19.12.07

capítulo 1: el laboratorio de la tortura

Continuamos con la selección de los mejores párrafos de “La doctrina del shock” de Naomi Klein
-Hace poco estuve en Irak, y trato de entender el papel que juega allí la tortura. Nos dicen que se trata de obtener información, pero creo que es más que eso. Estoy convencida de que están intentando construir un Estado modélico, borrando las mentes y los cuerpos de las personas y volviéndolos a crear desde cero.
-Lo que acaba de decir es exactamente lo mismo que la CIA y Ewen Cameron me hicieron a mí. Trataron de borrarme y volver a crearme. Pero no funcionó.
Contestación a Naomi Klein de Gail Kastner víctima de los “tratamientos” experimentales con electroshocks del psicólogo Ewen Cameron.


… en la década de los cincuenta, la CIA había financiado a un médico en Montreal para que realizara extraños experimentos en los pacientes psiquiátricos. Les privaba de sueño y los aislaba durante semanas, y luego les administraba altas dosis de electroshocks, así como cócteles de drogas experimentales como el psicodélico LSD y el alucinógeno PCP (fenciclidina), conocido más comúnmente como polvo de ángel. Los experimentos transportaban a los pacientes a estados preverbales e infantiles, y se habían realizado en el Allan Memorial Institute de la Universidad McGill, bajo la supervisión de su director, el doctor Ewen Cameron.



Al igual que los economistas defensores del libre mercado, que están convencidos de que sólo mediante un desastre de enormes proporciones –una gran destrucción- se puede preparar el terreno para sus “reformas”, Cameron creía que podía recrear mentes que no funcionaban, y reconstruir personalidades sobre esa ansiada tabla rasa, si infligía dolor y traumatizaba el cerebro de sus pacientes.



El primer paso consistía en “erradicar las pautas”, cuyo objetivo era sombroso: devolver la mente al estado en que Aristóteles describió como “una tabla vacía sobre la cual aún no hay nada escrito”, una tabula rasa. Cameron creía que se podía alcanzar dicho estado atacando el cerebro con todos los elementos que interfieren en su funcionamiento normal. Todos a la vez. Eran las tácticas militares de “shock y conmoción” desplegadas en el campo de batalla de la mente humana.


Para él, “la pérdida masiva de memoria” que traía consigo el electroshock no era un desafortunado efecto secundario: era el aspecto esencial del tratamiento, la calve para arrastrar al paciente a un estado anterior de su desarrollo mental, “mucho antes que la esquizofrenia y los comportamientos perturbados hicieran su aparición”.


A mediados de los años cincuenta, varios investigadores de la CIA se interesaron por los métodos de Cameron. Era el principio de la histeria de la Guerra Fría, y la agencia acababa de lanzar un programa de operaciones encubiertas para investigar lo que llamaban “técnicas especiales de interrogación”. (…) El proyecto conoció el primer nombre en código de Bluebird, luego Proyecto Alcachofa y finalmente fue bautizado como MKUltra en 1953.



En un artículo publicado en 1960, Cameron afirmaba que “existen dos principales factores que nos permiten mantener una imagen espacial y temporal”. ES decir, que nos permiten saber quiénes somos y dónde estamos. Esas dos fuerzas son “a)una fuente continuada de información sensorial y b) nuestra memoria”.


“Escuché a los pájaros cantar al amanecer cuatro veces, fuera. Así es como sé que fueron cuatro días”.
De una torturada de la dictadura militar uruguaya.



El trabajo de Cameron recibió financiación de la CIA hasta 1961, y durante varios años el destino de sus investigaciones y el uso que el gobierno de los Estados Unidos le dio permaneció en un claroscuro.


Finalmente, bajo amenaza de una demanda, y nueve meses después de la publicación del artículo, la CIA hizo público un manual titulado Kubark Counterintelligence Information. Según The New York Times, “Kubark” es un criptograma codificado. Ku, una sílaba al azar y bark es el nombre secreto de la agencia en aquellos tiempos. Informes más recientes han especulado con la posibilidad de que ku se refiera a un país en concreto, o una operación encubierta o clandestina determinada. El texto era un manual secreto de 128 páginas de extensión acerca de las técnicas de “interrogación de fuentes no colaboradoras”, que se nutre principalmente de la investigación encargada por MKUltra. Se adivina la huella de los experimentos de Ewen Cameron y Donald Hebb sobre privación sensorial en todo el documento.


La Freedom of Information Act que amparó la petición del Baltimore Sun también descubrió una versión actualizada del manual, publicada por primera vez en 1983, para ser utilizada en Latinoamérica.



La versión de 1983 está claramente diseñada para dar una clase, pues cuenta con cuestionarios de preguntas y respuestas para autoevaluación. También contiene amables recordatorios: “Recuerda siempre que debes empezar cada sesión con baterías nuevas”.

(Nota de “Libreta Chatarra”: ambos manuales pueden bajarse de:

http://www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB27/index.html)



En todos los territorios donde el método Kubark se ha enseñado surgen los mismos modelos de comportamiento, diseñados para inducir, profundizar y mantener el estado de shock en el prisionero. A los prisioneros se los captura de la forma más desorientadora y confusa posible, a última hora de la noche o en veloces operaciones al amanecer, tal y como indica el manual. Inmediatamente se les pone una capucha o les ponen un trapo encima de los ojos. Les desnudan y reciben una paliza. Luego son sometidos a algún tipo de privación sensorial. Y desde Guatemala a Honduas, de Vietnam a Irán, desde las Filipinas a Chile, el empleo de las descargas eléctricas es omnipresente.



El 11 de septiembre de 2001, ese sempiterno esfuerzo por negar plausiblemente la realidad se esfumó. El ataque terrorista contra las Torres Gemelas y el Pentágono era un shock distinto de los que habían imaginado los autores de Kurbark, pero sus efectos fueron notablemente similares: profunda desorientación, miedo y ansiedad agudas, y una regresión colectiva.


…, la verdadera innovación de la administración Bush es que la ha internalizado, torturando a los prisioneros en instalaciones estadounidenses, con sesiones de tortura dirigidas o gestionadas por norteamericanos. Los presos llegan a las instalaciones mediante “extraditaciones extraordinarias” desde terceros países, transportados por aviones norteamericanos. Ésa es la diferenica del régimen de Bush: después de los ataques del 11 de septiembre, se atrevió a pedir el derecho a torturar sin vergüenza alguna.



En ese sentido Cameron fracasó espectacularmente. No importa el grado de regresión que alcanzaron sus pacientes: jamás llegaron a aceptar o absorber por completo los mensajes incansablemente grabados en las cintas. Aunque fue un genio en la destrucción de personalidades, fue incapaz de reconstruirlas.


Los capitalistas del desastre comparten la misma incapacida de distinguir entre destrucción y creación, entre dolor y recuperación.


“Somos muy buenos cuando se trata de romper las cosas. Pero el día que me pase más tiempo reconstruyéndolas en lugar de combatiendo, será un buen día”.
General Peter W. Chiarelli, comandante de la Primera División de Caballería del Ejército de los Estados Unidos en Irak.

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