2.4.06
hoyo en uno
HIERRO 3
¿Y si todo fuera una ilusión? ¿Si detrás del mundo real existiera la verdadera realidad, como reza la última frase de “Hierro 3”? ¿Qué cosa quedaría tras el artificio? Amor. Amor en luz. Plena luz. Y todo lo demás se esfuma.
Parábola con aire zen, “Hierro 3” es una película tan rara como poética, del coreano Ki-duk Kim, a quien conocimos con la soberbia “Primavera, verano, otoño, invierno… y otra vez primavera”. Notable filme, por su sintaxis, su sencillez, su capacidad para contar una historia casi sin diálogos y esa habilidad de hacernos compartir un nirvana cinematográfico. No es de consumo amplio. Pero si usted es de esos espectadores que le gusta que lo sorprendan en la pantalla, no deje pasar esta película.
“Hierro 3” es la historia de Tae-suk, un joven que deambula con su moto, colocando propagandas de negocios de comida, en los picaportes de las casas. Cuando llega la noche, vuelve sobre sus pasos y revisa que avisos no han sido tocados. Es el indicio de que la casa está vacía. Entonces, el chico entra a la casa y pasa la noche allí. Pero no lo confundan: no es un ladrón. Es más: arregla los artefactos descompuestos, lava la ropa sucia y riega las plantas. Lo único que se lleva es una foto de sí mismo, frente a un cuadro que le llame la atención.
Pero un día, una casa no está vacía. En ella está Sun-hwa, la mujer de un rico hombre de negocios, marido golpeador además. En un primer momento, el muchacho no la ve. Ella lo observa y lo sigue durante todo el día, hasta que se atreve a mostrarse. No tardará en acompañarlo en su silencioso raid por las casas vacías.
Metáfora del amor, “Hierro 3” (el palo que menos se usa en el golf) nos muestra que las casas sólo son casas cuando las ocupan las personas. Hasta entonces, sólo son paredes y techos. Departamentos estancos, laberintos que compartimentan la soledad y el vacío, cuando los protagonistas se encuentran, sólo entonces las casas empiezan a tener algún sentido.
El guión de “Hierro 3” es una road movie inmobiliaria. La flecha de tiempo coincide con la decadencia socioeconómica de cada uno de los hogares que visitan los protagonistas, como una metáfora de la decadencia física, del envejecimiento. Pero a mayor degradación física, mayor es el lazo que une a los protagonistas. Al final, no importa cuan separados estén en este plano físico: es en el otro plano, en el trascendente, donde serán inseparables. Este remate, en apariencia fantástico, es en realidad metafísico: hay un más allá donde los que se aman viven por siempre. Todos los obstáculos de este mundo son ilusorios. Al final, sólo queda el amor. (Swedenborg, visitante del cielo, supo atestiguar que los que se aman, después de muertos se convierten en uno, esto es, en un ángel).
Escenas a destacar: la secuencia de la prisión; el encuentro entre Tae-suk y Sun-hwa; la escena final; Sun-hwa ubicándose delante de donde va a tirar Tae-suk.
Frases: “Es extraño. Siento como si alguien estuviera aquí, desde anoche”; “Es difícil saber si el mundo en que vivimos es sueño o realidad”.
CONSEJO: ir a verla. Público pochoclo: abstenerse.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario