30.4.11

del archivo chatarra: ernesto sábato

perfil

También yo quise huir del mundo. Ustedes me lo impidieron, con sus cartas, con sus palabras por las calles, con su desamparo.
Les propongo entonces, con la gravedad de las palabras finales de la vida, que nos abracemos en un compromiso: salgamos a los espacios abiertos, arriesguémonos por el otro, esperemos, con quien extiende sus brazos, que una nueva ola de la historia nos levante. Quizá ya lo está haciendo, de un modo silencioso y subterráneo, como los brotes que laten bajo las tierras del invierno.
Algo por lo que todavía vale la pena sufrir y morir, una comunión entre hombres, aquel pacto entre derrotados. Una sola torre, sí, pero refulgente e indestructible.
En tiempos oscuros nos ayudan quienes han sabido andar en la noche.

ERNESTO SABATO
"Antes del fin"

En junio de 2001, cuando empezamos nuestras andanzas en la red, con "Super Chatarra Special", dedicamos un especial a don Ernesto Sabato con motivo de cumplir sus 90 años. En el día que don Ernesto nos dejó, valga el link a ese especial como homenaje chatarra a un grande:

http://www.superchatarra.com.ar/speciales/sabato.htm

29.4.11

del archivo chatarra: el Luisito, la proeza de Piedra Buena

super chatarra special

Uno de los personajes poco conocidos de nuestra historia es el comandante Luis Piedra Buena, un héroe de nuestro pasado, responsable principal que la Patagonia sea hoy argentina.

En “Super Chatarra Special” le dedicamos el especial de julio de 2003, monografía que nos llegó meses después, por otra vía, publicada en el boletín electrónico de un centro de oficiales marinos que tomó la investigación y mostró su asombro por la biografía de este héroe y el tono de admiración que transmitía nuestra recopilación.

El especial puede leerse en:

http://www.superchatarra.com.ar/edanteriores/julio2003/NUEVO0703.htm

y en este post vamos a recordar una de las tantas proezas de Luis Piedra Buena: la construcción del “Luisito”.

super chatarra special

En esos años, el sur era un desierto inhóspito donde la muerte acechaba a cada paso. Punta Arenas, frente al estrecho de Magallanes, era el único núcleo urbano de la zona. Y en esa población chilena, se había establecido con un almacén, el marino argentino Luis Piedra Buena, visto con desconfianza por sus vecinos. Muchos sospechaban que Piedra Buena era un espía de Argentina en esa zona, motorizando las pretensiones argentinas en esas tierras. Para muchos biógrafos, no estaban del todo infundadas esas sospechas.

Para 1873, Piedra Buena pasaba una mala situación económica; el gobierno de Sarmiento aún lidiaba con el peso económico de la heredada Guerra del Paraguay y la Patagonia no estaba entre sus prioridades. Piedra Buena debe manejarse con mucha prudencia, en un ambiente relativamente hostil, sin ningún apoyo político.

A los fines de recuperarse económicamente, Piedra Buena alista su barco, la rebautizada goleta “Espora” (anteriormente “Nancy”) en un viaje de tres meses por las islas del sur, con el fin de faenar pingüinos y comerciar con su aceite.

El viaje nace malparido, con tormentas, la muerte del gato que era la mascota de la tripulación, malos augurios que parecen confirmar la tradición de que a un navío no hay que cambiarle, bajo ningún concepto, su nombre. En la madrugada del 10 de marzo, las supersticiones marinas parecen confirmar el hecho: en una feroz tormenta frente a la Isla de los Estados, el “Espora” pierde un ancla y, ante la inestabilidad, Piedra Buena debe varar el buque en la orilla.

El agua embravecida arranca el calafateado de la embarcación y la nave se va a pique. Piedra Buena logra acercar el barco a la costa para salvar a sus hombres y rescatar lo que pueda del naufragio.

La situación es desesperada. Están en la isla desierta, sin recursos, sin que nadie los espere en el próximo trimestre, sin nave y con el invierno que se acerca. No sobrevivirán, en esas latitudes, al invierno austral.

Piedra Buena apuesta a recuperar parte de la proa del “Espora” que flota aún en la bahía, contra la opinión de su tripulación que lo cree loco. Los hombres empiezan a enfermar, pero Luis Piedra Buena se ha propuesto construir otro barco, a ojo, sin planos ni instrumentos, con los restos del “Espora”, calafateándolo con grasa de pingüinos.

Es una lucha contra el frío y el hambre, con una tripulación que amenaza sublevarse en cualquier momento. Empuñando dos armas de fuego, les da un ultimátum a sus hombres: “Sin estas armas para procurarse el alimento, el hambre los hará perecer. Con que elijan: o morir de hambre y frío dejando el trabajo, o salvarse continuando en él”.

super chatarra special

El 11 de mayo, tras 72 días de naufragio, la nueva embarcación flota y salen a probar la nave. La ha bautizado con el nombre de su hijo, “Luisito” aunque los patagónicos la conocerían, en el futuro, como “El Sapo”: feo, pero en el agua estaba en su elemento.

Una semana después de su botadura, el “Luisito” zarpa rumbo a Magallanes, llegando nueve días después a Punta Arenas donde son recibidos como héroes.

“Mi pobre viejo llegó aquí por la misericordia de Dios en la lanchita en que va ahora, pues teniendo la felicidad de salvar la vida perdió su viejo y querido Nancy” escribe su esposa Julia Dufour en una carta familiar.

La sangre fría y la capacidad de mando de Luis Piedra Buena, para salvar a sus hombres en una situación terminal, llamó la atención del vicecónsul inglés en Punta Arenas, Henry Reynard, quien publicó en una revista naval británica la proeza, que “podría servir de modelo para la construcción de embarcaciones, valiéndose de medios limitados”.

La “Luisito” no sólo trajo a Piedra Buena y sus marinos, sanos y salvos a casa. La nave, fulera y todo, siguió al servicio del comandante muchos años más, salvando en sus viajes a decenas de marinos en riesgo.

28.4.11

la historia de lily braun


Maria Gadú


Chico Buarque y Edu Lobo (los autores de la canción)


Ana Belén


Gal Costa


Ana Paula Lopes

27.4.11

luna saliendo

clarín

Algunos llaman a esta foto, la “Mona Lisa” de la fotografía. El honor de haberla sacado es responsabilidad absoluta de Ansel Adams, fotógrafo norteamericano, nacido en San Francisco en 1902.

Adams volvía desde Santa Fe (Nueva México) después de una mala jornada de trabajo. No había conseguido ninguna toma interesante tras todo un día de andar cargando la cámara de un lado a otro. Transitaba por la autopista cuando giró su vista hacia la izquierda y vio un paisaje extraordinario. Abandonó el coche, bajó la cámara a las apuradas, previendo que en cuanto el disco solar cortara las nubes, se perdería su reflejo sobre las cruces del cementerio. Tenía muy poco tiempo para preparar el equipo y capturar la imagen.

Justo, en ese momento, no pudo encontrar su fotómetro. Desesperado, Ansel Adams tuvo la plena certeza que, por una mala exposición de la película, iba a perder esa imagen maravillosa.

Entonces, en un rincón de su cerebro, se reveló el dato aprendido sobre cuál era la luminosidad de la luna. Con esa información técnica, dedujo el resto y expuso el negativo.

Así se tomó “Moonrise”, en un lugar de Nueva México, en 1941.

Para asegurarse, efectuó una segunda toma de la escena.

Pero ese negativo no sirvió. El momento ya había pasado. El sol había dejado de alumbrar sobre las cruces blancas y la foto siguiente no tenía la misma fuerza de la original.

Años después, admitiendo que “Moonrise” es su foto más popular, Adams la definiría como una combinación de conocimientos técnicos y casualidad.

Era un ejemplo más de cómo el momento se convierte en un concepto fundamental en el arte fotográfico. Técnica pero con un elemento aleatorio presente en todo arte.

FUENTES:

Para conocer sobre la historia de la foto:
http://www.hcc.commnet.edu/artmuseum/anseladams/gallery.html

Para saber sobre Ansel Adams, el artículo en Wikipedia en español:
http://es.wikipedia.org/wiki/Ansel_Adams

y en inglés:
http://en.wikipedia.org/wiki/Ansel_Adams

y el sitio oficial de fotógrafo:
http://www.anseladams.com/

26.4.11

la ausencia de la epifanía

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HOW DO YOU KNOW?
data: http://www.imdb.com/title/tt1341188/

Del esquema habitual de las comedias románticas, “How do you know?” (con Reese Whiterspoon, Paul Rudd, Owen Wilson y Jack Nicholson) aporta una novedad: la ausencia de la epifanía amorosa. Es un rasgo que vale destacar porque el guión lo mantiene fiel hasta el final, al punto que la última escena no es el lugar común del beso de los protagonistas en primer plano, si no un más calmo tomados de la mano, sentados uno junto al otro, preguntándose (como el título) si eso es lo que dicen amor.

En general, en la comedia romántica (alias “chico busca chica”), tenemos dos protagonistas preferentemente enfrentados, que no congenian de ningún modo, opuestos desde el primer instante. Tradicional punto de partida que provoca la sonrisa de los espectadores que anticipan como los dos chorlitos van, por un caminito, hacia el romance. Es un recurso frecuentemente utilizado por el género y, pese a esa repetición, funciona. No busquen originalidad en la comedia romántica: busquen química de los actores y buenos diálogos. Aunque el esquema sea repetido, funciona.

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“How do you know?” cumple el primer paso: una primera cita cancelada por teléfono y una cita siguiente donde nada puede ir peor. Tal es el tenor de la catástrofe que Lisa, la protagonista, propone cenar sin hablar. Y ése es el momento mágico para George, el otro protagonista. Es su epifanía: se enamora de ella, por ser una mujer con la que se puede estar al lado sin decir una palabra.

Pero (y ahí está la novedad del filme de James L. Brooks), Lisa no participa de esta epifanía. Flamante ex jugadora de softball, Lisa usa el plan de acción que utilizó en su vida deportiva, una guía de buenos propósitos para cimentar una relación romántica. Y pone todo su empeño en su relación con Matty (el excepcional Owen Wilson), también deportista profesional y absolutamente inmaduro en cuestiones de convivencia. Pero Matty hace su mejor esfuerzo para que esta relación funcione. Con tropiezos, pero lo intenta.

Bueno, no alcanza con el esfuerzo. Ésa es la moraleja.

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Paradójicamente, Lisa elige a George cuando mejor está la relación con Matty. La suya es una decisión contraria a la lógica. Matty había hecho los deberes y la cosa funcionaba relativamente bien. Podía coronarse con el casamiento. Pero algo faltaba. (Tal vez fuera eso que se dice amor).

Ese final de George y Lisa tomaditos de la mano, sentados en una banca a la calle, en plena incertidumbre, es un buen desenlace para una historia que no sigue los derroteros normales de una comedia romántica.

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Y tal vez, moraleja de la vida real, sirva para desconfiar de las revelaciones instantáneas. El amor es lo suficientemente complejo como para descartar, sin más, la duda sobre su veracidad.

25.4.11

de huincas, godos y curepís

Dos buenas columnas de Graciela Melgarejo en “La Nación”, en su habitual columna de los lunes (“Línea directa”), explica el significado de varias palabras de uso común en nuestro pasado. De las notas seleccionamos algunos ejemplos sumamente interesantes.
godos
Lo cierto que godo, en la acepción que conocemos aquí y en los países de América latina donde se peleó contra los españoles, es un americanismo y está muy bien definido en el Diccionario Kapelusz de la lengua española (editado por la editorial Kapelusz en la Argentina en 1979). Es la segunda acepción: "s. m. Arg., Col., Chile, Urug. Nombre despectivo que se daba a los españoles durante las guerras por la independencia".

(…)

(Siempre es interesante comprobar que la cuarta acepción es: "adj. despect. Can. Español peninsular. U. t. c. s.". Es decir que, para los nativos de las islas Canarias, los españoles también pueden llegar a ser "godos", aunque por razones bien distintas.)

huinca
(Del araucano) m. Para los araucanos y otras tribus pampeanas, cristiano y, por extensión, hombre de raza blanca. J. Hernández, Martín Fierro [1879]: "Allí estaban vigilantes / cuidándonos a porfía; / cuando roncar parecían, / Huincá gritaba cualquiera, / y toda la fila entera / Huincá, Huincá repetía".

En la época en que se publicaba la historieta Lindor Covas, el cimarrón en el diario La Razón, pocos lectores necesitaban que se les explicara qué significaba esa palabra, constantemente en boca de los indios. Porque en las guerras contra el malón, las luchas eran así: blancos (huincas) versus indios.

curepí
“…en Paraguay es muy común oír decir, sobre el porteño y, luego, sobre los argentinos en general, curepí [también aparece escrito como curepy], que viene del guaraní curepiré y quiere decir ‘cuero o piel de chancho’, por curé (‘chancho’) y piré (‘piel’ o ‘cuero'); era el grito de guerra en la Triple Alianza cuando los correntinos con polainas de cuero de carpincho invadían Paraguay".

(…)

"… viene de la época de la Guerra de la Triple Alianza, porque los argentinos usaban cuero de chancho en la montura de sus caballos". El ejemplo es inefable y actual: "Ahí viene ese curepí bola (mentiroso)".

maturrango / maturrano
Como la palabra maturrango designa al que es mal jinete, por extensión, "durante las guerras de la Independencia, los americanos en armas llamaban así a los soldados españoles porque no eran en general buenos jinetes" (Diccionario de americanismos, Marcos A. Morínigo, Muchnik Editores, 1985).

En el Diccionario del habla de los argentinos, de la Academia Argentina de Letras, hay excelentes ejemplos de los distintos usos de esta palabra. En la primera acepción, la que se aplica al soldado realista, se transcribe uno nada menos que de don José de San Martín: "Unámonos, paisano mío, para batir a los maturrangos que nos amenazan: divididos seremos esclavos: unidos estoy seguro que los batiremos", del Epistolario, 1819. En la segunda acepción ("Se dice de la persona pesada y tosca en sus movimientos"), escribe Lucio V. Mansilla en sus Memorias, 1904: "Las damas eran poco mundanas y los caballeros muy maturrangos". En la tercera y última acepción ("Persona que no sabe andar bien a caballo"), el ejemplo es de Ricardo Güiraldes: "Presumo que es solo un mancarrón manso, elegido para una maturrango como yo" (Cuentos, 1915).

Graciela Melgarejo
“Un mundo sin godos y sin huincas”
(la nación, 18.04.11)

“La lengua, campo de tantas batallas”
(la nación, 25.04.11)

24.4.11

conozco la canción: amazing grace (IV)

La difusión del cancionero de Walker potenció a “Amazing Grace” como un símbolo norteamericano. En el clásico antiesclavista “La cabaña del tío Tom”, el protagonista canta este himno, en su peor momento personal, añadiéndole una estrofa:
When we've been there ten thousand years,
Bright shining as the sun,
We've no less days to sing God's praise,
Than when we first begun.

(Hemos estado allí diez mil años
brillando como el sol
Tenemos menos días para alabar al Señor
que cuando empezamos.)

La estrofa agregada por Harrier Beecher Stowe, autora de “La cabaña del Tío Tom”, pertenece a otra canción religiosa, difundida en la población afroamericana esclavizada. “Amazing Grace” se transformó en algo más que un himno religioso: era un símbolo de los Estados Unidos expandiéndose al Lejano Oeste, de una población que afrontaba los nuevos riesgos y tentaciones que advertía la canción.

La era de la radio y las grabaciones impulsó a “Amazing Grace” fuera del ámbito religioso. A partir de allí, se suceden las versiones, desde una primera a capella del Sacred Harp Choir de mediados de la década del ’20.

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Entre las versiones más famosas, se destaca la histórica de Mahalia Jackson, grabada en 1947. La canción tomó un nuevo sentido para la comunidad afroamericana: se volvió una metáfora de la alegría al verse liberados de la esclavitud. No fue extraño que “Amazing Grace” fuera un símbolo en los ’60 en el movimiento civil contra la segregación racial. Mahalia Jackson cantó el tema durante las marchas políticas como “un hechizo para rechazar el peligro, un encantamiento para que descendieran los ángeles del cielo”.

La versión grabada por Mahalia Jackson:



Con igual intención, Judy Collins empleó “Amazing Grace” como un talismán para emocionar a los activistas y a los policías que los enfrentaban en las manifestaciones contra la Guerra de Vietnam. “Había marchado, votado, ido a la cárcel por mis actos políticos y trabajado para los candidatos en los que creía. La guerra seguía rugiendo. No había nada más por hacer que cantar ‘Amazing Grace’”. Acá una versión de 1976, en Boston:



Joan Baez, desconociendo su origen religioso, la incluyó en su repertorio, uno de los temas más pedido por sus seguidores. Aquí la escuchamos en un recital en vivo:



En Woodstock, en 1969, tuvo su espacio en la voz de Arlo Guthrie:



En los ’70, paradójicamente, la canción cantada en las marchas antibélicas, alcanzó los primeros lugares del ranking británico por las gaitas del regimiento escocés del ejército de la Gran Bretaña, la versión instrumental de la Royal Scots Dragoon Guards:



“Amazing Grace” también es un tema asociado a los funerales y memoriales. Un buen ejemplo es esta versión de Aretha Franklin, en el funeral del letrista y cantante Luther Vandross, en 2005:



Entre todas las versiones, vale recordar la de Johnny Cash quien adoptó la canción en memoria de su hermano muerto accidentalmente, cuando Johnny era un niño (remember “Johnny y June”). Cash cantaba esa canción con su familia, trabajando en los campos de algodón, y la compartió en un escenario, en sus míticos conciertos en las cárceles. “Durante los tres minutos que dura la canción, todo el mundo está libre” decía el hombre de la camisa negra “Simplemente libera el espíritu y a la persona”:



Otra particular versión es la de Rod Stewart que forma parte de la banda de sonido de la película “Due Date”:



Una versión africana es la del Soweto Gospel Choir:



U2 también se le animó al tema, yuxtapuesto al tema “Where the streets have no name”:



Más de tres mil versiones custodia la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, preocupada por resguardar lo que se ha convertido en un verdadero “himno nacional espiritual”. Como dijera Steven Turner, de “Era una canción que podía ser cantada por jóvenes y viejos, republicanos y demócratas, baptistas del sur y católicos romanos, afroamericanos y nativos americanos, oficiales militares de alta graduación y activistas contra el capitalismo”.

Para finalizar este post final sobre “Amazing Grace”, nada mejor que cerrar con el Rey, Elvis Presley:



(La información de este post fue tomado del muy buen artículo en Wikipedia:
http://es.wikipedia.org/wiki/Amazing_Grace)

23.4.11

conozco la canción: amazing grace (III)

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Para volar, “Amazing Grace” debió cruzar el Atlántico: los pastores llevaron los himnos ingleses a Norteamérica y, en la maleta, estaban los versos de John Newton.

A principios del siglo XIX, se produjo un resurgir religioso en varias zonas de Estados Unidos, de tal magnitud que se lo llamó “El Segundo Despertar”, evocando otro movimiento similar producido medio siglo antes. Las ceremonias se despojaron de complicaciones para satisfacer a la gran masa rural y analfabeta que se acercaba al culto. Junto a los sermones y a los testimonios de pecadores que habían encontrado el camino, los cantos religiosos calzaban a la perfección en la nueva modalidad de culto. La simplicidad de los versos de “Amazing Grace” fue un punto a favor y el himno de John Newton empezó a volcar la balanza de las preferencias.

Era común que los versos religiosos fueran acompañados por distintas melodías. “Amazing Grace” no fue la excepción. Recién en 1835, William Walker asocia los versos de “Amazing Grace” con la melodía “New Britain”, una tonada popular, de origen dudoso, seguramente procedente de alguna balada tradicional escocesa. La combinación era perfecta. “Un matrimonio hecho en el cielo” como definió un autor. La colección de himnos publicado por Walker fue un éxito de ventas: 600 mil copias vendidas para una población de 20 millones de personas.

(continúa mañana)

22.4.11

conozco la canción: amazing grace (II)

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A partir de allí, su vida cambia. Se casa con Polly; deja de blasfemar; abandona el comercio de esclavo y se convierte en pastor. En 1764, le ofrecen la parroquia de Onley, una barriada obrera de dos mil pobladores pobres y analfabetos. Allí, Newton se destaca de los otros predicadores. Con sencillez, usando palabras comunes, Newton se mezcla con su grey y les confiesa sus propios tropiezos, su vida pecadora y cómo, pese a eso, Dios le dio una posibilidad para salvarse. Si él tuvo esa oportunidad, ¿por qué no ellos?

Su oratoria distaba de ser ejemplar, pero sus feligreses lo querían y pronto, la iglesia de Onley, se llenó de adeptos que se reunían a orar en gran número, alentados por la sencillez de su pastor.

Uno de esos hombres era William Cowper, escritor, abogado fracasado, inestable mentalmente, con varios intentos de suicidios en su haber. Pronto se hizo amigo de Newton y, siguiendo la tradición de la época, se pusieron a escribir himnos religiosos para su congregación. Se impusieron la meta de presentar un himno en cada reunión semanal de oración. A fines de 1772 compusieron un himno, “Amazing Grace” que estrenaron, muy probablemente, el primer día de 1773. Vale la pena trascribirlo:
Amazing grace! How sweet the sound,
That saved a wretch like me!
I once was lost but now am found
Was blind, but now I see.

'Twas grace that taught my heart to fear,
And grace my fears relieved;
How precious did that grace appear
The hour I first believed!

Through many dangers, toils, and snares,
We have already come;
'Tis grace hath brought me safe thus far,
And grace will lead me home.

The Lord has promised good to me,
His word my hope secures;
He will my shield and portion be
As long as life endures.

Yes, when this flesh and heart shall fail,
And mortal life shall cease,
I shall possess, within the veil,
A life of joy and peace.

The earth shall soon dissolve like snow,
The sun forbear to shine;
But God, who called me here below,
Will be forever mine.

(Asombrosa Gracia
Asombrosa Gracia

Asombrosa Gracia
que dulce el sonido
Que salvó a un desgraciado como yo
Alguna vez estuve perdido, pero ahora me encontré
Estuve ciego pero ahora veo

Fue la Gracia que le enseñó a mi corazón a temer
Y la Gracia alivió mis miedos
Cuan preciosa se manifestó esa Gracia
En el momento que creí por primera vez

A través de muchos peligros, esfuerzos y obstáculos
He pasado
La Gracia me ha mantenido a salvo hasta ahora
Y la Gracia me guiará a casa

El Señor ha prometido lo mejor para mí,
Su palabra asegura mi esperanza;
Él será mi protección y parte
Mientras dure la vida.

Sí, cuando esta carne y el corazón se consuman,
Y la vida mortal cese,
Poseeré, bajo el velo,
Una vida de alegría y paz.

La tierra pronto se disolverá como la nieve,
El sol dejará de brillar;
Pero Dios, que me llamó aquí abajo,
Estará por siempre conmigo.)

La pareja Newton – Cowper escribió cientos de himnos religiosos; en 1779, se publicaron en un libro que llevó el nombre de “Himnos de Onley” que tuvo pronta repercusión. El libro fue una herramienta fundamental para los pastores protestantes británicos.

Sin embargo, aún le quedaba un largo camino a “Amazing Grace”. De los “Himnos de Onley”, se valoraban más los textos de Cowper que los sencillos versos de Newton, referencias en primera persona de su sorpresa por reconocer la Gracia de Dios tras su conversión.

21.4.11

conozco la canción: amazing grace (I)

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No nos cansamos de decir qué extraños caminos guían a las canciones, qué destinos ocultos llevan implícitas y cómo buscan su lugar bajo el sol. La canción de este post enlaza su destino con un díscolo marino londinense, un caso típico de joven con una infancia dura y un presente de mal pronóstico. Muerta su madre, cuando él tenía sólo seis años, creció al cuidado de una madrastra hostil y un padre, marino, distante. El joven John siguió los pasos de su padre en el mar y, a los once, embarcó como aprendiz.

Ése fue el inicio de una carrera controvertida. El joven John Newton se mostraba indisciplinado, problemático, afecto a las riñas y a la desobediencia a sus superiores. Su rechazo por la autoridad llegó al punto de abjurar de su fe en Dios.

Preocupado, su padre lo forzó a unirse a la Royal Navy, para ver si el joven sentaba cabeza. Desertó para ver a su amada, “Polly", una amiga de la familia. Degradado, es transferido a un barco dedicado al comercio de esclavos africanos. También allí llega se comprueba su fama de pendenciero. Y empieza a destacarse en la elaboración de poemas obscenos y canciones ridiculizando al capitán que se vuelven populares en la tripulación. Encarcelado junto a los esclavos, molestó tanto a sus superiores, que lo obligan a trabajar como esclavo en una plantación en Sierra Leona. Su padre se entera de su suerte y mueve los hilos para rescatarlo; lo suben al barco Greyhound, de vuelta para Londres.

En el Greyhound, John Newton encuentra su destino. Una violenta tormenta en el Atlántico Norte, está a punto de hundir la nave. El oleaje arranca de la cubierta a un marinero que se había ubicado en el mismo lugar donde, segundos antes, estaba parado Newton. Tras horas de una lucha con escaso éxito, Newton le suplica al capitán que le permita una última maniobra desesperada: se atará con otro marinero a la bomba, para impedir que el agua la arrastre. Antes de emprender la acción proclama: “Si esto no funciona, ¡que el Señor tenga piedad de nosotros!”.

No sólo no se hunde la nave, sino que logra llegar a Irlanda. Y John Newton se pregunta, seriamente, tras esta crisis, si era merecedor de la Gracia Divina, si él, que ridiculizó las enseñanzas de Dios, que se burlaba de los creyentes, que se había opuesto a su Creador, merecía ser salvado Creador.

Esa tormenta de marzo de 1748 es, para John Newton, la voz de Dios hablándole en el oído.

(continúa mañana)

20.4.11

paralelos

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UN CUENTO CHINO
data: http://www.imdb.com/title/tt1705786/

Como película, “Un cuento chino” es una historia fallida. Parte de un muy buen planteo, pero no sabe resolverlo. Se pierde en la mitad de la trama, con el agravante del desparejo nivel de actuación. Ricardo Darín se come al resto del elenco que apenas roza el decoro. Sin precipitarse en el abismo del bodrio, “Un cuento chino” es una película más.

Pero nos interesa comparar la estructura de esta película, con otro filme del año 1998 que supimos comentar cuando “Libreta Chatarra” era “Super Chatarra Special”. Ambos cuentan la historia de dos personajes separados por el idioma, unidos por la convivencia, una convivencia que los cambia. Y en ambos casos, la resolución falla por perder el hilo de la historia y meterse en senderos ajenos.

“Un cuento chino” es la historia de un tipo amargo y resentido, Roberto (Ricardo Darín) con una vida rutinaria, estructurada, gris, que aparta a todos de su lado; un día ve como un inmigrante chino es robado y arrojado desde un taxi, dejándolo indefenso en la calle y en una ciudad extraña. Roberto muestra su lado noble: se hace cargo del chino (a su pesar) e intenta pasarle el problema a otra instancia (policía, embajada, comunidad china). Todo fracasa y él tiene que alojarlo en su casa, alterando su estricta rutina diaria.

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El otro filme es “La novia polaca”, una película holandesa dirigida por un argelino, con tonos no de comedia sino de drama. Es la historia de Henk, un solitario granjero rural que encuentra, escondida en un árbol de su granja, a una mujer desnuda. Ella es Anna, emigrante ilegal polaca que acaba de escapar de una banda de proxenetas que la esclavizaban. Henk la carga, la lleva a casa, la baña, la provee de ropa y la hace dormir. Sin poder intercambiar palabras, Anna hace las tareas domésticas a cambio del techo y la comida. De a poco, la presencia femenina le cambia la vida al granjero solterón, empezando una historia de amor.

Nótese que en ambas historias, los protagonistas no pueden utilizar el lenguaje. “La novia polaca” es más eficaz en la comunicación de los personajes desde el silencio; en “Un cuento chino”, Roberto habla más para “explicar” al espectador lo que le pasa por la cabeza que porque logre entenderse con Jun, su invitado chino. Los pequeños detalles son el fuerte de la evolución de la relación entre Henk y Anna: una florerito en la mesa, un mantel, un vestido, cimenta la interacción dramática de los personajes; en “Un cuento chino”, sacar la basura de un patio en desuso, es el único esbozo de actividad. (Llama la atención que este acto no tenga consecuencias dramáticas más serias: sacar la basura es una proyección de sacar el pasado que agobia a Roberto).

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“La novia polaca” y “Un cuento chino” son bastante exitosos en plantear el conflicto y hacerlo avanzar. Pero, llegados al momento del desenlace, se desbarrancan siguiendo una historia distinta a la que venían contando. En “La novia polaca”, el regreso de la banda de proxenetas lleva la historia de Henk y Anna al policial. En realidad, el romance entre ellos era la historia. El pasado de Anna debió quedar allí: en el pasado.

“Un cuento chino” es menos clara en mostrar la influencia de Jun en la vida de Roberto. Sabemos que algo le ha pasado a Roberto, un trauma de su pasado que lo ancló a un enojo perpetuo, a una casa en ruinas, a una rutina carcelaria. La explicación de esa conducta es pobre; pobre es, también, su explicación, en un diálogo demasiado largo y didáctico, que ni Ricardo Darín puede levantar.

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Ambas películas fallan en encontrar un elemento que sacuda la historia y la lleve a su desenlace. En “La novia polaca”, el elemento externo es la banda de proxenetas. No es lo más eficaz, dramáticamente, pero es lógica. “Un cuento chino” tiene idas y vueltas sin definir ése elemento que altere el paisaje.

Nos permitimos jugar un poco sobre las posibilidades del guión de “Un cuento chino”. El personaje de Mari, la mujer que ronda a Roberto, no es funcional. Todas sus participaciones son muy forzadas y, no por casualidad, la resolución del romance con Roberto es, también, forzada. Necesitábamos un tercer personaje que mediara entre Roberto y Jun, que terminara atrapando el corazón del ogro. Hay un personaje que aparece tarde en el filme: el pibe chino del delivery que hace de traductor. Entre nosotros: usted tiene en casa a un chino que no le entiende una palabra; ya intentó, en vano, con la policía y la embajada; ¿lo primero que se le ocurriría no sería ir al autoservicio chino de la otra cuadra y buscar un traductor? ¿Por qué tarda tanto en aparecer esa idea en el filme?

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Vayamos un paso más: si Roberto fuera con su chino al autoservicio y encontrara no un traductor, si no una traductora, ¿no estaríamos encontrando al personaje femenino que necesitamos? A medida que crece la amistad entre Roberto y Jun, debería crecer la relación romántica entre la chino-argentina traductora y Roberto. Y esa relación se introduciría, fluidamente, en la trama. Jun sería el Caballo de Troya que obliga a Roberto a abrirse a otros.

Creemos que el guión de Sebastián Boresztein falla por quedarse enganchado en la noticia del hombre que le cae una vaca del cielo, caso real que motivó a imaginar la historia de Jun viniendo a Buenos Aires. Pero ese hecho insólito no era el filme. Que Roberto se entere que Jun, era el chino de la noticia, no tiene importancia. Lo que importa es porqué el destino los ha cruzado para cambiar sus respectivas vidas.

Y eso es, precisamente, lo que “Un cuento chino” se olvida de contar.

19.4.11

el marabú

clarín

En los diccionarios, el marabú es un ave carroñera africana. Otros lo definen como un arbusto espinoso, también de origen africano. Pero para Buenos Aires, El Marabú es uno de los nombres mágicos de lo que la noche porteña y sus historias dejaron para siempre. Hoy, lo que era aquel local de Maipú 359, con sus mil metros cuadrados cargados de leyendas, está en venta a la espera de un rescate.
Tal vez se recuerde que el 1 de julio de 1937 ahí debutó la orquesta que dirigía un muchacho a punto de cumplir 23 años: Aníbal Carmelo Troilo. O que en ese mismo lugar se destacó la agrupación de otro talentoso, Carlos Di Sarli.

(…)

Por aquellos años, El Marabú era uno de los tantos cabaret (una palabra francesa que significa “taberna”) de la activa vida nocturna que reinaba en Buenos Aires. Y entre sus habitués estaba José María Contursi, “Catunga” para los amigos. El poeta había recibido una música compuesta por su amigo Pedro Laurenz (un bandoneonista de lujo) y estaba buscando una historia para darle letra. La encontró en el local de la calle Maipú.

En ese lugar trabajaba una chica que había llegado desde Córdoba encandilada por las luces de la gran ciudad. Y dicen que su belleza se destacaba. Allí, después de un tiempo, esa joven formó pareja con uno de los mozos, también cordobés. La idea de ambos era seguir algunos pocos años más con aquella vida nocturna, juntar unos pesos y luego retirarse para buscar otros horizontes.

Aquello era demasiado lindo para que durara y la realidad se ensañó con ellos. Una noche, que pareció más oscura, tres hombres llegaron al cabaret y sacaron a la chica por la fuerza. Lógicamente su pareja y sus compañeros la defendieron. Pero uno de los tres visitantes puso sobre la mesa un argumento que los sorprendió: aquella mujer era su esposa. Y mostrando la libreta de casamiento, dijo que estaba allí para rescatarla de aquel lugar de vicio y perdición. Las costumbres de la época no pudieron con el amor y la muchacha marchó hacia Córdoba. Abatido, el mozo entró en una espiral depresiva que ni sus compañeros ni el ruido de aquella vida de jarana lograban atenuar. Por eso, tres años después, y viendo que la herida seguía abierta, empezaron a alentarlo para que fuera a buscarla. Aquello sería la estocada final.
La encontró atendiendo un almacén en las afueras de la ciudad de Córdoba. De aquella diosa de la noche no quedaba nada. El tiempo y las angustias no sólo habían cambiado su físico para mal. Su pensamiento estaba en otro circuito que no era el de él, ese que habían soñado juntos.

Con esos datos, Contursi armó la letra de “Como dos extraños”, un tango de los memorables.

(…)

EDUARDO PARISE
“Historia de amor en El Marabú”
(clarín, 28.03.11)

18.4.11

ko un

arquitave
La escueta biografía que nos llega del poeta coreano Ko Un nos sugiere una vida de lucha contra la angustia. Nacido en 1933, en el seno de una familia campesina, cuentan que a los 15 años, un libro encontrado al borde de una ruta, le reveló la intensidad de su propia emoción frente a la poesía. Su experiencia en la guerra lo traumatiza a tal punto que intenta suicidarse. Sortea ese bache, ingresando a una orden budista a los 19 años. Publica su primer libro a los 25 años, cuatro años después deja el templo de Chondung. A poco de salir, quema todos sus manuscritos. Vuelve a publicar, pero la inestabilidad sigue presente: alcohol, otro intento de suicidio. Enrolado en la lucha por los derechos humanos, lo acusan de alta traición y lo sentencian a cadena perpetua. Unos años después, es liberado, junto a otros presos políticos, en una amnistía general. A los 50 años, se casa y vuelve a escribir con renovados bríos. Dejando atrás su visión nihilista de la vida, evoluciona a una aceptación de los eternos cambios del mundo. Candidato en todos los pronósticos del Nobel de Literatura, le dedicamos este post chatarra con una pequeña muestra de sus poemas mechados con sus respuestas a un reportaje realizado para “El Cultural” de España. Sospechamos que no va a ser la última vez que buceemos en su obra.

arquitave

Antes de tu nacimiento
antes que tu padre
antes que tu madre
tu balbuceo ya estaba ahí
bebé
La poesía es la música de la historia.
Nadie desea la tempestad, ¡esto es cierto!
Y, en cambio tú, blanca vela ahí fuera en el mar,
en lo hondo del corazón esperas que llegue la tempestad.
Porque sólo durante la tempestad
logras estar viva.
Oh, blanca vela paciente y nostálgica en el gran mar azul!
La lucha ha empezado.
Mi mirada no se aparta de ti.
Entre la hierba, bajo mis pies,
incluso una brisa suave es tempestad.
la vela blanca
Mis miradas siempre se dirigen a los ángulos de una cosa, porque una montaña son múltiples montañas, un objeto no es uno sino más de dos, con sus misterios y su impenetrabilidad. ¡En qué infierno viviríamos si todos los objetos del mundo fueran únicos y mi poesía deambulara en soledad como un fantasma!
El monje Ta Hui de la dinastía Sung
echó al fuego las escrituras de su maestro
Las memorias del farallón azul
Bien hecho
hizo bien
Sin embargo, las memorias permanecen
las escrituras del maestro
A veces me vienen diez poemas de una vez. En realidad, no soy yo el que los escribe, son ellos los que vienen. Sin embargo, hay veces que resulta imposible. Entonces me siento como un discapacitado o un chamán al que han abandonado los espíritus, aunque incluso estos periodos son significativos para un poeta.
Mira, ¿acaso todas las olas se mueven
porque una sola empieza a moverse?
No
Simplemente se mueven todas a un tiempo
Todo ha sido una equivocación
desde el principio
olas
La poesía, más que del lenguaje, proviene del silencio, y yo no soy más que la esquina por donde se asoma.
Durante decenas de años
esperé un copo de nieve
mi cuerpo que ardía como una brasa
se apagó
El canto de la cigarra
cesó
reminiscencia
La poesía no es un viaje con un destino concreto, que sería la muerte, sino la misma libertad.
Mira, los humanos de espaldas.
Si Dios existe
¿ésta es su forma
y de este modo?
Todo árbol
tiene un delante y un detrás.
No necesariamente por culpa de la luz del sol.
No necesariamente por el Norte y por el Sur.
Cruzo su delante y encuentro el árbol,
cruzo su detrás y me despido de él
y ya me falta, ese árbol.
No tiene palabras, el árbol,
pero siente palabras de amor,
tiende más hojas al soplo del viento.
Las hojas del nuevo año
son aún más verdes.
Y cuando el verano haya pasado
destellará allí,
con un rojo de fuego
que nadie podrá nunca igualar.
Con un rojo de fuego
al que ningún final de una amistad humana
podrá extinguir.
el delante del árbol
Personalmente, concedo un sentido limitado a la contemporaneidad y a la patria, porque intento generar a través de mi poesía una estética dentro de la magnitud de la historia. Aspiro a enfrentarme al mundo y envidio al sol.
Tienes prisa
mucha prisa
Le dice un leño al fuego.
una palabra
En las civilizaciones actuales, el ser humano se ha convertido en bien y medio de consumo, y la naturaleza, su objetivo para desarrollar. Frente a esta violencia social, la sabiduría de nuestros antepasados no deja de ser más que una nebulosa. Nuestros conocimientos no son lecciones para guardarlos en la memoria sino la energía para poderlos llevar a cabo.
Despierto
si estoy despierto hay alegría
en ningún lugar existe tristeza
tomo tres copas de vino y miro afuera
en la posada del cruce de caminos
se lo oí decir al camino bajo la lluvia
posada en el cruce de caminos
Mi poesía debe estar proyectada hacia el exterior incluso de un único tema. Yo soy plural, puesto que “Ko Un” es al mismo tiempo múltiples “Ko Uns”. Todos ellos, morirán, pero que conste que yo no soy un ladrón sino un mendigo, un don nadie que le mendiga unas cuantas palabras a la realidad y al universo.
De ahora en adelante, esperanza.
Me falta el aliento,
de ahora en adelante,esperanza.
Si no hay camino
lo construyo mientras lo hago.
De ahora en adelante, historia.
Historia no como pasado,
sino como todo lo que es.
Del futuro, de sus peligros,
en mi vida presente,
hasta lo desconocido que viene,
y la oscuridad que viene.
Oscuridad
es solo ausencia de luz.
De ahora en adelante, esperanza.
El camino no existe.
Por esto lo construyo mientras lo hago.
He aquí el camino.
He aquí el camino,
y lleva siempre consigo, impecable,
numerosos mañanas.
el camino

arquitave

FUENTES:

Artículo en Wikipedia en ingles:
http://en.wikipedia.org/wiki/Ko_Un

Una antología en Arquitave:
http://www.arquitrave.com/poetas/Ko_Un/poeta_Ko_Un.html

Un reportaje de Antonio Colinas en “El Cultural”:
http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/19758/Ko_Un

Una muy buena antología en el sitio “A media voz”:
http://amediavoz.com/un.htm

16.4.11

tanguera - roxanne

En “Moulin Rouge”, Baz Luhrmann se dio el lujo de unir, en una canción, dos temas magistrales: “Tanguera” de Mariano Mores y “Roxanne” de Sting. El híbrido se llamó “Tango de Roxanne”. En este post vamos a recordar un par de versiones de cada uno de los temas bases, empezando por la secuencia original del film:

EWAN MCGREGOR, JOSÉ FELICIANO, JACEK KOMAN, RICHARD ROXBURGH


MARIANO MORES


THE POLICE


BOSIÓN TRÍO


GEORGE MICHAEL

15.4.11

grandes bolas de vidrio

Pero sí se sabe con certeza que en 1852 poseía Lord Stanhope una bola de cristal y que sólo tenía que mirar al interior de ésta para ver, entre otras cosas, “los espíritus del sol”. Naturalmente, un caballero hospitalario como aquél no podía guardarse para él sólo unas vistas semejantes; así que solía exhibir la bola después de los almuerzos a que estaban invitadas todas sus amistades, invitación que hacía extensiva a poder admirar los espíritus solares. En este espectáculo había algo extrañamente delicioso (desde luego, mister Charley no lo creía así; era casi la única excepción); las bolas “hicieron furor”; afortunadamente, un óptico de Londres descubrió en seguida la manera de hacerlas sin ser nigromante ni egipcio, aunque, claro está, el precio del cristal inglés resultaba caro. Así fue como tantísima gente se proveyó de bolas en los primeros años del quinto decenio del siglo; aunque, según dijo Lord Stanhope, muchas personas usaban las bolas “sin el valor moral para confesarlo”. El predominio de los espíritus en Londres llegó a tal punto, que se sintió cierta alarma en los medios oficiales, sugiriéndole Lord Stanley a Sir Edward Bulwer Lytton la conveniencia de que “nombrase el Gobierno una comisión investigadora para aclarar el asunto cuanto fuera posible”. Quizá porque se asustaran los espíritus al enterarse que se acercaba una comisión gubernamental, o quizá debido a que también tienden los espíritus –como los cuerpos– a multiplicarse cuando los encierran juntos, lo cierto es que comenzaron a mostrarse inquietos y huyendo en grandes bandadas, se instalaron en las patas de las mesas.

VIRGINIA WOOLF
“Flush”

14.4.11

del archivo chatarra: el hombre de la bolsa

super chatarra special

En junio del 2003, contamos en “Super Chatarra Special” (http://www.superchatarra.com.ar/edanteriores/julio2003/hombrebolsa.htm), la historia de El Hombre de la Bolsa, leyenda urbana usada hace unos cuantos años (tantos como cuando éramos chicos) para asustar a los niños que se portaban mal o no tomaban la sopa. Pero, en realidad, existió El Hombre de la Bolsa y su historia es tan siniestra como para quedar grabada en el imaginario popular.

Todo comenzó en mayo de 1928, cuando los Budd, una familia de Nueva York, puso un aviso pidiendo trabajadores. Uno de los que se presentó, un tal Frank Howard, era un hombre no muy alto, de cabellos y bigote gris, un viejo traje holgado y un bombín gastado. Arrastraba una pierna al caminar y llevaba una bolsa.

Los Budd invitaron a Howard a almorzar, tras lo cual, el hombre se excuso de tener que dejarlos para ir al cumpleaños de su sobrino quien cumplía nueve años como Gracie, la pequeña de los Budd. Pero prometió volver para tomar el empleo. Como muestra de su buena fe, les dejó dos dólares en consigna.

Poco antes de salir, Howard volvió sobre sus pasos y ofreció llevar a Gracie al cumpleaños de su sobrino. La Sra. Budd dudó pero su marido la convenció de que dejara ir a la niña, que la pequeña no perdiera la oportunidad de divertirse un poco. Howard prometió cuidarla personalmente y le dejó la dirección de la casa de su hermana, donde sería el cumpleaños.

Los Budd no volvieron a ver a Gracie.

Desde ya, no existía ninguna casa en la dirección dada, no había hermana del Sr. Howard ni Sr. Howard tampoco. Pese al esfuerzo policial, el caso de Gracie se transformó en un callejón sin salida.

super chatarra special

Seis años después, el detective William F. King se tiró el ultimo lance: anunció a la prensa que cerraba el caso.

Y el secuestrador, picó el anzuelo.

Poco tiempo después, la Sra. Budd recibía una carta:
“Mi querida Sra. Budd: El 3 de junio de 1928 llamé a su casa. Almorzamos. Gracie se sentó a upa mío y me dio un beso. Decidí comérmela”
La carta fue el principio del fin: King rastreó la misiva y dio con el hombre que respondía a las señas de Howard: Albert Fish.

wikipedia

En una casa abandonada en Westchester, encontraron los huesos de Gracie Budd. Fish confesó que había cazado a más de cien chicos, a los que torturó, violó y los comió. El propio Fish, siendo niño, había sido torturado en un orfanato, desarrollando el gusto por el sadomasoquismo.

Su juicio fue un muestrario del horror, confesiones que debían extraerse entre las fabulaciones del acusado. Finalmente, Albert Fish fue sentenciado a la silla eléctrica. “Qué alegría. La de la silla eléctrica será el último escalofrío. El único que todavía no he experimentado” fue su respuesta a la sentencia.

El 16 de enero de 1936 a las once y seis minutos de la noche, Albert Fish fue ejecutado en la prisión de Sing Sing. Poco antes de accionarse el interruptor que acabaría con su vida pronunció: “No sé aún por qué estoy aquí”.

(Más data de Albert Fish en Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Albert_Fish)

13.4.11

el día que empezamos a cuestionar el sueño americano

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MAD MEN
data: http://www.imdb.com/title/tt0804503

“Mad Men” tomó la posta de “Los Soprano” por la supremacía en el mundo de las series. Y su ascenso es, por demás, justo. “Mad Men” es una serie intangible. El corazón de la historia, la clave de la trama, la tensión de los capítulos, opera en un segundo plano, más allá de las vivencias personales de los personajes. “Mad Men” describe un momento especial de la historia norteamericana: aquel período de la posguerra en el que la sociedad estadounidense empieza a preguntarse cuán ideal es el modelo del sueño americano.

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Las primeras temporadas se dan en la lucha electoral entre Nixon y Kennedy; las últimas, ya hablan del magnicidio en Dallas. En esos años, el mundo muta y con él muta la gente. La excusa para hablar de esa sociedad es la historia de Don Draper, genio de la publicidad, un hombre que se ha inventado a sí mismo, literalmente. Draper ha subido todos los escalones que exigía el paradigma del éxito: socio en una empresa importante, hermosa esposa ama de casa, dos hijos, varias amantes, coche lujoso, buenos trajes, camisas almidonadas, pelo corto y sin barba. Es la prueba viviente de lo que muestran sus anuncios: el hombre perfecto.

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Pero hay en Don Draper, una insatisfacción constante. Ha seguido el manual, ha cumplido los pasos para ser feliz; pero en la cima, su vida es vacía. “Mad Men” es el retrato de ese vacío existencial, de ese exacto momento en que una sociedad empieza a preguntarse si eso es, exactamente, la felicidad.

Los guiones de “Mad Men” tienen la sutileza de plantear esa pregunta, no con un personaje preguntándose en voz alta si es feliz o no, sino por la sobreacumulación de pequeños detalles, matices en las conductas que se revelan como fugas liberadas bajo extrema presión. Cigarrillo, alcohol, fobias, depresiones. El variado abanico de la alienación de la vida moderna, lugares comunes en nuestro léxico cotidiano, conceptos que recién empezaban a formarse en esos años.

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Ése es un elemento sumamente eficaz en la trama de “Mad Men”: el contraste histórico del contexto. Los personajes fuman como murciélagos, chupan desde la primera hora del día en su trabajo o en el hogar, las mujeres son bombardeadas en el trabajo con alusiones sexuales de machos en celo quienes no tienen empacho en ningunearlas laboralmente, los niños son objetos decorativos y sin opinión, a los que se los puede sopapear sin problemas. Como espectadores de los albores del siglo XXI, nos llama la atención tal comportamiento. Para los contemporáneos, eran conductas apropiadas de gente bien. Con tal drástico método, “Mad Men” nos hace pensar en cuáles de nuestras “correctas” maneras serán subvertidas por el mero paso del tiempo, caídas como las sucesivas fichas alineadas de un dominó.

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Algunos han descripto “Mad Men” como la guerra de los sexos. Es sólo una parte del cosmos de “Mad Men”. La lucha de las mujeres por ganarse un lugar en la sociedad y ser consideradas en pie de igualdad, en el trabajo, en la sociedad, claramente es una pieza central de la historia. Pero el Universo “Mad Men” excede esa lucha, por otra central: el logro de la felicidad. O, mejor aún, qué es aquello que consideramos, socialmente, como la felicidad.

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Da para pensar si, en estos tiempos, hemos dejado de creer definitivamente en esa utopía llamada felicidad; tal vez, seamos conscientes de que su constitución no es uniforme, sino específica a cada individuo. Y, por lo tanto, imposible de definir conceptualmente.

“Mad Men” da la idea de tener un casting perfecto. No imaginamos a un Don Draper distinto al imperturbable Jon Hamm. Pero en cuanto rascamos la superficie, notamos que no son tantos sus recursos actorales: el notable guión lo dota de más elementos de los que efectivamente posee.

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Los roles femeninos son, por lejos, los más atractivos de la serie, más finamente trabajados, con más facetas, sutiles matices que logran potenciar sus intérpretes. Nos referimos, en especial, al personaje de Peggy Olson (Elisabeth Moss), el rol espejo de Don Draper; Joan Harris (Christina Hendricks), la pelirroja de caderas octava maravilla del mundo y Betty Draper (January Jones), la esposa Grace Kelly del protagonista. Fotografía, dirección de arte, vestuario, son otros pilares indispensables de una serie en la que lo estético es parte de la trama.

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Nos quedamos con un par de escenas memorables: el consejo de Don a Peggy, en la cama de un hospital, recomendándole dejar atrás su pasado; los diálogos entre Betty y el nenito que está enamorado de ella; el capítulo de la muerte de la “esposa” de Don Draper en la que Peggy asiste a su derrumbe emocional; la campaña de Kodak presentada por Draper; la prueba de lápices labiales que hace sobresalir a Peggy del resto de las secretarias.

En suma, “Mad Men” es una de esas series que confirman que la televisión también puede darse un lugar para jugar con las grandes ideas como suele hacerlo el cine y el teatro.

12.4.11

sentí un funeral en mi cerebro...

Sentí un funeral en mi cerebro,
los deudos iban y venían
arrastrándose -arrastrándose -hasta que pareció
que el sentido se quebraba totalmente -

y cuando todos estuvieron sentados,
una liturgia, como un tambor -
comenzó a batir -a batir -hasta que pensé
que mi mente se volvía muda -

y luego los oí levantar el cajón
y crujió a través de mi alma
con los mismos botines de plomo, de nuevo,
el espacio -comenzó a repicar,

como si todos los cielos fueran campanas
y existir, sólo una oreja,
y yo, y el silencio, alguna extraña raza
naufragada, solitaria, aquí -

y luego un vacío en la razón, se quebró,
caí, y caí -
y di con un mundo, en cada zambullida,
y terminé sabiendo -entonces -

EMILY DICKINSON
Traducción de SILVINA OCAMPO
fuente: http://amediavoz.com

9.4.11

bobby por garry

ñ

Garry Kasparov, tal vez el mejor ajedrecista de la historia, comentó una biografía de Robert “Bobby” Fischer, tal vez, el único ajedrecista que puede rivalizar con Garry por ese calificativo. El libro es “Endgame: Bobby Fischer’s Remarkable Rise and Fall–from America’s Brightest Prodigy to the Edge of Madness” de Frank Brady y Garry Kasparov comentó el libro en una nota en The New York Review of Books, traducida por Joaquín Ibarburu y publicada por “Ñ”, en su edición de la semana pasada. Seleccionamos algunos párrafos salientes de esa nota del campeón que todos extrañamos.
Me resultaría imposible hablar de forma desapasionada sobre Bobby Fischer por más que lo intentara. Nací el año que logró un puntaje perfecto en el campeonato de los Estados Unidos de 1963: once victorias, sin derrotas ni empates. En ese momento tenía apenas veinte años, pero hacía años que era evidente que estaba destinado a convertirse en una figura legendaria.

Su libro Mis 60 partidas memorables fue una de mis primeras y más preciadas posesiones de ajedrez. Cuando Fischer tomó la corona mundial de manos de mi compatriota Boris Spassky en 1972, yo ya jugaba y seguía cada movimiento que llegaba de Reykjavik. El estadounidense había aplastado a otros dos grandes maestros soviéticos en su camino al título, pero en la URSS había muchos que admiraban en silencio su desenvoltura y su asombroso talento.

Soñaba con jugar con Fischer algún día, y terminamos por competir tiempo después, si bien en los libros de historia y no tablero de por medio. Abandonó el ajedrez competitivo en 1975 y se alejó del título que tanto había codiciado toda su vida.

Pasaron diez años más antes de que yo recibiera el título de manos del sucesor de Fischer, Anatoly Karpov, pero rara vez un entrevistador perdía la oportunidad de ponerme por delante el nombre de Fischer. “¿Le ganaría a Fischer?” “¿Jugaría con Fischer si éste volviera?” “¿Sabe dónde está Bobby Fischer?” En ocasiones sentía que estaba jugando una partida contra un fantasma. Nadie sabía dónde estaba Fischer ni si, dado que seguía siendo el ajedrecista más famoso del mundo, pensaba en un regreso.

(…)


Por lo tanto, fue toda una sorpresa ver reaparecer al Bobby Fischer de carne y hueso en 1992, a lo que le siguió la primera partida de ajedrez de Fischer en veinte años, a la que a su vez le siguieron otras veintinueve. Fischer abandonó su exilio autoimpuesto atraído por la oportunidad de enfrentar a su viejo rival, Spassky, en el vigésimo aniversario de su encuentro por el campeonato mundial, así como por un premio de cinco millones de dólares. Fue así que un Fischer gordo y barbudo apareció ante el mundo en un balneario de Yugoslavia, un país en proceso de cruenta división.

Las circunstancias eran extrañas. El repentino regreso, el telón de fondo de la guerra, un oscuro banquero y comerciante de armas por auspiciante. ¡Pero era Fischer! Uno no lo podía creer. El ajedrez que mostraron Fischer y Spassky en Svefi Stefan y Belgrado fue, como se esperaba, desprolijo, si bien se vieron algunos destellos de la vieja maestría de Bobby.

¿Pero se trataba en serio de un regreso o volvería a desaparecer tan rápido como había aparecido? Fischer nunca volvió a jugar después de ganarle a Spassky en ese encuentro de 1992. El juego de Fischer estaba oxidado, y él parecía alterado, pero en lo que respecta al ajedrez siempre vio con claridad y fue honesto consigo mismo. Entendió que el Olimpo ajedrecístico ya no estaba a su alcance. Pero el fantasma había renovado su licencia para acosarnos un tiempo más.

(…)

Es posible que la naturaleza del genio no pueda definirse. La pasión de Fischer por los rompecabezas se sumaba a interminables horas de estudiar y jugar ajedrez. La capacidad de trabajar tantas horas es un don innato. El trabajo duro es un talento.

Generaciones de artistas, escritores, matemáticos, filósofos y psicólogos han reflexionado sobre qué es lo que hace de alguien un gran jugador de ajedrez. En los últimos tiempos se han sumado a la búsqueda científicos equipados con modernos tomógrafos cerebrales que buscan centros de actividad mientras un maestro analiza un movimiento. Una competitividad obsesiva basta para crear un buen jugador de squash o un buen (o mal) ejecutivo de banca de inversión, pero no es suficiente para crear alguien como Fischer.

Esto no es necesariamente un elogio. Muchos buenos jugadores de ajedrez desarrollan exitosas carreras como operadores bursátiles y cambiarios, por lo que supongo que hay considerables combinaciones en las habilidades intuitivas de cálculo y de relación de patrones. La aptitud para jugar ajedrez, sin embargo, no es más que eso.

Mi argumento siempre fue que lo que se aprende a partir del uso de las habilidades que se tiene –a través del análisis de los propios puntos fuertes y débiles– es mucho más importante. Si uno puede programarse para aprender de las propias experiencias mediante un asiduo análisis de lo que funcionó y lo que no lo hizo, y por qué, el éxito ajedrecístico puede ser muy valioso. El juego me ha enseñado mucho sobre mis propios procesos de toma de decisiones, algo que es aplicable a otras áreas, pero ese esfuerzo tiene muy poco que ver con dotes naturales.

El brillo de Fischer bastó para convertirlo en una estrella. Fue su dedicación infatigable, hasta patológica, lo que transformó el deporte. Fischer investigaba constantemente y estudiaba cada partida importante en busca de nuevas ideas y mejoras. Tenía la obsesión de buscar libros y diarios, y hasta aprendió suficiente ruso para expandir su espectro de fuentes.

Analizaba a cada oponente, por lo menos a los que consideraba que justificaban una preparación. Brady recuerda comidas con Fischer en que escuchaba monólogos producto del profundo análisis del adolescente sobre las aperturas de David Bronstein antes de que ambos se enfrentaran en el torneo de Mar del Plata en 1960. Nadie que no estuviera preparándose para partidas por el campeonato mundial lo había hecho jamás con tanta minuciosidad. En la actualidad, todas las partidas de ajedrez que se han jugado en siglos están disponibles para cualquier principiante mediante un click del mouse . Pero en la era anterior a las computadoras, la investigación obsesiva de Fischer constituía una gran ventaja competitiva.

El juego de Fischer era de una objetividad asombrosa, y lo era mucho antes de que las computadoras eliminaran tantos de los dogmas y presunciones de los que durante siglos los seres humanos se valieron para estudiar el ajedrez. Posiciones que durante mucho se habían considerado inferiores se vieron revitalizadas como consecuencia de la capacidad de Fischer de observar todo como si fuera nuevo. Sus métodos concretos desafiaron los preceptos básicos, tales como el de que el contrincante más fuerte no debe dejar de atacar. Fischer demostró que la simplificación –la reducción de fuerzas por medio de intercambios– era a menudo el camino más fuerte si se mantenía la actividad.

El gran cubano José Capablanca había jugado de esa forma medio siglo antes, pero la interpretación moderna de Fischer de la “victoria por medio de la claridad” fue una revelación. Su dinamismo inició una revolución. El período entre 1972 y 1975, cuando Fischer ya se encontraba en el exilio autoimpuesto como jugador, fue más fructífero en la evolución del ajedrez que toda la década anterior. La actitud implacable de Fischer tuvo un impacto aun mayor en el mundo del ajedrez que sus resultados. No me refiero a ningún “movimiento especial”, como suelen sospechar quienes no están familiarizados con el juego. Se trataba sólo de que Fischer jugaba cada partida a muerte, como si fuera la última. Ese espíritu de lucha es lo que sus contemporáneos más recuerdan de él como jugador de ajedrez.

Si el genio es difícil de definir, la locura lo es aún más. Otra vez tengo que aplaudir la capacidad de Brady de sortear peligrosos obstáculos para presentar a Fischer en sus propias palabras y actos al tiempo que rara vez intenta explicarlos o defenderlos. Tampoco trata de diagnosticar a Fischer, al que nunca examinó un profesional sino que lo declararon culpable, inocente o enfermo millones de aficionados a la distancia. Brady tampoco cae en la trampa de argumentar sobre si alguien que padece una enfermedad mental es o no responsable de sus actos.

A partir de fines de los años 90, Bobby Fischer empezó a conceder esporádicas entrevistas radiales que revelaron un creciente odio por el mundo (diatribas antisemitas, alegría después del 11 de septiembre). De pronto, todo lo que no había pasado de rumores de las pocas personas que habían estado cerca de él desde 1992 estaba en Internet al alcance de todos.

Fue una experiencia devastadora para la comunidad ajedrecística, y muchos trataron de dar algún tipo de respuesta. Fischer estaba enfermo, decían algunos, tal vez esquizofrénico, y necesitaba ayuda, no censura. Otros le echaron la culpa a sus años de aislamiento, a los reveses personales, las persecuciones reales e imaginarias del gobierno de los Estados Unidos, la comunidad del ajedrez y, por supuesto, a los soviéticos, de haber inspirado su amargura.

Era evidente que esa paranoia desatada excedía en mucho la “locura” más calculada y hasta principista de sus años de jugador, algo que describe Voltaire en su Diccionario Filosófico : “Ten en tu locura suficiente raciocinio que guíe tus extravagancias y no olvides ser excesivamente obstinado.” La locura deliberada y exitosa, entonces, difícilmente pueda considerarse locura. Cuando Fischer abandonó el ajedrez, sus fuerzas oscuras internas dejaron de tener un objetivo.

A pesar de su horrible declinación, Fischer merece que se lo recuerde por su ajedrez y por lo que hizo por el ajedrez. Una generación de jugadores estadounidenses aprendió gracias a Fischer, y éste debe seguir inspirando a futuras generaciones como un modelo de excelencia, dedicación y éxito.

No hay moraleja alguna al final de la fábula trágica, nada contagioso que exija cuarentena. Bobby Fischer fue extraordinario, y sus defectos eran tan banales como brillante su ajedrez.

GARRY KASPAROV
“El maestro solitario”
(“ñ”, 05.04.11)

8.4.11

sweet dreams (are made of this)

Al comentar “Sucker Punch. Mundo Surreal” (http://libretachatarra.blogspot.com/2011/04/todas-las-luchas-la-lucha.html), citamos la espectacular escena de apertura de la película, con una versión de “Sweet Dreams (Are Made of This)”. Buena excusa para barrer unos cuantos covers del tema. Empecemos con la versión de la película, cantada por Emily Browning:


Emily Browning


Annie Lennox – Eurythmics


Marilyn Manson


Tanghetto


Emily Loizeau

7.4.11

frases de “Sucker Punch. Mundo Surreal”

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Cada uno de nosotros tiene un ángel. Un guardián que nos observa. No podemos saber qué forma puede tomar. Un día, un viejo... al siguiente, una niña... Pero no dejes que te engañen las apariencias: puede ser tan feroz como un dragón. Sin embargo, no está aquí para pelear nuestras batallas. Sólo para susurrar en nuestros corazones. Recordándonos que somos nosotros, cada uno de nosotros quien tienen el poder sobre el mundo que creamos.

Puedes creer que los ángeles no existen. Convencerte a ti mismo que no son reales... Sin embargo, ellos aparecen en los lugares más extraños y en los momentos mas insólitos. Pueden hablar a través de cualquiera, incluso, si es necesario, a través de demonios. Desafíandonos, retándonos a pelear...

Deja que el dolor desaparezca. Deja que el sufrimiento desaparezca. Deja que la culpa desaparezca. Ahora imagina como sería. El mundo que conoces puede ser un lugar tan real como cualquier sufrimiento.

Si no bailas, no tiene sentido. No podrás estar aquí. No sirves para nada. ¡Tu lucha por la supervivencia comienza en este instante! Si no quieres ser juzgada, no les des razones para ello. ¿No crees que eres suficientemente fuerte? Bueno... sí lo eres. Tienes miedo. No lo muestres. Tienes todas las armas necesarias. Así que ahora... ¡Lucha!

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-Te lo preguntaré de otra manera. ¿Qué estás buscando?
-Una salida. Creo...
-¿En serio?
-Si existe. Tengo que salir de aquí.
-¡Libertad! Lo que todos buscan, ¿verdad?

-Cuando decidas comenzar el viaje, el viaje a la libertad, necesitaras de cinco cosas. El primero es un mapa. Despues el fuego, un cuchillo y una llave.
-Usted dijo que eran cinco cosas.
-El quinto es un misterio. Representa el motivo de tu viaje. Tendrás que hacer un sacrificio, para obtener la victoria perfecta. Sólo tú lo puedes encontrar. Si lo encuentras, él te hará libre. Y otra cosa... ¡tendrás que defenderte!

Recuerden, damas, si no creen en nada, nada saldrá mal.

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Y otra cosa. Huir no es una opción...

Disfruten el sabor de la batalla.

Si no te ponés de pie por algo, caerás por cualquier cosa.

Cuando llegués a casa, seré libre. Dile a mamá que la amo.

¿Crees que me hace feliz? Ésto es un negocio. ¿Pero sabés lo que siento? Voy a ser honesto contigo. Me siento como un niño solitario sentado en una esquina, jugando mientras que los otros niños usan mis juguetes.

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Lleva una vida normal. Vive. ¡Sólo vive con libertad! Ahora tendrás que vivir por todos nosotros.

Ésta no es mi historia. Es la tuya.

Nunca he visto a nadie que me mirara tan profundamente como lo hizo ella.

¿Ya no estás aquí? ¿Estás en el paraíso? Tu estás aquí todavía. Tú y yo y esta mierda.

No firmen un cheque con su boca que no puedan pagar con su culo.

Finalmente, ésta es la pregunta, el misterio, de quién será la historia, quién se esconde detras de la cortina, quién elige nuestros pasos en el baile, quién nos hace perder nuestra mente, quién es el que ha soportado innumerables castigos y aún asi ha salido victorioso.

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Tenemos un largo camino por adelante.

Para los que luchan por ella, la vida tiene un sabor que los temerosos nunca conocerán.

¿Quién honra a los que amamos por la verdadera vida que vivimos? ¿Quién envia monstruos para matarnos y al mismo tiempo nos canta que nunca moriremos? ¿Quién nos enseña lo que es real y cómo reírse de las mentiras? ¿Quien decide por qué vivimos y cómo moriremos por defenderla? ¿Quien nos encadena y tiene la llave para liberarnos? Eres tú. Tienes todas las armas que necesitas. ¡Ahora lucha!

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6.4.11

todas las luchas, la lucha

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SUCKER PUNCH. MUNDO SURREAL
data: http://www.imdb.com/title/tt0978764/
“Por las venas de Zack Snyder no corre sangre sino viñetas de cómics”.
HUGO ZAPATA
http://www.cinesargentinos.com.ar
Me voy a permitir no caer en la zoncera de tratar de definir “Sucker Punch” con palabras. La sintaxis visual de Zack Snyder (“300”, “Watchmen”), heredera del cómic, no se merece una definición despojada de imágenes. En su lugar, les pido un favor: cliqueen en el próximo video y tomense seis minutos y medio para ver el comienzo de “Sucker Punch. Mundo Surreal”. No importa si no entienden inglés: las imágenes lo dirán todo.



Ésta es una muy buen muestra de lo que es “Sucker Punch”: un caramelo para los ojos.

La trama de “Sucker Punch” es un esquema de cajas chinas, tres historias, una insertada dentro de la otra. La primera es la historia de la adolescente que queda a manos de un padrastro abusador y que asesina, accidentalmente a su hermana; la segunda es la historia de Baby Doll, esclava en un burdel; la tercera, es la serie de luchas que se inician en un templo budista, con los consejos de un maestro que señala el camino hacia la liberación.

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Baby Doll es la protagonista de estas tres historias. Un mundo inserto en otro inserto en otro. Las claves que recibe en uno, son útiles para intentar la fuga del segundo, vitales para triunfar en el primero. El primer mundo ronda los años '50; el segundo podría ser hoy; el tercero es impreciso e improbable, porque saltan de la Segunda Guerra Mundial a una lucha con dragones.

Alegoría budista de la irrealidad del Universo, expresión gráfica del axioma de que el mundo es lo que queremos que sea. Es en nuestra mente dónde está la liberación de esa prisión que conocemos como realidad. El segundo en que el punzón atraviesa la masa cerebral en una lobotomía del picahielo, es suficiente para desbaratar los turbios manejos de un malvado. Sólo hay un precepto: tiene tus armas, ¡lucha! Alguien mueve los hilos, pero únicamente nosotros estamos habilitados a saltar de un mundo a otro y de resolver el enigma final, en un nirvana revelador.

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Aún con sus baches argumentales, cierta repetición en sus luchas de animé, “Sucker Punch” es una de las películas más atractivas de este año. Despliegue bélico de heroínas de faldas cortas y trajes entallados, muñecas bravas capaces de quebrarte la nariz por un piropo.

El inicio de “Sucker Punch” es brillante, con una versión antológica de “Sweet Dreams (Are made of this)” cantada por Emily Browning, la actriz a cargo de Baby Doll, tema destacado en una banda de sonido de colección con temas de Queen, Iggy Pop, Björk, Lennon y McCartney y Mozart. El final, sin fuegos artificiales, no le va en zaga. Nos regala la sorpresa de descubrir quién es la protagonista de la historia, recordatorio de que en la vida, no hay personajes secundarios y todos tenemos un rol en ese laberinto que llamamos Universo.

Sendas babazas para las cinco chicas protagonistas (Emily Browning, Abbie Cornish, Jena Malone, Vanessa Hudgens y Jamie Chung); mañana, las mejores frases.

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5.4.11

la molécula respirada por Julio César

(…)

¿Cuál es la probabilidad de que en la bocanada de aire que ustedes acaban de inhalar haya al menos una molécula de las que exhaló César? La pregunta está en un libro de James Jeans, un estilista la ciencia, y el cálculo preciso está en Innumeracy, de John Allen Paulos. La respuesta es un sorprendente 99%. La razón es que, si bien una sola molécula representa una ínfima fracción del aliento, resulta ser casi igual a la fracción del volumen total de la atmósfera ocupado por el aliento. Entonces, si el aire del pulmón del César en su momento último se distribuyó uniformemente por el aire del planeta, ustedes acaban de respirar al menos una de sus moléculas.

“Azares y temores radiactivos”
ALBERTO ROJO

(la nación, 01.04.11)

3.4.11

consejo

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Rosario, abril de 2011

1.4.11

la pulpera de santa lucía


Soledad Villamil


Antonio Agri
(De un programa de Roberto Galán con Rafael Olivari manyándose los fideos mientras toca Agri y una intervención final de Orlando Marconi. ¡Imperdible!)


Ignacio Corsini
(Video de estudiantes colombianos. No tiene mucho que ver con el tema, pero vale el homenaje de los amigos colombianos a esta versión de Corsini)


Andrés Calamaro