28.2.10

mirá cómo me tomaron de boludo: la trampa de la telefónica (III)

La Comisión Nacional del Coso te atiende muy bien, toma tu reclamo, arma un expediente y responde en 90 días hábiles. Mientras, si sigue la empresa facturándote como el culo, volvé y seguí presentando reclamos.

Eso hice.

Cada mes, con cada nueva factura errónea de la empresa telefónica, del reclamo correspondiente, de la carta de Heriberto Enbolas, de la nota de crédito posterior (desmintiendo al empecinado de Heriberto), me apersonaba a la Comisión Nacional del Coso y presentaba un nuevo reclamo.

En mi ilusión de ciudadano del Primer Mundo (y no de una republiqueta mafiosa como la que vivimos), especulaba que con las pruebas aportadas, la Comisión Nacional del Coso fallaría con una fuerte sanción a la empresa, intimándola a una urgente corrección de la facturación so pena de una sanción más fuerte.

La única respuesta de la empresa telefónica, además de faltarme el respeto cada vez que hacía el reclamo telefónico (incluyendo casos en los que directamente me cortaban la llamada), eran las cartas de Heriberto y la llegada de media docena de notas de crédito, devolviéndome cargos de meses en los que no tenían nada que devolver y no había reclamado. Toda esta documentación, prolijamente fotocopiada, era aportada por este humilde servidor a la Comisión Nacional del Coso, con la pérdida de tiempo respectiva.

Llegamos a enero de 2010. Empezaron a llegar los fallos de la Comisión Nacional del Coso. En todos los fallos, dado que la empresa reconoce que facturó mal y que devuelve los cargos cobrados de más, da por cerrado el expediente al corregirse el problema.

Ninguna sanción económica. Ningún observación de que la empresa telefónica prometía devolver cargos que no tenía que devolver.

Eso sí: si no estás de acuerdo, apelá de nuevo, y tenés veinte día hábiles para que te contestemos.

No apelé: me acerqué a la Comisión Nacional del Coso para que me atendiera un burócrata satisfecho consigo mismo que le parecía lo más normal del mundo el fallo dictado, no lo veía aberrante, ni se percataba de la extrema impotencia del Ente Regulador para poner en caja a los operadores. Más aún: me declaro que la función del Ente no era ponerse de lado de ninguna parte, no tenía porqué estar de lado del consumidor. Obviamente, el sabemos que el consumidor tiene abogados, publicistas y a Heriberto para redactar cartas y perder el tiempo en la Comisión Nacional del Coso. No hay que ayudarlos cuando una empresa se ríe en la cara de sus reclamos.

Tras hablar con el burócrata satisfecho, me quedaba claro que la conducta de la empresa telefónica no era un error, sino un patrón, para ganar por cansancio al cliente, con la complicidad de los reguladores.

Si desde septiembre de 2009 vengo señalando un error y la Comisión Nacional del Coso tiene que fallar en cinco oportunidades sin cambios de conducta de la empresa, es absurdo repetir los reclamos, perdiendo tiempo y costos, cuando la empresa reconoció su error, está enterada del problema y, no obstante eso, es incapaz de corregir el error.

Por supuesto, me siguen llamando para ofrecerme el servicio de banda ancha, con la previsible respuesta de mi parte.

No hay un final para esta historia. La empresa telefónica volvió a mandarme mal la factura, reclamé, me mandan una nota de crédito. (No me llegó la carta de Heriberto Enbolas, debe estar de vacaciones). Lo único distinto es que me llamó alguien de la empresa para asegurarme que van a corregir la factura. (¿Dónde lo escuché antes?).

Lo cierto es que hace cuatro meses que no pago el teléfono, que la empresa telefónica está perdiendo plata en reclamos, cartas, facturas mal emitidas, que no van a poder venderme nada por teléfono en su vida y que cuando pueda cambiarme de servicio, los dejaré sin pena.

Y que, seguramente, tendré que accionar judicialmente contra la empresa, con la previsible pérdida de recursos en la calesita judicial, otra institución inútil de la Republiqueta de Don Corleone.

¿Quién gana en todo esto? Nadie.

Una metáfora de la Argentina absurda de estos días.

Consejo: si llaman de la empresa telefónica que los cubre ofreciendo un nuevo servicio, de mi parte, corten.

(continúa váyase a saber cuándo...)

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