La palabra es serendipity –su correspondencia y/o neologismo en castellano es serendipia- y se la utiliza todas y cada una de las veces que se necesita explicar y definir “el regalo de encontrar cosas valiosas o agradables no buscadas”, o bien (definición del diccionario inglés; la palabra no figura aún en el Diccionario de la Lengua Española, responsabilidad de la Real Academia Española) “la facultad de hacer descubrimientos afortunados e inesperados por accidente”.
La palabra en cuestión fue inventada por el escritor de novelas góticas Horace Walpole y aparece por primera vez en una carta a su amigo Horace Mann en 1754. Walpole –autor de la célebre novela gótica The Castle of Otranto, además de compulsivo camarada epistolar de todo aquel que se le pusiera a tiro y pluma- hace alusión a un cuento de hadas que lo ha impresionado muy gratamente y que se titula “Los tres príncipes de Serendip”. En ese relato se cuentan las aventuras de tres nobles que –escribe Walpole- están siempre haciendo descubrimientos, por accidente y sagacidad, de cosas que jamás se habían planteado encontrar”.
“El Caso Ed Wood” (o Apuntes y Notas al Pie para una Teoría de la Serendipia Artificial y de la Vanguardia Silvestre) de Rodrigo Fresán
(página 12, suplemento radar, 14.12.03)
27.12.03
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