22.12.11
el sentido del juego
EL JUEGO DE LA FORTUNA
data: http://www.imdb.com/title/tt1210166
Jugamos porque está en nuestros genes. Jugamos porque sentimos que el juego (cualquier juego) es la metáfora de un Único Juego que se viene desarrollando desde el día que nacimos. Jugamos porque, a excepción de ese otro juego, éstos están abiertos a la repetición, de tal modo que podemos osar intentar lo que sabemos vedado en el juego primordial: romper las reglas, intentar lo imposible. “El juego de la fortuna” es, en una primera visión descuidada, una película de béisbol. Pero es más que eso. Es la épica de un hombre que intenta reescribir las reglas. Y ese tema excede, con mucho, el marco deportivo.
“El juego de la fortuna” está basada en la verdadera historia de Billy Beane, el manager de los Oaklands Athletics, un modesto equipo de béisbol con presupuesto mínimo que ha llegado a las finales. La película empieza minutos después de que los Oaklands perdieran la final del 2001. Beane sabe que se le van los mejores jugadores de la temporada y que, con el presupuesto que tiene el club, no hay posibilidades de reemplazo. Arañó la gloria pero sabe que ése será un hecho aislado en la historia del juego.
León enfurecido, Beane ve a sus colaboradores (la banca de dinosaurios de los Athletics) presos del ejercicio masturbatorio de la ilusión. Oakland no puede reemplazar a los jugadores idos por dos razones: a) no existen mejores; b) no tienen plata para traerlos aunque los hubiera. Entonces, ¿por qué pretender que es racional seguir el manual cuando no se cuentan con los elementos necesarios? La desesperación obliga a Beane a romper las reglas si quiere persistir. No vale adaptarse porque, en estas circunstancias, adaptarse es morir.
Beane tiene una necesidad pero la herramienta, la idea del camino alternativo, lo encarna Peter Brand (alter ego de Paul DePodesta quien no aceptó que usaran su nombre en la película, en desacuerdo con el desarrollo del personaje). Brand es un economista de Yale quien, con estimaciones estadísticas, pretende formar el mejor equipo, con un presupuesto dado, combinando lo mejor de los jugadores del montón. Brand busca un Frankestein colosal mezcla de las mejores habilidades de cada jugador. En promedio, alcanzarán lo que uno solo logra. Eso sí, con un presupuesto significativamente menor.
Beane ve la punta para pelear arriba con nada. Y se prende al método de Brand testeándolo en su propio pasado de jugador. Jugador fracasado que no aceptó una beca en Stanford para jugar al béisbol con los Mets. En la recta final de su vida, Beane mira para atrás y sabe dónde estuvo el error, en qué curva mordió la banquina. Y piensa dónde estaría ahora si su método (el método científico que ignora la “sabiduría” de la experiencia empírica) hubiera juzgado su elección juvenil.
Esa obsesión de Beane de cambiar las reglas, es la necesidad dramática del personaje. Un ansia de revancha, de redefinir el Universo, que llega a épico cuando, cerca del final, logrado el objetivo, persiste sin entender que ya lo ha logrado. El béisbol no será lo mismo después de esa temporada de Oakland. Hay lugar para los equipos chicos en las Grandes Ligas, si saben pensar.
El guión de Steven Zaillian, Stan Chervin y Aaron Sorkin (“Red social”) sobre el libro de Michael Lewis, es uno de los mejores de este año. Brad Pitt y Jonah Hill (“Cyrus”) son los pilares de toda la tensión subterránea que transmite el guión. Por momentos, el rol de Brad Pitt me trae reminiscencias de la estampa de Robert Redford, en esos papeles de héroe de perfil bajo que emprende una batalla épica en una procesión que va por dentro. Todo lo que se juega bajo la superficie (desde ya lo que menos importa es el campeonato) está sutilmente expuesto en la composición de Pitt y su reflejo Hill. Ellos dan el plus de calidad a un guión muy bueno.
Escenas destacadas: la discusión de Beane con sus ayudantes al buscar reemplazantes para el primera base que emigró a otro club; la escena final del video del jugador; los primeros encuentros entre Beane y Brend; el homerun de los 20 juegos seguidos; la charla de Beane con el manager de los Medias Rojas.
Mañana, las mejores frases.
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