Más de Naomi Klein y "La doctrina del shock"“Si la teoría económica pura de Chicago sólo se puede poner en práctica en Chile mediante el recurso de la represión, ¿tienen sus autores algún tipo de responsabilidad por ello?”.
ANTHONY LEWIS, columnista del New York Times.
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“A pesar de que estoy profundamente en desacuerdo con el sistema autoritario de Chile, no creo que sea algo malo que un economista ofrezca asesoría técnica al gobierno chileno”.
MILTON FRIEDMAN, Newsweek .
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... el Cono Sur en los años setenta no fue sólo un laboratorio para un nuevo modelo económico, sino también para un nuevo modelo de activismo: el movimiento de base internacional por los derechos humanos. Ese movimiento fue indudablemente decisivo para obligar a la Junta a poner fin a sus peores abusos. Pero al centrase puramente en los crímenes y no en las razones que los motivaron, el movimiento de defensa de los derechos humanos también ayudó a la Escuela de Chicago a escapar de su primer sangriento laboratorio prácticamente sin un rasguño.
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La negativa a establecer una conexión entre el aparato de terror del Estado y el proyecto ideológico al que servía es una característica común a casi toda la literatura de derechos humanos de este período. Aunque se pude interpretar la reticencia de Amnistía como un esfuerzo por mantener la imparcialidad entre las tensiones de la Guerra Fría, hubo, para muchos otros grupos, otro factor en juego: el dinero. La principal fuente de financiación de su trabajo, con gran diferencia, era la Fundación Ford, entonces la mayor organización filantrópica del mundo.
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Fuera consecuencia del pánico, de su conciencia social o de una combinación de ambos factores, la Fundación Ford se enfrentó a su problema con las dictaduras de la misma forma en que lo hubiera hecho cualquier buena empresa: proactivamente. A mediados de los años setenta, Ford se transformó de una productora de “asesoría técnica” para el llamado Tercer mundo en la principal financiadora del activismo en defensa de los derechos humanos.
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Dada su comprometedora historia, no es sorprendente que cuando Ford entró en el campo de los derechos humanos los definiera de la forma más limitada posible. La fundación favoreció decididamente a los grupos que presentaban sus trabajos como una lucha legal por el “imperio de la ley”, la “transparencia” y “el buen gobierno”.
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Igual que los economistas de Chicago no tenían nada que decir sobre al tortura (no estaba relacionada con las áreas en las que asesoraban), los grupos de derechos humanos tenían poco que decir sobre las transformaciones radicales que estaban teniendo lugar en la esfera económica (estaban más allá del limitado ámbito legal en que habían decidido trabajar).
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“Protestar en nombra de la moral contra ‘excesos’ o ‘abusos’ es un error que sugiere complicidad activa. No hay ‘excesos’ o ‘abusos’ aquí, simplemente un sistema que lo abarca todo”.
SIMONE DE BEAUVOIR refiriéndose a la política imperialista francesa en Argelia.
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