5.9.17

cuadrar la piedra

Si la arquitectura es la herramienta de los planes de Dios, el templo es el reflejo de su obra que -con sus piedras, sus elevadas columnas, sus vitrales, su mobiliario litúrgico y sus imágenes y ornamentos- permite al masón que lo construye, tanto como al hombre piadoso que eleva su plegaria desde su interior, captar la armonía universal que reina en él. Para Honorio, las piedras trabajadas y pulidas, colocadas en el templo, son las almas perfectas, a las que define homines quadrati. Son los hermanos, a los que Beda señala como “grandes y preciosas piedras”.

(…)

Cuadrar la piedra. He aquí magistralmente resumido todo el simbolismo del grado de aprendiz.

EDUARDO R. CALLAEY
“La masonería y sus origenes cristianos”

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