Rubiecita, jeans entallado, remerita rosa con mochila al tono. En el borde del andén de la estación Florida del subte B, saca un mapa y se pone a examinar la red de subterráneos mientras espera el próximo tren. La flaquita mira los carteles, mira el mapa, se nota que está en terreno desconocido.
Se nota que es turista, no es de acá. Turista latinoamericana. Apostaría que es de Perú.
El flaquito, mochila, pelo largo, cara de guitarrero por una moneda en el subte, se acerca y la mira. La chica guarda el mapa.
El flaco arma una florcita con un papel que sacó del bolsillo y se la regala. Ella le sonríe.
Y el flaco se pone a hablar. “¿Sos de acá? ¿De dónde?” pregunta.
Llega el tren, suben juntos.
“¡Ah! Sí, conozco… habré ido como hace cuatro o cinco años… ¡Cómo debe estar de cambiada en estos años!” (Presentimos que lo más cerca que estuvo de la ciudad natal de la chica es en este momento, cuando le roza el codo).
Me bajé en Uruguay. Seguían charlando, apuesto que siguieron hasta Lacroze por lo menos.
18.10.11
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