7.3.08

la historia del “trinche” carlovich (III)

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“Descubrí a Carlovich en un amistoso de la Selección Argentina que se preparaba para el Mundial de Alemania -y que yo también integraba- contra un combinado rosarino. Ese día la descosió. Tenía un dominio de la pelota y un panorama increíbles. Fue el mejor cinco que vi en mi vida” recuerda el Pato Fillol sobre el día de gloria del Trinche.

El 17 de abril de 1974, la Selección Argentina dirigida por el Polaco Cap, que se estaba preparando para el Mundial de Alemania, llegó a la cancha de Newell’s a jugar un amistoso con un combinado de Rosario dirigido por Griguol. Zanabria, Kempes y Carlovich militaban en el combinado local; el Trinche era el único que no jugaba para los dos grandes rosarinos. Pero él fue la figura del partido. Los volvió loco a los del Seleccionado que contaba en sus filas a jugadores de la talla de Poy, Houseman, Brindisi o Potente. Ya, en los primeros 45 minutos, el seleccionado rosarino ganaba 3 a 0.

En un momento, el Trinche efectuó su jugada característica, el caño doble: "Tiré un caño y cuando el defensor se dio vuelta le tiré otro. Lo hacía seguido, aunque ese día la cancha se venía abajo. Fue la única vez en mi vida que vi abrazándose a los hinchas de Newell's y los de Central” .

El baile fue tal que, en el entretiempo, el técnico de la Selección Argentina se acercó al vestuario rosarino y le pidió que sacaran al Trinche. “Ganamos 3-1 y nos salieron todas. Algunos hasta nos pedían que paremos un poco. Pero de cien partidos de ésos, ganás uno. Por suerte lo jugué” recuerda con la modestia de un grande. “No lo podíamos parar, ni a él ni a sus compañeros. Nos ganaron 3 a 1 porque pararon la máquina y al Trinche lo sacaron a los 15 minutos del segundo tiempo, si no” recuerda Aldo Pedro Poy, un monumento del fútbol rosarino. La gente se empezó a ir de la cancha que quedó vacía. “La Tribuna” tituló al otro día: “Con Carlovich es un precio, sin Carlovich es otro”.

“A los rosarinos les gusta contar cuentos. Algún caño de ida y vuelta habré hecho, pero no es para tanto” miente descaradamente el Trinche.

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(continúa mañana)

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