18.7.05

cantando bajo la lluvia (I)

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Mayo de 1950. Época de cazas de brujas en los Estados Unidos de la Guerra Fría. El nefasto senador Joseph McCarthy y la Comisión de Actividades Antiamericanas estaban en la cresta de la ola, arruinando la vida de actores, directores y escritores de Hollywood acusados de comunistas. Algunos (como Gary Cooper, Walt Disney o Ronald Reagan) colaboraron de buena ganas con la Comisión; otros se quebraron públicamente ante la fuerte presión, como el paradigmático caso de Elia Kazan quien terminó denunciando a otros compañeros; los hubo quienes se negaron a declarar y perdieron su trabajo; otros prefirieron el exilio (o el suicidio, esa otra especie de exilio, como John Garfield).

Esos vientos soplaban en Hollywood, cuando los guionistas Betty Condem y Adolph Green asistieron a una reunión de trabajo con Arthur Freed, jefe de producción del departamento de comedias musicales, el genio de la MGM, responsable de títulos como "Un día en Nueva York", "Un americano en París", "Melodías de Broadway", entre otras películas que le cambiaron la cara al género. El motivo de la reunión: desarrollar una nueva película. No había nada escrito, casi ninguna idea, apenas un puñado de canciones clásicas que el mismo Freed había compuesto con Harb Nacio Brown veinte años antes. Una buena oportunidad de refrescar clásicos con gran llegada a la gente.

Como la mayoría de los temas pertenecían a la época del inicio del cine sonoro, a Condem y Green se les ocurrió que la nueva película transcurriera en esos tiempos. Charlando con los viejos técnicos del estudio se desparramaron cientos de anécdotas graciosas, con los inconvenientes que acarreó la nueva tecnología. Douglas Shearer, el primer técnico de sonido de la Metro, recordó los problemas que traían los micrófonos escondidos en apliques florales, sobre el pecho de las actrices, que registraban los latidos del corazón o la falta de sincronía entre el sonido y la imagen que lograba, por momentos, que los actores hablaran con voz aflautada y las divas con un grueso vozarrón.

Betty Condem y Adolph Green habían dado con un filón. La película se escribía sola. Lo único que faltaba era ponerle un título. Tomaron el nombre de uno de los temas, estrenado en 1927, en el musical “Hollywood Music Box Revue” que ya había sido usado en tres películas antes de ser el emblema del nuevo musical: “Cantando bajo la lluvia”.

(continuará)