28.11.12

+ Pettoruti

Se habló de Van Goght, de su técnica descriptiva; opiné lo que sigo opinando, que fue un gran error de su parte querer aplicar la técnica del Oriente al Occidente ¡tan luego siendo holandés y teniendo un Rembrandt a su lado! Para mí, como pintor, hubiera llegado más lejos respondiendo al llamado de su raza y de su tradición; temo que de ese maridaje contra natura haya nacido la alucinación que lo llevó prematuramente a la tumba. Si su pintura se salva, se debe a su genialidad; pero no dejó enseñanza ni sucesores; apenas los imitadores de siempre, que no fueron lejos.

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Visitamos en la región algunos estudios cinematográficos; el de Walt Disney, quien nos dejó una tarjeta lamentando no poder recibirnos por tener que ausentarse a Nueva York; los de Century Fox, Metro Goldwin Mayer, donde conocimos a varios artistas entonces famosos, como Gary Cooper; asimismo me relacioné con la galería Datzell Hatfield, de Los Angeles, donde se llevaron a cabo dos exposiciones mías. Durante la segunda nos hallábamos allí a mediodía cuando tuvimos la gran sorpresa de ver aparecer a Greta Garbo. Si cito el detalle es porque la “divina” se dejaba ver muy raramente y no son, pues, muchas las personas que la conocieron; en aquella ocasión la acompañaba un apuesto cuarentón de quien nos dijo que era su médico.

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La noche de mi llegada (…), llamó a la Embajada, a eso de las veinte horas, mi colega Diego Rivera, quien deseaba saludarme. Previo consentimiento del amigo Candiotti, lo invité a cenar en la Embajada; no aceptó, pero en cambio propuso venir después de la cena a tomar un café. Fue un gran gusto encontrarme con este gigantón panzudo, quien me abrió cordialmente los brazos; se charló hasta la madrugada y me sería difícil reconstituir las simpáticas mentiras que nos fue contando, dichas con una naturalidad y un buen humor realmente incomparables; entre ellas, la de que nunca conoció a León Trotsky. Cuando le repliqué que fue él quien lo hizo entrar a Méjico, me respondió que eran puras invenciones de los diarios.

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La dictadura (peronista) no solamente privó al país de sus libertades, sino que depravó la moral de mucha de su gente. Se veía a simple vista la merma de la dignidad y aumento de la cobardía. Tal escultor, para conservar su puesto dobló tanto la espina dorsal que terminó por dejar visible a sus espaldas una urgencia sin protección, donde las nuevas autoridades fueron probando a placer las puntas de las botas; cual pintor de proclamado izquierdismo se precipitó a la Policía a declarar que no era afilado al P.C.

“Un pintor ante el espejo”
EMILIO PETTORUTI

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