18.12.15

la otra lovelace

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Augusta Ada Byron, después condesa de Lovelace (Londres, 10 de diciembre de 1815 – Londres, 27 de noviembre de 1852), fue también la niña de la que (Lord) Byron se separó cuando ella solo contaba un mes de vida, para jamás volver a verla. Este alejamiento fue en realidad una decisión de la madre de Ada y esposa del poeta, Annabella, cuya estricta moral religiosa chocaba con los escándalos de un hombre a quien se le atribuía una relación incestuosa con su hermanastra de la que nació una niña. Tras la ruptura con su esposa, Byron marchó a Grecia, donde fallecería cuando Ada tenía ocho años.

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Annabella apenas cuidaba de Ada; pero al menos, y buscando alejarla de los delirios de su padre, le legó una educación en matemáticas que la conduciría a los logros por los que sería finalmente recordada.

Ada fue una niña de salud débil y de mente brillante. Con solo 12 años decidió dedicarse a estudiar científicamente la posibilidad de volar. Pero sin duda el argumento clave de su vida llegaría cuando en 1833 su tutora, la polímata Mary Somerville, le presentó al matemático Charles Babbage, a menudo considerado el padre de la computación. Babbage estaba inmerso en la construcción de un prototipo para un aparato llamado Máquina Diferencial, una calculadora mecánica para elaborar tablas de polinomios. Sin embargo, el matemático acariciaba un proyecto aún más ambicioso, la Máquina Analítica, un artefacto de uso más general, programable y dotado de memoria; una verdadera computadora en el siglo XIX.

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Babbage quedó impresionado por la inteligencia matemática de la joven a la que llamaba “la encantadora de números”. Esta relación sería el origen de los logros más memorables de Ada Lovelace; pero también de una confusión que ha perdurado hasta hoy, atribuyéndole un trabajo que, en realidad, no fue suyo.

Esta es la historia. En 1840, Babbage viajó a Italia para explicar el concepto de su Máquina Analítica en la Universidad de Turín. Entre la audiencia se encontraba el militar y matemático Luigi Menabrea, que posteriormente publicaría sus notas de la conferencia en francés. Ada se encargó de traducir el escrito de Menabrea al inglés, y al hacerlo añadió un apéndice más extenso que el propio artículo, formado por siete notas etiquetadas alfabéticamente de la A a la G.

En esta última, Ada escribió: “Terminamos estas notas siguiendo en detalle los pasos a través de los cuales la máquina podría computar los Números de Bernoulli, siendo este (en la forma en que lo deduciremos) un ejemplo bastante complicado de su poder”. Este algoritmo para calcular los números de Bernoulli, una serie de fracciones con distintas aplicaciones en matemáticas, ha sido considerado por muchos el primer programa informático de la historia.


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En consecuencia, muchas semblanzas de la figura de Ada Lovelace la celebran como la primera programadora informática de la historia. Solo que, en realidad, el programa no fue obra suya.

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Pero hoy ya parece claro que fue Babbage, y no Lovelace, el primer programador. El historiador de la computación Doron Swade, prominente experto mundial en el trabajo de Babbage, zanja la polémica con nuevos datos (…): “Confirmo que las pruebas documentales claramente muestran que Babbage escribió programas para su Máquina Analítica en 1836-7, es decir, 6-7 años antes de la publicación del artículo de Lovelace en 1843”. “Hay unos 24 programas tales y tienen características idénticas al famoso programa de Lovelace”.

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Sin embargo, Swade subraya que todo esto no menoscaba en absoluto la figura de Lovelace ni el valor de su contribución. De hecho, según el historiador, “la obsesión con el programa de Bernoulli de quienes han tratado de promocionarla ha oscurecido la contribución mucho más significativa que hizo”. ¿Y cuál fue? En palabras de Swade, “una comprensión original de dónde residían el poder y el potencial de las computadoras”.

Según expone (…) la biógrafa de Lovelace Betty Alexandra Toole (…), ella “vio lo que Babbage no veía, que la máquina podía funcionar con otras cosas además de números; por ejemplo, símbolos”. Para Swade, Lovelace fue una “notable visionaria” que “vio el alcance de las computadoras extendiéndose más allá de las matemáticas, a la vida y la ciencia”. Woolley recuerda el hecho de que Lovelace se fijara en cómo el sistema de tarjetas perforadas de la máquina de Babbage era similar al de los telares complejos de la época. “Cuando observó que la Máquina Analítica teje patrones algebraicos justo como el telar de Jacquard teje flores y hojas, mostró lo que la imaginación podía revelar y que las matemáticas por sí solas no podían”.

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…su muerte prematura a los 36 años a causa de un cáncer uterino rubricó su vida con una última paradoja: su voluntad de ser enterrada junto a su padre, al que nunca llegó a conocer.

JAVIER YANES
“Ada Lovelace: original y visionaria, pero no programadora”
(open mind, 09.12.15)

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