Pasaron miles de añosLa hermosura de Lilya quedó inmortalizada en los retratos de sus amigos, gente como Léger, Picasso o Rodchenko. Culta, inteligente, altruista, Lilya era un sueño hecho realidad. Lilya la nombra Maiakovksi, en sus poemas y escribe para ella, como la diva de sus experimentos cinematográficos. Lilya Brick fue la inspiración del poeta que ahora llenaba, esa habitación, con su definitiva ausencia.
y ella está igual, juvenil.
Está acostada.
El cabello suelto.
La luna azulada.
Un instante...
no era la luna
era la calvicie del marido a su lado.
Tal vez fue entonces, en ese preciso momento, cuando comprendió que sólo la historia quedaba de aquel que fuera Vladimir Maiakovski, tal vez entonces, digo, surgió en Lilya Brick la necesidad de confrontar con esos papeles privados, cuán importante había sido, en realidad, en la vida del poeta.
Escucha,Fue entonces, creo, cuando empezó a leer las cartas de Maiakovski.
da igual:
no ocultarás un cadáver
(Continúa mañana: cartas de amor)