22.9.07
vértigo
EL ULTIMÁTUM DE BOURNE
Hay más de un punto de contacto entre este episodio final de la trilogía de Jason Bourne y “Vuelo 93”, ambos dirigidos por Paul Greengrass. En ambos, el estilo de filmación es cuasidocumental, con una cámara en mano nerviosa, que se mueve con los protagonistas, personajes agitados, con respiración entrecortada, casi desarrollada en tiempo real (o con la ficción del tiempo real, como lo es en el caso de Bourne). En ambos, hay un centro de operaciones que sigue, digitalmente, lo que pasa afuera. En ambos, la edición es crucial. En ambos, la acción pasa no por la confrontación dramática, sino por el vértigo de los personajes urgidos.
Lo que en “Vuelo 93” funcionaba, en “El ultimátum de Bourne” funciona mucho menos. Primero, porque la historia no réplica un hecho real. En “Vuelo 93”, la estética del documental era un acierto, porque aportaba un contexto de verosimilitud, utilizando el recurso del coeficiente Zapruder. En cambio, en “El ultimátum…”, el delicado juego de relojería que fueron los anteriores episiodios de Bourne (sobre todo el primero), cede lugar a la persecución y al esfuerzo, más que a la inteligencia. En algún momento, entre una persecución y otra, nos quedamos con ganas de preguntar para qué corre tanto Bourne. Si parara la pelota y pensara (nos decimos), le iría mejor. Un par de deslices atentan contra esa eficacia que necesitaba la historia. Anotemos: ventanas providenciales, saltos repetitivos.
Aunque David Strathaim funciona con autoridad como el opositor de Bourne, bien contrabalanceado por Joan Allen como la aliada de Bourne en la agencia, pero ese barullo de persecuciones los deja a ambos en un segundo plano. No alcanzan a rivalizar con lo que Bourne puede lograr. Lo de Matt Damon es bueno, pero pasa más por lo físico que por lo emotivo, por las limitaciones que impone el guión.
No obstante las limitaciones de guión y dirección señaladas, el episodio final de “El ultimátum de Bourne” es una buena película para los amantes del género y se sigue con atención. No es un hallazgo como lo fue el primer episodio de esta historia, es un producto correcto y sólido, que no nos vuela la cabeza pero que logra su objetivo de cerrar con dignidad la trilogía de un espía que se ganó su lugar en la historia del cine.
Escenas destacadas: la persecución por los techos y las casas del villorrio de Tánger; la huida de la estación de trenes en Inglaterra; la escena entre Nicky Parsons y Bourne; la revelación final de dónde Bourne se trasnformó en Bourne, en el diálogo con Albert Finney.
Frases:
-Bourne y Nicky Parsons están muertos.
-¿Está seguro de eso?
-Lo estamos confirmando…
-¿Por qué me ayudas?
-Es difícil para mí… verte… ¿no te acuerdas de nada, no?
Yo puedo sus caras. Toda la gente que asesiné. Sólo que no recuerdo sus nombres.
David Well, ese es su verdadero nombre. Nació el 15 de mayo de 1971 en Nixon, Missouri…
-¿Dónde está ahora?
-Estoy sentado en mi oficina.
-Lo dudo.
-¿Por qué?
-Si fuera así, estaríamos conversando cara a cara.
Nosotros lo elegimos. Usted nos eligió.
Posiblemente debas aceptar el hecho de lo que tú elegiste aquí, de transformarte en Jason Bourne. No que nosotros elegimos al chico incorrecto.
¿Sabes por qué quieres asesinarme? Míranos. En lo que ellos nos convirtieron.
CONSEJO: esperar al DVD. Amante del cine de acción, irán igual, les diga que sí o no. Así que vayan.
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