31.12.05

chau 2005!

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Último post para el 2005, el año en que “Libreta Chatarra” tomó la posta de “Super Chatarra Special” en el ciberespacio. Tiempo de balances, internos y externos. De puertas adentro, más que satisfactorio este experimento del weblog. Las estadísticas nos señalan que casi hemos triplicado el número de visitantes semanales, que nos han llegado visitas de los lugares más distantes del mundo y que casi un centenar de seguidores se han suscripto al Grupo Yahoo! de “Super Chatarra” para recibir, cada lunes, los posts de la semana en sus casillas de correos. Desde ese punto de vista, el salto al weblog ha sido exitoso y se va acercando a lo que queríamos hacer cuando intentamos este cambio de formato. Para el próximo año, habrá que proponerse intentar más, buscarle más vueltas a nuestra propuesta. Pero vale agradecer que hayan estado ahí, fielmente, día a día, semana a semana.

A partir de mañana, durante toda la semana siguiente, publicaremos el ranking cinematográfico 2005, que veníamos haciendo en “Super Chatarra Special” los últimos años. Cada día, una categoría especial (las mejores y peores películas, las mejores escenas, frases, personajes, actuaciones y el tradicional Baba Memorial).

También había sido una tradición del Chatarra, algún editorial político sobre el año cerrado. El último año postulamos la inutilidad de todo análisis político y parece ser que lo transcurrido en este año, ratifica esa sensación. Tanto interna como externamente, la norma es la mediocridad de las dirigencias políticas, la conformación de una estructura mafiosa que se esmera en escamotear mecanismos de participación a la sociedad.

2005 puede ser citado como el año de las catástrofes. Y más allá de su imprevisible componente aleatorio, quedó en evidencia las deficiencias de los aparatos estatales para afrontar las tragedias. Comprendimos lo que significa el estado mínimo propuesto por los fundamentalistas neoliberales. Inevitablemente, cuando veíamos las imágenes de una Nueva Orleáns inundada y abandonada a su suerte, nos preguntamos cuánto del dinero quemado, día a día en la ocupación militar en Irak, representaba el mantenimiento de los diques de la ciudad. Hay otras prioridades y ninguna incluye a la gente.

Este fue otro año de muertes inútiles. Otro año en que asistimos al concurso de las excusas, más que el de las soluciones. Pero detrás de cada cifra, de cada récord superado en las portadas de los diarios, está la vida de una persona que no pudo ser, que vio interrumpida su posibilidad de iluminar el mundo con su existencia. Muchas luces se apagaron este año. Y no hay nada que se haya hecho para impedir que este apagón se repita en el 2006.

El problema no es que nos tocó vivir en una época infame. El problema es que nos tocó vivir en una época de infames satisfechos. Y para eso no hay muchas soluciones que se puedan esperar.
Alejandro Korn decía (cito de memoria) que vivíamos en una época que se podía recorrer en segundos, con el telégrafo, la distancia que separa una punta a la otra del planeta. Pero que la distancia más difícil de cruzar, todavía, eran los escasos centímetros de espesor del cráneo que separaban una idea del cerebro.

El problema, tantos años después, sigue siendo el mismo. Comprender y emocionarse. Ponerse en el lugar del otro. Perdonar y amar. Apreciar la belleza y la fugacidad de la vida. Distinguir lo que está bien de lo que está mal. Distinguir lo que estamos haciendo mal y tener el suficiente valor para hacer lo correcto, aunque no nos convenga.

Una revolución interior. Una revolución del alma, silenciosa y puertas adentro.

Y tal vez, los infames se levanten un día y se den cuenta que están solos, tan solos con su conciencia, que no les quede otra que cambiar.

Apostamos a ello, aunque sea utópico. Porque llegamos a tal punto que lo único que queda es apostar por lo irracional y lo improbable.

Levantamos la copa y un feliz 2006, donde quieran que estén, en cualquier punto del planeta.

¡Salud!

villa del parque, 31.12.05

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