10.8.17

el playlist de tu carrera criminal


BABY DRIVER: EL APRENDIZ DEL CRIMEN
data: http://www.imdb.com/title/tt3890160

Para “Baby Driver”, su director y guionista, Edgar Wright, se basó en una idea: que el espectador escuche la música que en su reproductor de música escucha el protagonista. Y que la acción se sincronice con la banda de sonido. Para eso se vale de un protagonista con una característica peculiar: un accidente automovilístico que sufrió de chico, lo dejó con un zumbido de por vida, que amortigua escuchando música todo el tiempo. Y así como tiene música para caminar por la ciudad o ir a comprar café, tiene la banda sonora para manejar el coche en el que se escapan los ladrones de banco con los que está asociados.

¿Por qué “Baby Driver” llama la atención? ¿Por qué la crítica no dudó en señalarla como uno de los mejores estrenos del año? ¿Por qué deslumbró la primera escena, una persecución al ritmo de “Bellbottoms” ? Mirándolo bien, no es que el argumento de “Baby Driver” sea un dechado de originalidad ni que reflexione sobre los grandes temas de la Humanidad.

Entonces… ¿qué?



Si me apuran, me arriesgaría a señalar que “Baby Driver” tiene un espíritu lúdico que no es común en el cine de estos tiempos. Hasta no hace mucho tiempo, veíamos películas que no tenían pretensiones más que la de hacernos pasar un buen rato. Hoy abundan los borrachos de importancia (carne de festival, por otra parte) o los laburantes (sin imaginación) de la industria. Y se ha hecho un cine más solemne, menos alegre. Que “Baby Driver” nos haya llamado la atención, habla más del cine actual que de los méritos (que los tiene) de esta película.

Baby es el nombre del protagonista, el mejor tipo que podés tener para manejar el coche que te está esperando para escapar después de robar un banco. Todo lo hace a un ritmo veloz, buscando lugares imposibles de hallar a alta velocidad, al ritmo de la música que escucha en su iPod. Baby no es un delincuente por vocación: está pagando una deuda; un par de trabajos más y estará libre de su carga.



Pero a Baby se le pondrán complicadas las cosas cuando su acreedor, Doc, el organizador de los asaltos (un Kevin Spacey en piloto automático) se niegue a liberar a su “amuleto de la suerte”.

En el medio, Debora, una bonita camarera de un bar al paso, que será la promesa de una vida distinta para Baby. Y un grupo de delincuentes sui generis: una pareja que van a robar juntos (babita a la derecha para Eiza González; él no es otro que Jon Hamm, el “Mad Men”); un verborrágico asesino desbordado (Jamie Foxx, sublime). Los caminos de todos se cruzan y Baby deberá, como lo hace al frente del volante, hacer malabares para salvar a quienes ama.



Hay varios puntos fuertes en “Baby Driver”: uno es la comentada banda de sonido. Es clave. La idea de la película es esa: que escuchemos lo que el protagonista escucha. Y a partir de allí estructurar las escenas de persecución. La otra pata de la película, es la edición. Y si todo eso funciona (y funciona bien) es porque tiene un elenco con gran química, que engrana todas las piezas. Lily James, específicamente, sobresale de la pantalla. Parada con su uniforme de camarera, mirando a cámara, encandila al espectador como lo hizo con Baby.

En suma: una película para disfrutar. Una película juguetona y festiva. Una película que tiene el fin de entretener y contar bien una historia. Lo que antes era la norma, ahora parece que es la excepción. Por eso sobresale.

Mañana, las mejores frases.

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