Un delito -continuó lentamente- es como cualquier obra de arte. No se extrañe usted de lo que digo: los crímenes y delitos no son las únicas obras de arte que salen de los talleres infernales. Pero toda obra de arte, divina o diabóica, tiene un elemento indispensable, que es la simplicidad esencial aún cuando el procedimiento pueda ser complicado.
GILBERT KEITH CHESTERTON
“Las pisadas misteriosas”
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