27.8.10

del archivo chatarra: cortázar jazz

cortázar
Uno de los mejores especiales que hicimos en “Super Chatarra Special” fue el dedicado a Julio Cortázar, en agosto de 2004. En diez secciones, remedábamos una “Rayuela” para seguir los textos de Cortázar con sus declaraciones periodísticas y los de sus colegas. Una de esas estaciones era la relación de Cortázar con el jazz. Vamos a seleccionar algunos párrafos de ese artículo al que le adicionaremos algunos videos sobre los músicos que cita Cortázar.

El especial completo puede leerse en:

http://www.superchatarra.com.ar/edanteriores/agosto2004/NUEVO0408.htm



"Creo que no tengo casi recuerdos sin jazz".



Un mundo que hubiera empezado por Picasso en vez de acabar por él, sería un mundo exclusivamente para cronopios, y en todas las esquinas los cronopios bailarían tregua y bailarían catala, y subido al farol del alumbrado Louis (Armstrong) soplaría durante horas haciendo caer del cielo grandísimos pedazos de estrellas de almíbar y frambuesa, para que comieran los niños y los perros.
La vuelta al día en ochenta mundos



"Mire, a mí me gustan, sobre todo, los que él grabó entre el 30 y el 35, más o menos. Cuando se acompañaba exclusivamente con guitarra, cuando tenía el famoso grupo con Barbieri y toda esa gente. Es la época en que grabó Mano a mano y Mi noche triste. Creo que son los dos tangos de Gardel que yo prefiero. Luego llegó el Gardel del éxito, el Gardel de Hollywood, de las películas. Cuando él perfeccionó su técnica de grabación -la grabación eléctrica-Gardel empezó a ser acompañado por orquesta. Eso, desde un punto de vista puramente estético, también son discos muy hermosos: El día que me quieras, Luces de la ciudad... Es decir, los que le dieron importancia latinoamericana y a nivel mundial, pero que no superan, para mí, al Gardel de los años 30".



Thelonious (Monk) deja caer las manos, escucha un instante, posa todavía un leve acorde con la izquierda, y el oso se levanta hamacándose, harto de miel o buscando un musgo propicio a la modorra, saliéndose del taburete se apoya en el borde del piano marcando el ritmo con un zapato y el birrete, los dedos van resbalando por el piano, primero al borde mismo del teclado donde podría haber un cenicero y una cerveza pero no hay más que Steinway & Sons, y luego inician imperceptiblemente un safari de dedos por el borde la caja del piano mientras el oso se hamaca cadencioso.
La vuelta al día en ochenta mundos



"Dizzy Gillespie, Miles y después, Coltrane. Esos son discos que también me llevaría conmigo. Y sin duda, no podría olvidarme de Earl Hines, que es un pianista al que adoro. Toca como un dios".



Sucede además que por el jazz salgo siempre a lo abierto, me libro del cangrejo de lo idéntico para ganar esponja y simultaneidad porosa.
La vuelta al día en ochenta mundos



Parece que el pajarito mandón más conocido por Dios sopló en el flanco del primer hombre para animarlo y darle espíritu. Si en vez del pajarito hubiera estado ahí Louis (Armstrong) para soplar, el hombre habría salido mucho mejor.
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