8.2.14

voces que vienen del pasado (II)

Completamos acá, el post iniciado el pasado fin de semana, otro puñado de notables músicos internacionales citados por Luis Gregorich en su nota en “La Nación” de fines de enero.

Atilio Reynoso - un triunfo
(Argentina, 1939)
Nos descubrimos respetuosamente ante este compatriota, que ha investigado con lucidez el folklore pampeano y lo ha cantado con austero y convincente estilo. Los discos de cantares criollos tradicionales que grabó para Melopea y con el infatigable Iván Cosentino son antológicos. La suma de cielitos, triunfos, tristes y milongas nos representa cabalmente.


Fabrizio de André - la guerra di piero
(Italia, 1940-1999)
Cantante, poeta, músico, traductor y, en resumen, uno de los más brillantes cantautores europeos, "Faber" (así se lo apodó) nos incita a calificarlo como el Bob Dylan italiano, pero ni aun así lo describimos. Era genovés nativo, aunque trabajó durante años con el folklore sardo. Tradujo a Brassens, adaptó viejas baladas inglesas y hasta usó la música de Telemann.


Cesária Évora - sodade
(Cabo Verde, 1941-2011)
Magistral intérprete de la tradición musical afroportuguesa, en especial de la "morna", un género de canción emparentado con el fado. Ganó la admiración internacional sólo después de los 50 años, tras una dura vida como cantante en modestos bares. Álbumes como Miss Perfumado y Sodade nos traen una voz singular, mezcla fascinante de dulzura y dolor.


Luis Cardei - temblando
(Argentina, 1944-2000)
Dentro de las voces del tango, la personalidad y el tono propio más destacados del último cuarto de siglo. Sus problemas crónicos de salud hicieron más ardua su carrera profesional. Se caracterizó por una forma de cantar y decir intimista, si bien de fuerte expresividad. Su tango emblemático, que resume su estilo, es "Como dos extraños".


Joaquín Díaz - romance de la ausencia
(España, 1947)
Cantante, etnógrafo e investigador del patrimonio tradicional español, que ha rescatado y grabado una multitud de viejos romances, sobre todo castellanos y leoneses. También frecuentó el romancero sefaradí. Es el impulsor de la Fundación Joaquín Díaz, que posee en Urueña (Valladolid) un museo de la voz y la tradición que merece ser visitado.


Luzmila Carpio - arawi
(Bolivia, 1950)
Incomunicados culturalmente con nuestros vecinos de América latina, no son muchos los argentinos que conocen a esta excepcional cantante y folklorista, perteneciente a la comunidad quechua de Potosí. Escucharla cantar las tonadas quechuas y las marchas aymaras es una experiencia musical de primer orden. Ha sido embajadora en Francia de Evo Morales.

“Voces para descubrir o reencontrar”
LUIS GREGORICH
(la nación, 25.01.14)

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