3.2.17

la historia siempre gana


TALENTOS OCULTOS
data: http://www.imdb.com/title/tt4846340

“Talentos ocultos” está contada sin sutileza. Podríamos decir hasta de un modo ciertamente tosco. Pero pasa con ella, lo que pasa con las películas que cuentan una gran historia. La historia es tan grande, tan potente, que sobresale por las costuras burdas del guión de Allison Schroeder y Theodore Melfi, el director. Taraji P. Henson, Octavia Spencer y Janelle Monáe interpretan a sus protagonistas heroicas sin ninguna dimensión, del mismo modo elemental cómo se desarrolla el guión. Sin embargo, hay alguien como Kevin Costner para mostrar el camino. Una sola mirada de Costner, un parlamento y la película brilla. Todas las piezas están ahí para contar algo memorable. Pero se quedó en algo sencillo, eficaz pero no eficiente. No obstante, vale verla y analizarla por lo que cuenta y por lo que significó en términos históricos.

“Talentos ocultos” cuenta la historia de tres mujeres afroamericanas que trabajaron para la NASA en los momentos iniciales de la carrera espacial. Katherine G. Johnson calculó las trayectorias de las naves de las misiones Apollo y Mercury; Dorothy Vaughan fue la primera supervisora afroamericana de la NASA; Mary Jackson, en tanto, fue la primera ingeniera afroestadounidense de la NASA. Para llegar a esos escalones, a ese reconocimiento, las científicas debieron superar una doble traba, cimas desafiantes para cualquier persona en los '60: ser mujer; ser negra.



En plena lucha de los derechos civiles en Estados Unidos, las tres mujeres protagonizan tres modos de luchar contra el prejuicio: una lo enfrenta con prepotencia de trabajo, esperando que la constancia le dé el puesto de supervisora que le niegan por el color de su piel; otra apela a la justicia para que la dejen estudiar; la otra gana por su talento y su temperamento. En épocas de movilizaciones y confrontación, las protagonistas de esta historia logran su lugar por perseverancia.

El filme sucede en un tiempo especial en Estados Unidos y el mundo. La Guerra Fría, el gobierno de Kennedy, los '60, cuando todo es posible, cuando los sueños pueden ser cumplidos, tanto para un negro como para una mujer. El futuro prometía y la humanidad estiraba los límites. ¿Cómo no soñar en ser juzgados por el carácter y no por el color de la piel, cuando se estaba esforzando toda una nación en llevar a un hombre a la Luna? ¿Cómo no creer que todo podía ser posible?



En el nuevo milenio, cuando recorrimos el camino, cuando al primer Presidente afroamericano de Estados Unidos le siguió un racista y misógino en el cargo, la historia de “Talentos ocultos” tiene una lectura de la actualidad. Nos recuerda que los espacios no se ganan ligeramente sino con esfuerzo; que la inteligencia, el estudio, la dedicació se impone. Y que hubo algo que perdió el mundo (no sólo Estados Unidos) en estos años: la fe en la razón y la confianza en el futuro.

Esas reflexiones dan vueltas atoradas por un guión convencional y actuaciones discretas. Pero están en la raíz de la presencia de Kevin Costner quién nos recuerda a esos grandes actores que encarnaron el héroe común norteamericano, el ciudadano medio que se para ante la multitud para indicar lo que es justo y lo que no. Cuando Al Harrison agarra un martillo y derriba el cartel que señala el baño exclusivo para personas de color, la presencia de Costner en su mirada desesperada, en su enojo ahogado, nos recuerda a esos arquetipos americanos al estilo de un Tom Hanks o un Jimmy Stewart. La decencia de lo debido, el valor de estar haciendo lo correcto, señalando el camino a los otros que están conformes con continuar repitiendo lo establecido.



El personaje de Costner juzga las taras de la sociedad y señala el futuro. Si quieren ganarle a los rusos, deben poner a sus mejores mentes a trabajar, debe abrirles el camino a los mejores. Porque el mundo que sale del prejuicio es un mundo menor, un mundo subóptimo. Para soñar con rozar la Luna, hay que romper con la Tierra conocida.

Con sus fallas, “Talentos ocultos” es una película para no dejar pasar de largo.

Mañana, las mejores frases.

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