10.3.08

frases de “Petróleo sangriento”

Señoras y señores, si les digo que soy un hombre del petróleo, estarán de acuerdo. Tienen una gran oportunidad aquí... pero tengan presente que pueden perderlo todo si no tienen cuidado.

-¿A qué iglesia pertenece?
-Yo... yo disfruto todas las fes, no pertenezco a una iglesia en particular. Me gustan todas, me gusta todo.

-¿De dónde eres?
-Eso sería decírselo. Eso es lo que quiero venderle.
-¿Qué haces en Signal Hill?
-Tenemos petróleo, y sale de la tierra... ¿Quiere pagarme para saber dónde está?

-Me gustaría ofrecerle 3.700 dólares por el rancho. Eso es, 3.700.
-No.
-El Señor envió este hombre aquí, Eli.
-Si, creo que él me envió. Mi oferta es de 3.700 dólares.
-¿Qué es lo que lo trajo hasta aquí, señor?
-El buen Señor me guió. Y de acuerdo con eso podemos establecer un contrato.
-¿Qué hay sobre nuestro petróleo?
-¿Qué pasa?
-Tenemos petróleo aquí. Eso vale algo.
-¿Tiene alguien que pueda extraerlo? ¿Cree que hay petróleo aquí?
-Sé que lo hay.
-Es muy caro perforar. Tratar de sacarlo de la tierra, ¿lo ha intentado antes?
-¿Cuánto cuesta?
-Muchísimo.
-Bueno, nuestro petróleo se sale por la tierra.
-Creo que eso es una filtración, no necesariamente significa que haya algo abajo.
-¿Qué nos daría por eso?
-No lo sé.
-¿Algo que no sabe?
-Así es. ¿Qué te gustaría, Eli?
-Diez mil dólares.
-¿Para qué?
-Para mi iglesia.
-Eso es bueno. Eso es algo bueno. Si decidimos perforar por petróleo... si el pozo empieza a producir... le daré a tu iglesia un cheque de cinco mil dólares.
-Diez mil.

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Construiremos una maravillosa escuela en Little Boston. Estos niños son el futuro por el cual luchamos. Entonces ellos deben tener las mejores cosas.

Necesitamos estos hombres bien descansados para traerlos a este pozo. No pueden conseguirlo si están aquí escuchando tu evangelio...

-¿Qué estás viendo tan miserable? Tenemos un inmenso océano de petróleo debajo de nuestros pies. Nadie lo puede sacar, excepto yo.
-¿Está bien H. W.?
-No.

No hiciste nada más que sentarte. Eres holgazán y estúpido. ¿Crees que Dios vendrá a salvarte por ser estúpido? Él no salva gente estúpida, Abel.

-Tengo una competencia conmigo mismo. No quiero que nadie más logre triunfar. Odio a casi todo el mundo.
-Esa parte de mí se ha ido. Trabajar sin éxito alguno… Todos los fracasos me han dejado simplemente sin preocupación.
-Bueno, si está en mí, está en ti... Hay veces en que miro a la gente y no veo nada que merezca la pena. Quiero ganar suficiente dinero y poder escapar de todos.

-¿Cómo está su hijo?
-Gracias por preguntar.
-¿Hay algo que podamos hacer?
-Gracias por preguntar, es suficiente.

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¿Qué es esto? ¿Por qué no me pertenece esto?

-Quiero que me digas algo.
-¿Qué?
-¿Cuál era el nombre de la granja junto a la casa de la colina? ¿Cuál era el nombre de la granja junto a la casa de la colina?
-No puedo recordarlo.
-¿Quién eres?
-Me fui, Daniel.
-¿Quién eres?
-Soy nadie. Sólo déjame levantarme e irme.

-Sea bautizado... Sea perdonado por ese pecado que ha cometido.
-¿A qué pecado... se refiere usted, señor Bandy? ¿Mi pecado de perforación?

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-Dilo ahora: "Soy un pecador".
-Soy un pecador.
-Dilo más fuerte: "Soy un pecador".
-¡Soy un pecador!
-Más fuerte, Daniel: ¡Soy un pecador!
-Soy un pecador.
-¡Lo siento Señor!
-¡Lo siento Señor!
-¡Quiero la sangre!
-¡Quiero la sangre!
-Has abandonado a tu hijo.
-He abandonado a mi hijo.
-Nunca más reincidiré.
-¡Nunca más reincidiré!
-Me había perdido pero me he encontrado.
-Me había perdido pero me he encontrado. He abandonado a mi hijo.
-Dilo, dilo...
-He abandonado a mi hijo.
-Dilo más fuerte. Dilo más fuerte.
-¡He abandonado a mi hijo! ¡He abandonado a mi hijo! ¡He abandonado a mi niño!
-Ruega por la sangre.
-Dame la sangre, Eli. Déjame salir de aquí. Dame la sangre, Señor. Y déjame salir de aquí.

-¿Aceptas a Jesucristo como tu salvador?
-Si, lo acepto. Ahí está la tubería.

-Eso te convierte en mi competidor.
-No, no es así.
-Es así, muchacho.

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Eres un bastardo de una cesta en el medio del desierto... y te acepté por la única razón que necesitaba: una linda cara para comprar tierras.

¡Bastardo de una cesta! ¡Eres el bastardo de una cesta!

-Pero hay una condición para este trabajo.
-De acuerdo.
Me gustaría que me dijeras que eres un falso profeta. Me gustaría que me dijeras que eres y has sido, un falso profeta. Y ese Dios es una superstición.
-Pero eso es una mentira. Es una mentira. No puedo decirlo. ¿Cuándo podemos empezar a perforar?

Hice lo que tu hermano no pudo. Te he quebrado y te he golpeado. Era Paul quien me dijo sobre ti. Él es el profeta. Él es el astuto. Él sabía que estaba ahí y me encontró para extraerlo de la tierra. ¿Sabes qué es lo más gracioso de esto? Escucha, escucha, escucha... Le pagué diez mil en efectivo. Así de fácil. Él tiene su propia empresa ahora. Un próspero pequeño negocio, tres pozos produciendo cinco mil dólares a la semana. Deja de llorar maldito pusilánime. ¡Detén tu tontería! Eres sólo un segundón, Eli. No. Una cosa que se deslizó de la inmundicia de tu madre. Ellos deberían ponerte en una jarra de cristal en una chimenea. ¿Dónde estabas mientras Paul chupaba la teta de su madre? ¿Dónde estabas? ¿Quién estaba cuidándote, pobre Eli?

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¡Dreeenaaajeee! ¡Dreeenaaajeee, Eli! Muchacho...

¡Soy la Tercera Revelación! ¡Soy quién el Señor ha elegido! Porque soy más inteligente que tú. Soy más viejo...

-¿Señor Daniel?
-He terminado.

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