7.7.11

contra la ciencia conservadora

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Del reportaje al sociólogo Howard Becker publicado en el suplemento cultural “adn” de “La Nación” seleccionamos los siguientes párrafos.

La mayoría de los científicos sociales son muy reacios a abandonar la ilusión de que hay alguna clase de escritura que es "neutral", que no hace suposiciones ni toma posición en una controversia, sea política o científica. Creen que su lenguaje puede ser como una ventana que deja ver sin distorsionar o afectar la imagen. Pero eso es imposible, y todos lo sabemos. Cuando dicté las primeras clases de escritura que dí, uno de los estudiantes, después de escucharme hablar por varias semanas, me dijo: "OK, Howie, ¿cuándo vas a decirlo?" "Decirles qué?" "Cómo escribir sin retórica". Tuve que desilusionarlo y decirle que no lo podía hacer. Pero es un mito que se resiste a morir.

(…)

La organización social de la vida académica está basada, entre otras cosas, en recompensas y castigos. Y una de las cosas que recompensa y castiga es la escritura. Cuando los editores de reseñas y los directivos de los departamentos académicos premian la prosa cautelosa que evita cualquier tipo de controversia y los modos no convencionales de expresión, los jóvenes inteligentes lo reconocen y hacen lo necesario para seguir ese modelo. Las instituciones académicas están ahora mucho más firmemente organizadas y supervisadas (y, debo agregar, con una base internacional) que cuando yo entré en la academia, y los investigadores jóvenes enfrentan obstáculos más difíciles de los que yo o mis colegas enfrentamos. Esto es verdad a tal punto que hoy yo tendría problemas para publicar un artículo en cualquier revista científica norteamericana prestigiosa, porque escribo de una forma demasiado poco convencional. Y puedo hacerlo porque ya no trabajo en instituciones académicas y por eso no soy parte de ningún sistema de recompensas: como estoy retirado, mis ingresos no dependen de publicar allí.

(…)

Se los entrena para ser conservadores, para no correr riesgos. Pero la ciencia y la carrera académica sólo progresan cuando la gente se arriesga. La ciencia conservadora no busca nuevas ideas, se queda con las que están de moda. Esto tiene un efecto terrible en nuestros campos de estudio. Afortunadamente, siempre hay gente que, por la razón que sea, se arriesga a hacer algo no convencional.

(…)

La improvisación es característica de toda la vida social: queremos hacer algo juntos y tenemos que encontrar la manera de hacerlo, aunque no tengamos en común ninguna opción. Proponemos esto o aquello, algunos aceptan, otros dicen que no saben cómo hacerlo, y finalmente encontramos una forma de resolverlo, más o menos de manera satisfactoria, aunque probablemente no sea como ninguno hubiera preferido. Si somos honestos, ésta es nuestra experiencia de la vida social.

“La ciencia progresa cuando se arriesga”
Reportaje de Raquel San Martín a HOWARD BECKER

(adn,01.07.01)

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