregunta, viendo tanto dolor e incertidumbre en la vida, ¿cómo conseguimos salir adelante?
Bueno, como Sally le dijo a Roy, a veces las ilusiones funcionan mejor que la medicina.
-A veces, mi intuición me dice que podías haber vivido antes como Cleopatra o Juana de Arco.
-Cristal Delgiorno confirmó que ya he vivido antes... Y siempre me he sentido atraída por lo francés. Así que me inclino a pensar que tengas razón en Juana de Arco. A veces tengo recuerdos de mis vidas pasadas. ¿Y tú?
-También. Sí... en Francia.
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