6.2.09

una tragedia de estos tiempos

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SÓLO UN SUEÑO

Hay una tragedia propia de estos tiempos, un conflicto dramático que tiene entidad luego de la Segunda Guerra Mundial, cuando una generación que enfrentó la muerte, recorrió el mundo y volvió a casa, se encontró con el prospecto de retomar la vida de sus padres y sus abuelos. Caracterizada por un nudo en el estómago, una náusea existencial, un mareo indefinido, un vértigo de asomarse hacia el vacío, es la tragedia del que está consciente de la mediocridad de su destino.

La crisis de los 30 como un producto de la segunda mitad del siglo XX. Dudo que las generaciones anteriores hayan encarado esa sensación. Exige una cosmovisión más aquilatada, una comprensión de la vastedad y soledad del Universo, de la que carecían las anteriores generaciones. No decimos que no hubieran individuos que hubieran atravesado este dilema: decimos que no era significativa estadísticamente. Hoy, esta tragedia tipo, es representativa de la desilusión de toda una sociedad.

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El mundo era más amplio que la aldea; había algo peor que un Dios ausente: un Dios que nunca había estado. Para asomarse al vértigo conceptual de esa idea, había que tener cierta instrucción, cierto bagaje filosófico especulativo. Sólo cuando la maquinaria industrial necesitó una generación calificada, existió (por primera vez en la historia) la masa crítica de pensantes sobre la levedad del ser. Recién ahí, cuando todas las piezas caen en su sitio, cobra sentido esta comprensión de la inutilidad de nuestros esfuerzos y de la irreversibilidad de las oportunidades pasadas. Oportunidades perdidas. Esa construcción resume el dilema: opciones que ya no están o que se dejaron pasar, alternativas que no se repetirán jamás.

“Sólo un sueño” desarrolla esa tragedia de estos tiempos: una pareja ante la última oportunidad, una pareja que sueña con una felicidad que ya no está a su alcance. El destino ya ha jugado sus cartas y April y Frank están presos de un entramado de cómodas certezas. “Sólo un sueño” logra un espesor épico de tragedia no por el hecho de que April y Frank no logren su objetivo, sino porque actúan con la plena conciencia de que no lo lograrán. Su causa está perdida desde el vamos y eso ahonda el tono asfixiante de la historia. Su intento, por vano, es poético.

El brillante guión de Justin Haythe (adaptando la novela de Richard Yates) mueve a la pareja protagónica en su interacción decisiva con un puñado de personajes secundarios de breves pero decisivas participación. Nos referimos a John Givings, el loco, y Shep Campbell, el resignado vecino enamorado de April para enmarcar la acción de Frank; Ms. Givings y Ms. Campbell para acotar a April.

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Ellos han estado ahí, en el mismo lugar de la pareja que habita la casa en la Calle Revolucionarios. Pero saben cómo ha terminado su utopía. Por eso aprecian a esos muchachos, porque los hace recordar a esos idealistas revolucionarios que una vez fueron. Pero la osadía de los Wheeler de volar contra el sol, los inquieta por partida doble. El fracaso los igualará a su nivel y perderán exotismo; el éxito, será un juicio implícito sobre sus propias fallas de luchar. En ambos casos, los perderán como amigos.

Personalmente hubiera cerrado la película cuando April sale a despedir a Frank, en el umbral de su casa, deseándole suerte para su decisiva entrevista laboral. Me parece que ahí cerraba (con toda su dimensión trágica) la historia. Aunque lo que sigue explica cuáles son las alternativas que impone la sociedad para aquellos que se rebelan a lo establecido: la locura o la muerte (encarnados en dos personajes). (¡Un Foucault a la derecha!).

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El pasado teatral de Sam Mendes tiene que ver con lo que exprime a los actores para sacar lo mejor de sí. Kate Winslet brilla, como lo hace habitualmente, en un papel memorable. Pequeños papeles, pero notables, son los de Kathy Bates, Michael Shannon y Kathrin Hahn. Lo de DiCaprio está a un muy buen nivel: su mirada resignada y amarga es un símbolo de todo lo oscuro que tiene esta historia.

Escenas destacadas: las visitas de John Givins; la escena del aborto; el desayuno final entre April y Frank; la despedida de April en la puerta de casa; la salida al bar con los amigos.

Las mejores frases, mañana.

CONSEJO: ir a verla.

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