17.3.10
las urgencias de los ladrones
CAPITALISMO. UNA HISTORIA DE AMOR
data: http://www.imdb.com/title/tt1232207/
Quien vio uno de los primeros documentales de Michael Moore, “Roger y yo”, sabe que tiene todo el derecho de decir: “Yo lo dije”. Como pocos, Moore ha sabido, no sólo describir, sino retratar, el plan de destrucción del Estado de Bienestar que los adscriptos al Consenso de Washington desarrollaron, con paciencia, desembocando en la última crisis financiera. Allí contó como la ida de General Motors dejó a Flint, su ciudad natal, arrasada. Ahora, varios largos después, cuenta como los mismos señores que arrasaron con Flint, hicieron lo propio en Estados Unidos.
Moore ataca al capitalismo, por lo menos al capitalismo como se lo entiende en Estados Unidos, el capitalismo sin Estado, lucha salvaje de concentración de la riqueza y desmonte de las regulaciones de la posguerra para encontrar nuevas formas de levantarla con la pala. Y contrapone la democracia a ese sistema de saqueo coordinado: un hombre, un voto.
No por vistas, no por sabidas, las imágenes de “Capitalismo. Una historia de amor”, duelen menos. Y vistas desde esta vereda, la del subdesarrollo argentino, duelen más, porque se utilizaron los mismos métodos, los mismos recursos del marketing para vender, no una ideología, sino una forma de robar.
Hay uno de los rasgos en el que quiero llamar la atención, porque es frecuente en nuestra vida política: la urgencia. “O los Señores Legisladores aprueban esto o se viene el caos”. No importa que haya sido dicho hace una semana o una década. Pero debe llamarnos la atención cuando un político está tan apurado en aprobar algo que implica el uso de fondos públicos y que está tan pero tan urgido que no tiene el tiempo necesario para poder explicarlo en el Congreso. Moore revela, al final del filme, las presiones a los legisladores norteamericanos para aprobar un paquete multimillonario de rescate financiero a los mismos tipos que hicieron quebrar al país. Eso sí: sin ninguna cláusula de revisión de la plata prestada, como para que no queden dudas.
“Capitalismo. Una historia de amor” no es una revolución dentro de la obra de Michael Moore. Es más de lo mismo: esto es, una forma genial y eficaz para exponer una idea. Los documentales de Moore no son una sucesión de hechos o quejas dispersas, sino elementos que se vertebran en una tesis. En este caso, que el capitalismo es el mal, que esa zanahoria colgada delante diciendo que todos tenemos una oportunidad de hacernos ricos es una falacia y que, democracia mediante, se puede organizar la producción y la sociedad de otro modo. Por lo menos, un modo más digno, como para empezar.
Posiblemente, los filmes de Moore no cambien el mundo. Pero instala un debate que aquí hace rato está dormido.
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