31.1.12

el relato

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J. EDGAR
data: http://www.imdb.com/title/tt1616195

“J. Edgar” recibió palos de la crítica norteamericana. Se acusó a Eastwood de haber lavado la imagen del autoritario jefe del FBI quien resistió casi medio siglo en el cargo, chantajeando a cuanto Presidente ocupara la Casa Blanca. Personalmente, “J. Edgar” me pareció una de las mejores películas de Clint Eastwood, un director con el que venía en beligerancia personal por sus últimos filmes que (decididamente) no me convencieron. Éste llegó a conmoverme. Creo que Eastwood sufrió, en este filme, tomar el punto de vista del personaje. Tanto Eastwood como el guión de Dustin Lance Black quisieron contar el drama de una vida. No estaban escribiendo un libro de historia. Y la crítica no los perdonó.

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Cuando J. Edgar Hoover fue nombrado al frente del Bureau of Investigation, el organismo dependiente del Departamento de Justicia de los Estados Unidos era un ente burocrático carcomido por la corrupción. Con amplios poderes, Hoover depuró el organismo, lo profesionalizó e introdujo los avances más novedosos de la reciente ciencia forense. Lo condujo por 48 años, transformándolo en su herramienta personal para perseguir políticos y personalidades a los que enfrentaba en su paranoia anticomunista característica. Hoover utilizó el organismo a su cargo para investigar la vida privada de sus oponentes, incluyendo a todos los presidentes norteamericanos que lo soportaron en el cargo principalmente por el temor de ver difundidos sus secretos más oscuros. Chantajista, racista, homosexual no declarado, Hoover fue un grano en el trasero de un área crítica. Los méritos indudables en la potenciación del FBI como uno de los principales organismos de inteligencia no disimulan su autoritaria política personal, inadmisible en una sociedad liberal.

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“J. Edgar” muestra sólo algunas de esas facetas oscuras del personaje. Esconde los rasgos más censurables, atenúa las críticas, compensa con los logros señalados en la constitución de un organismo de inteligencia profesional y capaz. El personaje acepta torcer las reglas pero por un bien superior: el mantenimiento de FBI.

Ésa actitud fue criticada por los medios norteamericanos como una concesión de Clint Eastwood a Hoover. Acá vamos a sostener otra visión. La película empieza con J. Edgar dictándole su biografía (“su verdad”) a uno de los tantos agentes del FBI que tomaron nota de su monólogo transformado en libro. En el final, hay un diálogo entre Edgar y Tolson, su segundo y amante, en el que éste le reprocha que lo que ha contado es una fantasía, repleta de invenciones inexistentes.

Ésa es la clave del filme, en nuestra modesta opinión.

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Ni el guión de Dustin Lance Black ni Clint Eastwood pecan de “esconder” las manchas del personaje. Sólo variaron el punto de vista desde donde cuentan la historia. Es el propio J. Edgar Hoover el que nos hace ver su visión de su vida. Su relato, para ponerlo en una palabra de moda. Y esa visión claro que es parcial y autoindulgente. Quienes conocieron la vida y obra de Hoover, sabrán lo errada de esa visión. Sólo en el final, en la acumulación de las inconsistencias, comprendemos el verdadero drama de Hoover: un hombre paranoico, angustiado por su naturaleza homosexual, que ha querido montar una historia heroica que justifique su vida. No lo ha logrado. Nadie le cree el cuento rosa de su vida. Su mayor secreto (su homosexualidad) era conocida por su entorno: Tolson recibie la bandera norteamericana en su sepelio. Ni siquiera ese lado que lo avergonzaba ha podido esconder.

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Revelado el mecanismo, el lado desde el que cuenta Eastwood al personaje, es poéticamente trágico. El drama de un hombre alcanza cotas superiores a su trajinar en las bambalinas del poder. El patético Hoover final conmueve, más aún cuando recordamos su poder omnívoro. En el final, nada queda de su tiranía. Sólo el miedo, el profundo miedo que supo cultivar en años y años de represión. El hombre luchó toda su vida para ser fuerte, siguiendo el mandato materno. Fuerte, para ocultar lo que era. Y esa lucha contra uno mismo está condenada, inexorablemente, al fracaso.

Mañana, las mejores frases

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30.1.12

las gorditas son más agradecidas

El vulgo comúnmente se aficiona
a la que sabe que es doncella y moza,
porque ansí le parece al que la goza
que le coge la flor de su persona.

Yo, para mí, más quiero una matrona
que con mil arteficios se remoza,
y, por gozar de aquel que la retoza,
una hora de la noche no perdona.
La doncella no hace de su parte,
cuando la gozan, cosa que aproveche,
ni se menea, ni da dulces besos.

Mas la otra lo hace de tal arte,
y amores os dirá, que en miel y leche
convierte las médulas de los huesos.

Anónimo español
fuente: http://amediavoz.com/anonimos.htm

29.1.12

conozco la canción: Mahna, Mahna

En 1968, se conoció un pseudodocumental italiano sobre la vida sexual de los suecos. El título de la película, lo dice todo: “Svezia, inferno e paradiso”, esto es “Suecia, infierno y paraíso”. El filme nos introducía en el relajo sexual sueco, con escenas de swingers y lesbianismo, para motivar el morbo.

La película se perdería en la noche del olvido, de no ser por la escena del sauna, no tanto por las señoritas que iban a tomar un baño de vapor, sino por la musica que acompañaba esa escena. Ésta es la escena del filme y la música, al instante, será reconocida:



El tema fue compuesto por el italiano Piero Umiliani y se titula Mah Nà Mah Nà. La letra no dice nada: es una serie de palabras sin sentido, mezclando varias melodías ya conocidas.

Sencillito, el tema fue un boom espontáneo. En 1969, Henri Salvador lanzó una versión en francés, cambiando la “letra”. El tema se llamó Mais Non, Mais Non:



Los covers se multiplicaron. En Italia, Giorgio Moroder produjo esta versión:



En Gran Bretaña, Dave Pell Singers saturó la radio con esta versión:



No tardó mucho para que el tema fuera cortina de los programas televisivos. En la televisión norteamericana se utilizó para un segmento del Show de Red Skelton. Y recordamos que acompañó varios segmentos de comedia del show de Benny Hill. Pero el tema entró en la historia gracias a los Muppets. En 1969, en Plaza Sesamo, los muñecos de peluche presentaron esta versión:



Empezaba el camino hacia las estrellas. Ed Sullivan llevó a los Muppets a su show y recrearon la rutina, con otros peluches. La versión se recreó en el show televisivo de los Muppets, en 1970 y es la cima más alta de este tema:



Los aliens rosas que hacen de coro en esta versión “muppetesca” se llaman The Snouths y quedaron en la historia.

Hubo una versión más reciente en los Muppets con Sandra Bullock y la rana René (a) Kermit, en los años '90:



La canción se transformó en un clásico de los Muppets. No había modo de que el tema no estuvieran en la reciente versión cinematográfica, cerrando los títulos finales:



Los Estudios Disney armaron un sitio para que los visitantes suban sus versiones del tema, mezclados con la versión de la película, en un cover sin fin. Los que quieran visitarlo (y tal vez dejar una versión):

http://www.muppetsmahnamahna.com/

Para cerrar el post, nos vamos con la versión disco del tema, realizada por Lipstique en 1977:

27.1.12

bertrand rusell

wikipedia

Bertrand Rusell fue una de las mentes más brillantes del siglo XX, filósofo, matemático y escritor galés. Su obra cumbre es la Principia Mathematica. Su trabajo no se limita a la lógica matemática, porque Rusell se comprometió con la sociedad que le tocó vivir, sosteniendo puntos de vistas revolucionarios para esos tiempos. Su postura antibélica durante la Primera Guerra Mundial le ocasionó pasar tiempo en la cárcel; se declaró ateo y descreyó de todas las religiones; socialista, se desilusionó tempranamente del marxismo tras conocer a Lenín en los años '20. Era abiertamente partidario de una conducta sexual libre y de relaciones sexuales prematrimoniales, toda una rareza para sus contemporáneos. Fue una mente dispuesta a examinar racionalmente la realidad y hacerse las preguntas que nadie se animaba a hacer.

Como una mera aproximación, tomamos de Wikiquote un puñadito de frases representativas de su pensamiento, que esperamos sirvan para abrir la puerta y conocer más de su vida y obra.
Aún cuando todos los expertos coincidan, pueden muy bien estar equivocados.

El agnóstico cree que es imposible saber la verdad en los asuntos que le interesan al cristianismo y otras religiones, como Dios y la vida futura. O si no imposible, al menos imposible por ahora.

El hombre que no tiene ningún barniz de filosofía va por la vida prisionero de los prejuicios que se derivan del sentido común, de las creencias habituales en su tiempo y en su país.

El mundo en que vivimos puede ser entendido como resultado de la confusión y el accidente; pero, si es resultado de un propósito deliberado, el propósito tiene que haber sido el de un demonio. Por mi parte, encuentro el accidente una hipótesis menos penosa y más verosímil.

El mundo, ahora y antes, está basado en una competición a vida o muerte; lo que se disputaba en la guerra era qué niños, si los alemanes o los aliados, debían morir de hambre y de miseria.

El patriotismo es la disposición de matar y dejarse matar por razones triviales.

El problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas.

El secreto de la felicidad es darse cuenta que la vida es horrible, horrible, horrible.

En todas las actividades es saludable, de vez en cuando, poner un signo de interrogación sobre aquellas cosas que por mucho tiempo se han dado como seguras.

Es una ley general que las civilizaciones decaen, menos cuando entran en contacto con otra civilización extraña superior.

La Ciencia en ningún momento está totalmente en lo cierto, pero rara vez está completamente equivocada y tiene en general mayores posibilidades de estar en lo cierto que las teorías no científicas.

La conclusión es que sabemos muy poco y sin embargo es asombroso lo mucho que conocemos. Y más asombroso todavía que un conocimiento tan pequeño pueda dar tanto poder.

La historia del mundo es la suma de aquello que hubiera sido evitable.

La humanidad tiene una moral doble: una que predica y no practica, y otra que practica y no predica.

La libertad es algo maravilloso, pero no cuando hay que pagar por ella el precio de la soledad.

Las matemáticas poseen no sólo la verdad, sino la suprema belleza, una belleza fría y austera, como la de una escultura.

Lo más difícil de aprender en la vida es qué puente hay que cruzar y qué puente hay que quemar.

Lo que los hombres realmente quieren no es el conocimiento, sino la certidumbre.

Lo que se necesita no es la voluntad de creer, sino el deseo de averiguar, que es exactamente lo contrario.

Los artistas son, por regla general, menos felices que los hombres de ciencia.

Los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible. Los políticos por hacer imposible lo posible.

Me opongo a toda superstición, sea musulmana, cristiana, judía o budista.

Muchas personas preferirían morirse antes que pensar; en realidad eso es lo que hacen.

Observo que una gran parte de la especie humana no cree en Dios y no sufre por ello ningún castigo visible. Y si hubiera un Dios, me parece muy improbable que tuviera una vanidad tan enfermiza como para sentirse ofendido por quienes dudan de su existencia.

Para llevar una vida feliz es esencial una cierta capacidad de tolerancia al aburrimiento. La vida de los grandes hombres sólo ha sido emocionante durante unos pocos minutos trascendentales. Una generación que no soporta el aburrimiento será una generación de hombres de escasa valía.

¿Para qué repetir los errores antiguos habiendo tantos errores nuevos que cometer?

Quiero decir, con toda seriedad, que la fe en las virtudes del trabajo está haciendo mucho daño en el mundo moderno, y que el camino hacia la felicidad y la prosperidad pasa por una reducción organizada de aquél.

Rousseau estaba loco, pero fue muy influyente; Hume era cuerdo, pero no tuvo seguidores.

Temer al amor es temer a la vida y los que temen a la vida ya están medio muertos.

Tres pasiones, simples pero abrumadoramente fuertes, han gobernado mi vida: el anhelo de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por el sufrimiento de la humanidad.

Yo estoy tan firmemente convencido de que las religiones hacen daño, como lo estoy de que son falsas.

fuente: http://es.wikiquote.org/wiki/Bertrand_Russell

26.1.12

de Plaza de Mayo al Zoológico

clarín

(…)

En su origen, el templete fue colocado en medio de la Plaza de Mayo, cuando la pirámide aún no ocupaba el centro. Eso fue en 1903 y formó parte de los símbolos de las Fiestas Mayas de ese año. Estas celebraciones habían comenzado en 1811, un año después de la revolución, pero desde 1813 se realizaron en forma oficial para celebrar cada año un nuevo aniversario del nacimiento de aquel primer gobierno patrio.

La idea de instalar aquella gran cúpula metálica fue del ingeniero Jorge Newbery, el primer gran ídolo que produjo la Argentina fuera del mundo de la política. Pionero de la aeronáutica, en 1903 Newbery era Director General de Instalaciones Eléctricas, Mecánicas y Alumbrado de la Municipalidad, cargo que mantuvo hasta su trágica muerte, ocurrida en un accidente aéreo en Mendoza el 1º de marzo de 1914. La estructura entonces quedó llena de vistosas lámparas que cada noche le ponían un toque espectacular a la plaza y a sus alrededores.

(…)

…la estructura que había hecho instalar Newbery fue llevada al Jardín Zoológico en 1905.

El traslado se había realizado por pedido del naturalista italiano Clemente Onelli (1864-1924) quien vio la posibilidad de que la gran estructura se convirtiera en la Jaula de los Cóndores. En aquel momento Onelli era el director del zoo porteño y continuaba la obra de Eduardo Ladislao Holmberg (1852-1937). La idea era embellecer esas dieciocho hectáreas que aún ocupa ese paseo en Palermo.

Después de ser instalada dentro del zoológico, en la zona cercana a la avenida Del Libertador y la actual calle República de la India, la gran cúpula fue recubierta con una especie de malla, lo que la convirtió en jaula. Y dicen que, entre los primeros cóndores que la habitaron, estuvieron unos ejemplares traídos a Buenos Aires por una delegación de militares chilenos que visitó la Ciudad.

(…)

EDUARDO PARISE
“La histórica jaula de los cóndores”
(clarín, 23.01.12)

25.1.12

frases de “Shelock Holmes: Juego de Sombras”

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-¿Está seguro de querer jugar este juego?
-Me temo que lo perderá.

-¿Acaba de matar a mi esposa?
-Está perfectamente sincronizado.

-¿Está tomando líquido para embalsamar?
-Sí. ¿Quiere un trago?
-Usted parece…
-¿Feliz?
-Maníaco…
-Al borde de…
-¿El extásis?
-Psicosis… Le vendría bien un sedante.

Yo no te culpo. Me culpo. Ha sido evidente para mí, por algún tiempo, que sucumbiría a sus sentimientos por él.

Si podemos pararlo, vamos a evitar el colapso de la civilización occidental. No sienta presión…

-Él no sabe montar… ¿cómo es que le dice?
-Son peligrosos en ambos extremos y… astutos en el medio. ¿Por qué querría mecerme con algo con mente entre mis piernas?

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-¿Cómo sabía que lo encontraría?
-Usted no me encontró: derrumbó un edificio sobre mí.

¡Sé que puede oírme! ¡Hijo de puta egoísta!

Batir. Espolvorear ligeramente. Romper los huevos. Voltear la tortilla. Añadir condimento. El desayuno se sirve.

-Buenos días, Señora. Yo soy el otro Holmes.
-¿Quiere decir que hay dos de ustedes? ¡Maravilloso!

-¿Qué ves?
-Todo. Ésa es mi maldición.

Enterrado en el subconsciente, las personas tienen un deseo insaciable de conflicto. Así que lo que está luchando no soy yo, sino la Humanidad. Yo sólo suministro las balas y las vendas. La guerra a escala industrial es inevitable. Lo harán ellos mismos en unos años. Todo lo que tengo que hacer es esperar.

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-Lo extraño.
-Yo también lo extraño, a mi manera.

Usted tiene la oferta, usted tiene la demanda. Una guerra con todos… una guerra mundial.

Ven si lo estimas conveniente. Si no es conveniente, ven igual.

Llegamos a tener este juego después de todo…

The end?

Tenga cuidado con la cara, muchachos. Tenemos una cita para cenar esta noche.

Eso no es justo.

¿Holmes, cuántas veces va a matar a mi perro?

Prepárate. Estamos a punto de ser violados.

¿Usted está familiarizado con la obra de Schubert? “La trucha” es mi pieza favorita. Un pescador se cansa de tratar de atrapar un pez difícil de agarrar. Por lo que enturbia el agua, confunde al pez. No se de cuenta, hasta que es demasiado tarde, que ha nadado hacia una trampa.

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Los dos tenemos alfiles. Mi presencia puede estar ausente de ese salón; mi método, no.

Mi admiración hacia usted, Señor Holmes, es la única razón por la que aún está vivo.

Me gusta Suiza. Son respetuosos de la intimidad de un hombre aquí. Sobre todo si tiene una fortuna.

-Usted conoce mis métodos.
-Y sé dónde estará.
-Ningún otro resultado podría ser más atractivo para mí que éste. Por cierto, ¿quién te enseñó a bailar?
-Tú lo hiciste.
-Bueno, he hecho un trabajo bastante bueno en ello.

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-¡Oh, cómo te he extrañado Holmes!
-¿Usted? Yo, apenas he notado su ausencia…

¿Toda mi instrucción ha sido en vano? Usted todavía lee el comunicado oficial y lo cree. Es un juego, querido hombre, un juego de sombras. Estamos jugando al gato y al ratón, el Profesor y yo, la capa y la daga…

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¡Haga que cuente!

Tengo que admitir que no es mi mejor disfraz.

Holmes como siempre tiene una teoría diferente.

Discutirán la paz. Pero en realidad están preparando sus ejércitos en casa.

¿Qué mejor manera que empezar una guerra que en una conferencia de paz?

Esto es lo que se obtiene cuando la industria se casa con el arte.

Veo que la red de la conspiración se ha extendido.

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24.1.12

siempre existe la posibilidad de un recurso de último momento de Holmes

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SHERLOCK HOLMES: JUEGO DE SOMBRAS
data: http://www.imdb.com/title/tt1515091

El Doctor Moriarty y Sherlock Holmes se encuentran en un balcón bajo la nieve, mientras a metros, en el salón de baile, los restantes protagonistas de “Sherlock Holmes: Juego de Sombras” están embarcados en una lucha de la que depende la paz del mundo. Inesperadamente, se sientan a jugar una partida de ajedrez.

“Los dos tenemos alfiles. Mi presencia puede estar ausente de ese salón; mi método, no” pronuncia Holmes. Y en ese breve diálogo y su posterior resolución, el carisma de Robert Downey Jr. logra dar vuelta una película que, hasta ahí, era una historia más de acción, un escalón debajo respecto al primer capítulo de la saga. Una mirada de Downey, otra de Jared Harris, impecable en la piel del Napoleón del Crimen y un muy buen diálogo. Con una decisión épica, presente en el original, que cierra con un broche de calidad una buena película. Guy Ritchie lo hizo de nuevo: ha honrado la herencia del mejor detective de la historia.

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En estos tiempos en que muchos apuestan a la quiebra de la Unión Europea, no parece accidental que Ritchie nos muestre lo que era Europa antes de la Unión, cuando sus miembros se enfrentaban unos con otros, en un juego bélico en el que todos perdían. En ese momento, engarza la conspiración de Moriarty. Y aunque Holmes esté en su camino, no será por siempre. Más tarde o más temprano, en las conciencias europeas estaba la determinación de la guerra. Y la razón, credo de Holmes, no era la herramienta de esos tiempos violentos. Es la época de Moriarty, aunque Holmes le complique sus pretensiones aunque sea por un rato.

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“Sherlock Holmes: Juego de Sombras” tiene todos los trucos visuales de Ritchie (la fuga en el bosque es el paradigma de esa sintaxis visual). Pero ni eso ni la acción es lo mejor del filme. Ese diálogo final entre Holmes y Moriarty vale la película Porque ahí está todo y todo está en lo que no se dice. Es en esos momentos en los que uno comprende lo que es contar con buenos actores.

Del elenco, sólido Jude Law, buenos los momentos de Stephen Fry, muy bonita Kelly Relly y Noomi Rapace nos hace acordar cuán lejos está Rooney Mara de su Lisbeth Salander, por más nominación al Oscar conseguida.

Escenas destacadas: la fuga en el bosque; el escape del tren; el susodicho juego de ajedrez final; el desenlace en el estudio de Watson; el derrumbe de la torre; el intento de asesinato de Madame Simza.

Mañana, las mejores frases.

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23.1.12

mirá cómo me tomaron de boludo: a que te corto la luz

Para los que reciben los correos semanales de “Libreta Chatarra”, les habrá extrañado que por primera vez, en mucho tiempo, el correo semanal llegó a primera hora del lunes y no el fin de semana, como es costumbre. Tengo una excusa: desde el jueves a las 22 horas, estoy sin luz en casa.

Siguiendo una práctica habitual en las empresas de servicio, ningún operador atiende personalmente el reclamo. Se registra, se da un número de reclamo, en forma automática. Pero nadie te contesta. Uno le habla a una pared virtual.

Es muy difícil saber si el corte es para un rato o para varios días.

Más aún, cuando abrimos el diario y nos enteramos que esto se ha dado en varios barrios y, aparentemente, la demora se debe a “motivos sindicales”. Ante un recorte en las horas extras, los sindicatos retacean el envío de personal a las guardias de urgencia. El rehén, nuevamente, es el usuario.

El Ente Regulador (uno de los pocos entes reguladores en la que he obtenido respuestas anteriormente) confiesa que no tiene poder de policía sobre las empresas eléctricas. Más que renovar el reclamo, no pueden hacer. “¿Quiere decir que tengo que hacer un piquete para llamar la atención? ¿Tomar la ley en mis manos para lograr una respuesta?” pregunté. “¡Ah, usted haga lo que quiera!”.

El consejo es una invitación a violar la ley.

Lo peor es que, probablemente, si el barrio no hace lo que algunos empezaron a hacer ayer (quemar gomas y cortar una calle), el suministro eléctrico no se rehabilitará en varios días.

En este fin de semana, tirando comida por las heladeras sin electricidad, soportando temperaturas de treinta y pico de grados sin líquidos fríos ni ventiladores, me sorprendió mucho que me lo haya tomado con cierta parsimonia y tranquilidad.

En un primer momento, me justifiqué creyendo que ya no hay nada que me pueda sorprender en Argentina. Hace tiempo que esta sociedad tiene un umbral de sufrimiento muy alto y es capaz de soportar provocaciones que otras sociedades no soportan. El argentino promedio parece conformar esos casos clínicos de violencia familiar: lo golpean y le gustan que lo golpeen. Se ha adaptado, con gusto, a la humillación cotidiana.

Luego, examinándolo mejor, me di cuenta que, inconscientemente, había comparado esta situación con lo que hubiera pasado de haber sucedido hace unos años, cuando mi padre vivía. Con una diabetes avanzada y una enfermedad renal terminal, su balance químico dependía de tomar muchos líquidos y estar fresco, en estos días agobiantes de verano. Si algo como lo que estoy pasando en estos días, hubiera pasado entonces, me hubiera enloquecido. Porque no habría tenido ninguna solución; nadie me hubiera ayudado. Lo hubiera visto entrar en una crisis sumiéndome en la más absoluta impotencia.

Entonces, miré a mis vecinos, ancianitos más que octogenarios, con problemas cardíacos, alguno con una lesión que no pueden moverse de sus camas, o madres con bebés muy chiquitos, casos donde el calor extremo suele cebarse.

Nadie se preocupó ni se preocupa por ellos.

Nadie mueve, ni moverá un dedo por su integridad, por su salud, por su futuro.

Ni el Ente Regulador, ni la empresa eléctrica, ni los trabajadores sindicalizados, ni un juez, ni un periodista.

La cereza del postre: uno de los vecinos sin luz consiguió que un amigo que trabaja en la empresa eléctrica cambiara la fase y reestableció el servicio en minutos. Otro ejemplo de la desigualdad aleatoria que prospera en la Argentina.

Me quedé pensando en una última idea: el silencio puede ser una de las formas más perversas de la violencia.

El tipo que me contesta, aunque me insulte, está dándome el beneficio de reconocerme. Por lo menos, soy digno de una respuesta.

Cuando del otro lado hay una grabación o la voz del burócrata de turno diciendo que no puede hacer nada y que nadie puede hacerlo, inmune a mi desesperación, me están condenando al silencio. La indiferencia es la implícita aseveración de que no soy digno de una respuesta.

No basta ser muy imaginativo para rememorar, como en los últimos tiempos de este país, nos acostumbramos a no recibir respuestas ante las preguntas más básicas.

El inconveniente de esta actitud es que, las sociedades, como las personas, suelen gritar para llamar la atención de aquellos que los ignoran.

Y a veces, ese grito, viene acompañado de zamarreos, para hacerlo un poco más efectivo.

20.1.12

no sólo se trata de correr

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LAS AVENTURAS DE TINTÍN: EL SECRETO DEL UNICORNIO
data: http://www.imdb.com/title/tt0983193/

Recuerdo haber leído las andanzas de Tintín, en busca de un tesoro perdido, en la “Billiken” semanal de mi niñez. Fue una de mis historietas preferidas. Releí, una y otra vez, las peripecias del periodista del rulo enhiesto con la ayuda del Capitán Haddock, el perrito Milú y la comparsa de Hernández y Fernández (como tradujeron por estos pagos a los dos torpes detectives de bombín y bastón). Cuando trascendió que el dueto Steven Spielberg y Peter Jackson se metían con esa historia, nos picó el bichito de la curiosidad, de saber cómo estos nenes iban a enfrentarse con la Historia (con mayúsculas) detrás de la historia.

Lo primero que hay que decir es que Spielberg respetó el espíritu del cómic. Tal vez demasiado. Porque en “Las aventuras de Tintín…” se adivina poco del genio de Spielberg. Oficio en muchas escenas; el espíritu festivo al extremar las posibilidades de cada secuencia con el uso de la técnica del motion caption; vértigo y algunas dosis de humor. Pero la película es lo suficientemente fría como para que pase de largo. Algo raro en los filmes de Spielberg que pueden tildarse de muchas cosas, menos de que nos resulten indiferentes.

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Hurgando un poco en las causas, tal vez seguir fielmente el cómic haya sido contraproducente. Tintín es la típica historieta de aventuras. Su protagonista era un intrépido periodista siempre corriendo detrás de una historia. Era el arquetipo de la acción: valiente, decidido, audaz. El exotismo era el toque decisivo: la búsqueda de un tesoro; persiguiendo la ubicación de un meteorito que cae en el océano; visitar la URSS; viajar a la Luna; encontrar al Yeti en el Tibet; visitar Latinoamérica y meterse en una revolución.

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En tiempos de globalización, el exotismo de los lugares lejanos e inexplorados ha mermado. Y la acción, por la acción en sí misma, no llama tanto la atención. Como espectadores / lectores estamos sobresaturados de estímulos. El vértigo de las historias de aventuras, inevitablemente, se apolillan. Necesitamos algo más, una línea interpretativa paralela, una fuerte necesidad dramática de los personajes para atraer nuestra atención. De eso carece esta adaptación cinematográfica de Tintín.

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Hay una secuencia que sirve de ejemplo de esta falla estructural: la persecución en busca de los tres papeles que tienen la clave del tesoro. En esa brillante secuencia, todo es acción. Corridas, de todos los personajes, con y contra todos. Los protagonistas saltan en las alturas, rebotan en carambolas al borde del precipicio, mostrando la potencialidad del motion caption. Pero, en esa secuencia, vale seguir la acción de Milú y compararla con la de Tintín. Milú no cede en la persecución pero muestra vacilaciones vitales: mira antes de cruzar, se distrae ante un sándwich; esas dudas le dan cierta tensión dramática a su participación. Tintín sólo corre, al punto de saltar en el aire para atrapar los papeles en poder del halcón de Sakharine, sin ponerse a pensar dónde va a caer. Si aterriza bien, es por pura casualidad.

Entre la actuación de Milú y la de Tintín hay un abismo de matices. Nos atrae más el accionar perruno porque constatamos una intencionalidad de la que carece el protagonista principal. La acción por sí sola no alcanza; la acción con un objetivo o necesidad dramática, eso es otra cosa, aunque la necesidad dramática sea alcanzar un sandwich en el extremo del tablón.

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Por eso, seguramente, Tintín pierde fuerza ante sus compañeros: Milú comanda la película; Haddock tiene el trauma de tener que superar las glorias de sus ancestros. Tintín no tiene ningún conflicto; sólo se mueve. Se mueve mucho. Y eso termina por hacerse perder la atención.

En suma, “Las aventuras de Tintín…” se destaca en lo técnico y en un par de gags. Mejora la técnica del motion caption, pero los personajes siguen moviéndose con cierto envaramiento que le quita naturalidad. El 3D luce en manos de Spielberg y tenemos algunas tomas notables. Fulgor en el envase que no alcanza a sostener una historia normal, sin muchos matices.

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19.1.12

del archivo chatarra: la guerra de los sexos

super chatarra special

En febrero de 2004, publicamos una nota metzohumorística sobre las diferencias entre hombres y mujeres. La titulamos “La guerra de los sexos” y enumeramos algunas divergencias entre los sexos que nos ponen a dudar sobre el hecho de si pertenecemos a la misma especie o somos bichos genéticamente diferenciados. La nota en:

http://superchatarra.com.ar/edanteriores/febrero2004/guerrasexo.htm
Para un hombre es negro.
Para una mujer, azul oscuro.

Para un hombre es rubio.
Para una mujer, castaño claro.

Para un hombre, "suban ese aire acondicionado que me muero de calor".
Para una mujer, "me estoy congelando".

Para un hombre, "¡qué simpática que es la futura esposa del príncipe Felipe!".
Para una mujer, "¡esa es mina es una trepadora!".

Para un hombre, el último cuarto de un partido de básquet, es para seguirlo en silencio y con atención.
Para una mujer, es el momento adecuado para charlar sobre "la situación de nuestra relación".

Para un hombre, es kitsch.
Para una mujer, sensible.

Para un hombre, "este par de zapatos me queda OK. Me los llevo".
Para una mujer, "me quedan bien, pero vamos a probar esos otros".

Para un hombre, la tapa del inodoro va levantada.
Para una mujer, va baja.

Para un hombre, un corte de pelo no puede llevar más de 20 minutos.
Para una mujer, no menos de dos horas.

Para un hombre, "ya estoy listo" significa "ya estoy listo".
Para una mujer, "ya estoy lista" significa "otra media hora".

Para un hombre, el gol de Maradona a los ingleses es la cumbre de la perfección artística en el Universo.
Para una mujer, "¿cuál gol? ¿el que hizo con la mano?".

Para un hombre, cocinar es una experiencia artística.
Para una mujer, un expediente burocrático.

Para un hombre, un control remoto es un elemento que debe, necesariamente, ser pulsado cada dos segundo.
Para una mujer, algo que venía con la televisión.  

18.1.12

corazón de nunca jamás

Abandoné Nunca Jamás
para entrar en tu corazón.
No supe
cómo me sucedía. Sólo intuí
-pero no quise interpretarlo- algún
obscuro signo: la escritura
similar al insomnio y el ensueño
igual a la escritura, evitar
a mis años la amenaza
ingenua del horóscopo o negarme
tres veces mi espejismo
en un espejo roto a medianoche.

Aún ahora
no acierto a comprender
a dónde huyó la Sombra, cuándo
venció el Pirata, si se hundirá
la Isla, pero escucho
mi adiós a aquella tierra
y como un niño en el exilio
llamo mi país a esa roja
víscera autista, el corazón,
tu corazón
de nunca jamás.

“Escritura o paraíso” (1998)
JUAN COBOS WILKINS
fuente: http://amediavoz.com/cobos.htm

17.1.12

acróstico mafioso

(…)

El sitio, ahora lleno de árboles, ocupa la manzana de Leandro N. Alem, Tucumán, Bouchard y Lavalle y se denomina Plaza Roma, aunque alguna vez fue conocida como Plaza Mazzini, en homenaje a la estatua de Giuseppe Mazzini (1805-1872) colocada allí por iniciativa de residentes italianos. El sitio elegido no era una casualidad: querían que, cuando los nuevos inmigrantes procedentes de Italia llegaran a Buenos Aires, tuvieran una imagen cercana a su historia.

Pero no todo era fácil, porque en aquellos tiempos la imagen de Mazzini aún provocaba divisiones en la gente: para algunos ese homenaje era una ofensa porque esa persona había enfrentado a la autoridad del Papa Pío IX; otros, más liberales, creían que se hacía justicia. ¿Quién fue ese político italiano, al que algunos porteños denominan simplemente como “el hombre de la silla”? Giuseppe Mazzini había nacido en Génova y a los 23 años ya estaba integrado a los carbonarios, una especie de logia secreta que con un criterio nacionalista pugnaba por lograr una Italia unificada como república y libre de ingerencias extranjeras.

Según algunos historiadores, la acción violenta de los grupos que lideraba fue la que dio origen a la palabra mafia. Afirman que era el acróstico de la expresión “Mazzini Autorizza Furti, Incendi e Avelenamenti” (Mazzini Autoriza Robos, Incendios y Envenenamientos). Claro que no es la única pero es la que la relaciona a esa organización con este hombre cuyo lema de combate sostenía “Ni Rey, ni Papa; sólo Dios y el pueblo nos abrirán el camino hacia el futuro”. Aquella actitud rebelde no sólo le costó cárcel. En 1832 fue condenado a muerte y pudo huir primero a Marsella y luego a Londres. En 1848 participó en movimientos revolucionarios contra el Papa. Sin embargo, unos años después muchos nacionalistas optaron por el criterio más moderado del rey Víctor Manuel II y de su primer ministro, el conde Cavour, y la línea radical de Mazzini fue perdiendo fuerza. El murió en Pisa (Italia) en marzo de 1872, después de volver en forma clandestina de un exilio que le habían impuesto por un levantamiento en Sicilia.

(…)

“El rebelde italiano que mira al río”
EDUARDO PARISE
(clarín, 16.01.12)

16.1.12

el primer hincha

(…)

El público que asistía a los encuentros mantenía una postura demasiado formal, en silencio. Las manifestaciones no pasaban de una exclamación o el aplauso, ante un gol, sea de uno o del otro equipo. Por eso llamó la atención de todos, a comienzos del siglo XX, la actitud del utilero de Nacional de Montevideo.

Prudencio Miguel Reyes era un robusto paisano de oficio talabartero que había sido contratado por el club para actuar como utilero. Una de sus actividades principales consistía en inflar la pelota de fútbol. Esta tarea se llevaba a cabo con rudimentarios infladores que requerían cierto esfuerzo físico y que, en aquel tiempo, se llamaban hinchadores. En realidad, al utilero se le llamaba hinchador. Por lo tanto, Prudencio Miguel Reyes era para todos, el hinchador de Nacional.

Al circunspecto público que asistía a los partidos de fútbol en el 1900 le resultaba extraño que Prudencio se paseara de punta a punta, al borde de la cancha, alentando a los jugadores, lanzando gritos con su vozarrón y generando un clima festivo que, hasta entonces, no se había visto. Se hizo famoso. El hinchador de Nacional ya formaba parte del espectáculo. A partir de su entusiasta participación, el aliento en el fútbol cambió. Incluso contagió a otros deportes. Reyes, el hinchador de Nacional, generó una palabra que hoy usamos a diario. Nos referimos al hincha, y también a la hinchada.

DANIEL BALMACEDA
“Quién fue el primer hincha”
(historias compartidas, 11.01.12)

14.1.12

conozco la canción: hits del verano, flores de un día son

Leíamos una nota en “La Nación” sobre los hits del verano, a propósito de “Please, me”, el éxito de Poncho que popularizó la propaganda de Fravega con Ricardo Darín. Para aquellos descolgados que no tienen idea de lo que estamos hablando, éste es el video oficial del tema:



La nota recuerda un puñadito de esos temas que arrollan en el verano y luego desaparecen, casi casi como sus autores y/o intérpretes.

La nota pueden leer en este link:

http://www.lanacion.com.ar/1440140-poncho-calento-la-playa-con-su-superhit

Y, basándonos en esa nota, recordaremos algunos de esos éxitos del verano. Primero, el boom del verano del ’78 de Rafaella Carrá, “Hay que venir al sur”:



En 1983, el boom fue “Vamos a la playa” del grupo Righeira:



En los ’90, The Sacados sacó un tema que fue cortina de un programa de Tinelli, los domingos a la noche, compitiendo con Pergolini y su “Hacelo por mí”. El tema se llama: “Ritmo de la noche”:



Los Ladrones Sueltos fue el nombre, a modo de autoconfesión, del grupo que logró 15 minutos de fama con su tema “Una rubia en el avión”:



El boom del nuevo milenio, vino en 2002 de España, con Las Ketchup y su exitazo, el inolvidable “Asereje”. A ver quién la puede cantar, sin repetir y sin soplar:



Otro éxito inolvidable fue “Dragostea Din Tei” (“Amor bajo el tilo”), del grupo moldavo-rumano O-Zone:



No citados en la nota de “La Nación”, recordamos la época de saturación de la lambada con el suceso de “Llorando se fue” del grupo francobrasileño Kaoma:



Y cerramos con el boom de “La Macarena” del dúo Los del Río bailada en público, incluso, por Bill Clinton:



(Para quien quiera recordar más casos de “15 minutos de fama” recomendamos este sitio:

http://soloquinceminutos.blogspot.com/

Imperdible.)

13.1.12

parafilias

Las noticias policiales de las últimas semanas trajo la palabra hipoxifilia a los titulares de los diarios. Y a poco de hurgar en Internet, encontramos mucho material sobre las llamadas parafilias que sirve de materia prima para este post.

Las parafilias son los patrones de comportamiento sexual en el que la fuente principal del placer no está en el coito sino en alguna otra actividad concurrente. Ejemplo de parafilias son el vouyerismo, la necrofilia, el fetichismo, el sadomasoquismo, entre tantas. En alguna época, el sexo oral o la masturbación eran consideradas parafilias.

Cabe aclarar, antes que empiecen a pensar señor/señora que su afición a la rutina de la enfermerita revela el accionar de una mente enferma, que no toda conducta considerada parafílica es parafilia. Se la considera así cuando afecta la vida sexual tornándose indispensable y única o si causa un daño (físico, emocional o económico) a sí mismo o a terceros.

En el estudio de las parafilias se definen una serie de conductas particulares. Este post enumera algunas de las parafilias más extrañas, sea por la conducta o por el nombre con que se designa. Las elegidas son:
Acrotomofilia: excitación sexual al ver un miembro amputado.
Altocalcifilia: excitación por los zapatos con tacones altos.
Amomaxia: excitación al realizar una relación sexual dentro de un auto estacionado.
Apotemnofilia: excitación por sufrir la amputación de miembros del cuerpo.
Autasasinofilia: excitación por ser expuesto a peligros mortales.
Autopederastia: excitación masculina por insertarse el pene en el propio ano.
Basoexia: excitación por los besos.
Blastolagnia: excitación por mujeres muy jóvenes.
Braquiproctosigmoidismo: excitación por la introducción de mano o antebrazo en el ano.
Cataterofilia: excitación por la inserción de un catéter.
Clismafilia: excitación sexual por recibir enemas.
Crurofilia: excitación sexual por las piernas.
Dogging: excitación sexual por practicar sexo en lugares públicos.
Emetofilia: excitación por el vómito (viéndolo, induciéndolo a sí mismo o a terceros).
Eproctofilia (Flatofilia): excitación por las flatulencias.
Formicofilia: excitación por tener insectos en contacto con los genitales.
Frotismo: excitación al restregar los órganos genitales contra personas desconocidas.
Fúrtling: excitación al introducir un pene a través de un agujero cortado en la zona genital de una foto o dibujo. (Existe versión femenina: incorporar a la foto un pene para poder ser penetrada por él).
Hibristofilia: excitación por tener relaciones sexuales con un criminal.
Hirsutofilia: excitación por el vello.
Lactafilia: excitación por los pechos en la etapa de amamantamiento.
Menstruofilia: excitación por mujeres menstruantes.
Misofilia: excitación por ropa sucia.
Mixofilia: excitación por ver a uno mismo o a su compañero en coito.
Olfactofilia: excitación por olores corporales.
Pigofilia: excitación por las nalgas.
Retifismo: fetichismo por los zapatos.
Telefonicofilia: excitación por conversaciones indecentes por teléfono.
FUENTES:

El artículo en Wikipedia:
http://es.wikipedia.org/wiki/Parafilia

Un artículo médico de M. Muse y G. Frigola:
http://www.editorialmedica.com/archivos/cuadernos/Cuad%20N%C2%BA%2065-Trabajo5.pdf

Un artículo médico de Andrés Flores Colombino:
http://sasharg.com.ar/descargas/Parafilias.pdf

12.1.12

la carpa del enemigo

ñ

En tiempos de la política como la identificación de un enemigo al que oponerse, vale la pena leer este reportaje al psiquiatra estadounidense de origen chipriota Vamik Volkan quien devela cómo los demagogos se aprovechan de un trauma social para manipular a sus compatriotas. Para prestar atención e identificar algunos mecanismos, utilizados sin empacho por algunos “intelectuales” criollos.
(…) …Vamik Volkan, norteamericano de origen chipriota, psicoanalista y profesor emérito de psiquiatría de la Universidad de Virginia, cuatro veces candidato al Premio Nobel de la Paz. Su vasta carrera se ha volcado al estudio de la psicología de grandes grupos humanos, y a encontrar canales desde los que su disciplina pueda intervenir como factor crucial en las relaciones internacionales. Desde luego, no fue el primero en plantear la posibilidad: no muchos años antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, Albert Einstein le preguntó a Sigmund Freud en una carta si esa nueva ciencia llamada psicoanálisis podría ofrecer respuestas que libraran a la humanidad de la amenaza de la guerra. Freud se mostró escéptico: poco iba a lograr esa ciencia fuera del plano individual. Y salvo los estudios sobre los sobrevivientes del Holocausto y sus descendientes, el psicoanálisis con frecuencia pasó por alto las experiencias de los pacientes en relación a traumas de raíz política, propios o heredados.

Sin embargo, algo contribuiría a virar la percepción diplomática sobre los conflictos internacionales: en 1977 el entonces presidente de Egipto, Anwar Sadat, dijo en Jerusalén que el setenta por ciento de los problemas entre árabes e israelíes eran psicológicos. Desde la Asociación Americana de Psiquiatría le tocó a Volkan y a su equipo descubrir si era cierto. Un campo de estudio se abrió ante él, junto con años de trabajo en la búsqueda de herramientas y recursos para promover el diálogo entre “enemigos”. (…) …desplegó su definición de identidad de gran grupo como “la experiencia subjetiva de miles o millones de personas ligadas entre sí por un sentimiento de semejanza persistente”. Esa identidad, que puede ser tribal, étnica, religiosa, política, comienza en la niñez, se cristaliza en la adolescencia y no cambia nunca. Para explicarla mejor, Volkan acude a la imagen de una carpa bajo la que vive y se desarrolla ese gran grupo humano: su tela, a diferencia de la ropa que viste y que define a cada individuo, tapa laxamente los cuerpos, pero permite a quienes están debajo sentirse semejantes entre sí. Abordó además el concepto de “trauma escogido”: se trata de una representación mental común de un hecho histórico traumático. Puede ser una derrota, heridas abiertas, humillaciones. Y, en determinadas circunstancias, dice Vamik Volkan, los líderes políticos saben instintivamente qué trauma reavivar e inflamar y con qué fines, para que pase a ser una parte fundamental y urgente de esa gran tela.


Donde quiera que vayas encontrarás este fenómeno. Los seres humanos somos iguales en todas partes. Cada cultura que haya sufrido un trauma en manos de “otros” se expresa de manera específica, pero también de maneras muy típicas. Te doy un ejemplo: en los años 60, los turcos desplazados de Chipre quemaron frazadas una vez porque se expandió el rumor de que habían sido fabricadas con telas griegas. Prefirieron pasar frío a cubrir su identidad con la del enemigo. Esa es una respuesta específica. Las respuestas típicas tienen que ver con el surgimiento de fundamentalismos, con mecanismos proyectivos en los que se acepta sin más lo que dice el líder, con pensamientos mágicos, con distorsiones de la realidad.

(…)

Los traumas ocurren pero no todos ellos se convierten en traumas escogidos. A menos que algo los marque como “especiales”. Argentina ya tenía el sentimiento histórico de haber perdido Malvinas. ¿Qué hizo la dictadura para inflar el sentimiento popular hacia la guerra?

(REPORTERA:) Discursos enardecidos, el himno a Malvinas sonando por todas partes, un jingle que decía “Argentinos a vencer” y un eslogan: “Cada uno en lo suyo, defendiendo lo nuestro”.

Ahí está, defendiendo la carpa.

(…)

En las sociedades hay marcadores, son como sellos, y los gobernantes y dictadores los conocen bien. Bajo tiempos de crisis, cuando es necesario reafirmar la identidad, algunos inflamarán el trauma para bien, y otros, como Milosevic, para obtener permiso para asesinar. Galtieri lo inflamó para asirse al poder.

(…)

Algo “inesperado” ocurrió al fin en su país y los descendientes de quienes fueron torturados y asesinados podrán ahora reubicar su proceso de duelo. Cuando alguien muere tras ser torturado, o si desaparece y no se sabe dónde está su cuerpo, los dolientes se sentirán desvalidos, desesperados, ansiosos y humillados, y no podrán completar su trabajo de duelo: quedan varados en una suerte de “duelo sin fin”. Si decenas de miles de personas en un país pasan por ese proceso, toda la sociedad se ve afectada y pierde lo que el psicoanalista Eric Erikson llamó “confianza básica”. Argentina perdió su “confianza básica” societal. Con estos criminales en prisión, los descendientes de las víctimas podrán finalmente encauzar y completar su trabajo de duelo, y el conjunto de la sociedad tendrá la posibilidad de desarrollar un nuevo sentimiento compartido de confianza básica.

(…)

La regresión individual, que supone volver a fases anteriores cuando no se puede lidiar con un conflicto, es altamente sofisticada. Las sociedades también vuelven al pasado, pero de formas más primitivas, están en un nivel relacional muy bajo, consumiendo constantemente toneladas inimaginables de propaganda. Estamos en el comienzo de una nueva civilización; la globalización y la tecnología de alto nivel nos influyen cada vez más y los sistemas de comunicación cambian: el suyo es diferente del mío y yo no entiendo a mis nietos. Y mientras tanto, hay un niño en India fabricando mis zapatos. Es horrible. Todo esto afecta las identidades alrededor del mundo. Y estamos muy lejos de aceptarnos los unos a los otros, como se ha clamado. De hecho, estamos en tiempos de grandes conmociones, y todos nos preguntamos quiénes somos ahora.

(…)

Hoy tenemos grandes identidades religiosas. Y no sólo existe el fundamentalismo islámico. En los Estados Unidos hay un fuerte fundamentalismo religioso. Los fundamentalismos son absolutos y las fronteras psicológicas del grupo se vuelven inflexibles. ¿Cómo se resuelve eso? En varios libros escribí que el mundo estaba esperando un gran líder. Cuando Barack Obama asumió la presidencia yo tenía muchas esperanzas. Ya no. No sé qué pasará con nuestra civilización; tal vez con el tiempo esas fronteras se vuelvan más flexibles, pero lo que sé sobre la naturaleza humana me dice que eso será muy difícil.

(…)

El terrorista suicida toma la carpa de la que hablamos y se la pone encima, como una prenda. Los que yo estudié obran bajo la psicología de grandes grupos, nunca bajo la individual. En Palestina y en otros sitios escogían gente joven, humillada, vulnerable. Y durante dos años empujaban en ellos la identidad del gran grupo y extraían la individual. Lo hacen a la manera de la propaganda goebbeliana: repetir, repetir, repetir. Un joven suicida es un símbolo del gran grupo, y su acto terrorista atrae la atención hacia el grupo, no hacia el suicida. Sin embargo hay personas, incluso adultos, que quieren ponerse esa carpa por razones individuales. Como Mohamed Atta, que hundió el avión en el World Trade Center en setiembre de 2001. No lo hizo como individuo, pero por razones individuales quiso representar a ese grupo. Hay datos que muestran que esto ha ocurrido antes en la historia; es algo endémico. Por motivos así necesitamos estudiar la psicología de los grandes grupos, para entender determinados patrones individuales de comportamiento.

(…)

“La psicología del enemigo”
Reportaje de ANA PRIETO a VAMIK VOLKAN
(“ñ”, 09.01.12)

11.1.12

frases de “Attack the block”

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-Alguien nos bombardeó, hermano.
-No, viejo. Sólo fue un petardo.
-Un gran petardo.

¿Dices que llueven monos?

Bienvenido a Londres, puto.

Esto es el Bloque. Y nadie juega con nosotros, ¿entiendes?

Parece la Tercera Guerra Mundial. No es mucha la diferencia.

Son unos mocosos tarados. Caminando con cuchillos, perros grandes, como si fueran los dueños del Bloque. Disculpe mi francés, pero son unos malditos monstruos, ¿verdad?

Hey, Moses, ¿porque siempre te jodes a la gente pobre?

Soy Mayhem y él es Probs.

Descubrieron una especie desconocida para la ciencia. Que posiblemente no sea de la Tierra. ¡Y ya le patearon la cara!

-Daremos la exclusiva al mejor postor.
-Los de “The Sun” creen cualquier cosa.
-No, no, “The Sun” pondrá una página de tres chicas. Mejor llama a “The Guardian”. La gente creerá más al diario adecuado.
-No, los tabloides pagan más.

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Sólo una cosa: éste es mi Bloque, ¿comprendes?

Están lloviendo Gollums.

-Adoro los fuegos artificiales.
-No, es una invasión alienígena.
-Claro.
-Vayamos abajo, Cuz.
-¡Vayamos a acabarlos!
-Con gusto los mato.
-Vayamos a derramar sangre.
-Vamos, vamos.

Ahora me gustaría estar en casa, encerrarme en mi cuarto y jugar FIFA.

-¡Aliens! ¡Corran! ¡Váyanse! ¡Váyanse!
-¿Dijeron aliens?
-Eso fue lo que oí.

-¿No me vas a agradecer por salvarte la vida?
-Mi jodido héroe.

-Me estoy cagando del miedo. Pero al mismo tiempo...
-¿Qué?
-Esto apesta.

-Ella es enfermera.
-¡Entonces ayúdame! ¡Necesito esta pierna!

-¿Crees que voy a ayudarte? Después de que me atacaste y me robaste y nos atacaron esos perros.
-Tienes razón en las dos primeras, pero en la última… ¿Perros? ¿Perros con dientes que brillan? ¿Y sin ojos?

Lo que sean: están en el Bloque. Están en contra de todos. Si, ahora estamos del mismo bando. ¿Comprendes?

Esto es el Bloque. Nosotros nos ocupamos de nuestros asuntos. ¿Comprendes?

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Escucha… si fuera una invasión alienígena, sólo miden 4 pies de alto, están ciegos y fueron pateados por un grupo de adolescentes. No tenemos nada de qué preocuparnos.

No tengo el equipo ni la práctica. Acabo de graduarme. ¡Y me perdí las clases
de mordeduras de aliens!

-¿Llevas viviendo aquí mucho tiempo?
-Sólo un par de meses.
-Tienes una bonita casa.
-Gracias. Estaba pensando en mudarme.
-Bromeas, ¿por qué?
-No me gusta la zona.
-¿A qué te refieres con no te gusta la zona? ¿Qué tiene de malo?

-Ésta es la peor noche de mi vida.
-Ya somos dos.

Es muy oscuro. Demasiado negro para verlo.

-Necesitamos apoyo… ¡hay una ataque alienígena!
-Habla despacio. No entiendo nada de lo que me dices. Habla más lento.
-No hay tiempo para hablar despacio. Moses y Dennis van a la casa de Tía. ¡Diles que se regresen! ¡Esa cosa que asesina es verdadera! Ahora son más grandes.
-Llámame más tarde cuando no estés jugando Xbox.

-¿Qué tipo de alien va por el mundo entero, queriendo invadir un cochino lugar del sur de Londres?
-Uno en busca de pelea.

Moses, ¿cuándo empezaste a salir con tu maestra de matemáticas?

-¿Somos héroes?
-¿Héroes? ¿Cinco de ustedes con un cuchillo contra una mujer? ¡Jódete!

No, no, no, no. Te hubiésemos hecho daño si hubiéramos querido. Nunca te tocamos. La navaja era sólo para acabar rápido. Estábamos tan asustados como tú.

¿Creen que la policía nos ayude? Puede que a ti no te arresten, pero a nosotros sí. Por el asesinato de dos policías, robo de auto, resistencia a la autoridad... todo lo que pasó en la noche. De por si, nos arrestan por nada. ¿Sabes lo que creo? Que el gobierno los envío de todos modos. El gobierno probablemente creó esas criaturas para matar a los negros. Primero enviaron drogas, luego armas. Ahora envían monstruos por nosotros. No les importamos, viejo. Nos estamos matando entre nosotros demasiado rápido. Sólo decidieron acelerar el proceso.

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-Lindas armas. ¿Contra quién pelean?
-Contra los aliens.
-¿Ah sí?

Sabes, el pequeño que mataste antes... fue un grave error. No venían por nosotros. Venían por ti. Todo acto tiene una consecuencia, ¿sabías?

Adonde quiera que vas pasan cosas malas.

-Váyanse. No quiero que alguien más muera.
-¡Al carajo con eso, hermano! Yo te cubro.
-No iré a ninguna parte. Se llevaron a Dennis. Tenemos que acabar con todos, hermano.
-¡Vamos!
-¡Vamos!

-¿Por qué dispara contra nosotros?
-Se comieron a su mejor amigo y está un poco enojado.
-Sé exactamente cómo se siente.

¿Alguien podría decirme que mierda está pasando? ¿Quién los persigue? ¿Por qué el otro elevador está lleno de gente muerta?

-Éste es mi Bloque, ¿comprendes?
-En realidad, no. Ojalá nunca hubiera conocido a esa cosa. No quería que se murieran. Hubiera querido nunca conocer a Hi-Hatz. Sólo quisiera ir a casa y jugar FIFA como decía Biggz.

-Escucha, sí. No sabíamos que vivías en el Bloque. Si... si hubiéramos sabido, no te hubiéramos asaltado.
-Sólo lo hacen con los que no son de aquí, ¿no es así es como funciona?
-Muchacha quisquillosa. Él sólo está tratando de disculparse.

-¿Tienes novio?
-Sí.
-¿Estás segura? ¿Dónde está? ¿Por qué no está aquí cuidándote?
-Esta en Ghana.
-¿Sales con un africano?
-No, él está ayudando a los niños. Es voluntario de la Cruz Roja.
-Oh, ¿de veras? ¿Por qué mejor no ayuda a los niños de Inglaterra? Nada interesante, ¿cierto? ¿No obtiene un bronceado perfecto?

Moses, tu chamarra se puso cool. Brilla con los rayos ultravioleta.

Ellos nos huelen.

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-¿Qué hacemos si nos salta encima?
-Le lanzamos el petardo.
-¿Y si nos gana?
-Corremos.
-¿Y si nos mata?
-¡No va a pasar nada! ¡Por primera vez en tu vida no seas marica!

-Quemaron muy bien a esa cosa.
-Fue muy fácil.
-Pan comido.
-Probs y Mayhem, ¿verdad?

-¿Cuántos años tienes?
-Quince.
-Te ves más grande.

Moses contra los monstruos.

Mátalos. Mata a todas esas cosas.

¡Conozco mis libertades civiles! ¡Soy un miembro de la jodida Amnesty!

¡Nuestro Moses salvó al planeta! ¡Él salvó al planeta de una invasión alienígena! ¡Él es un héroe, una leyenda!

Hey, Moses, Moses. ¿Por qué siempre arrestan a las personas equivocadas?

Yo los conozco. Son mis vecinos. Ellos me protegieron.

¿Oyes eso? Es para ti, amigo.

10.1.12

no se metan con mi barrio

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ATTACK THE BLOCK
data: http://www.imdb.com/title/tt1478964

Un momento. ¿Cuántas veces se ha contado esta historia? Un grupo de humanos repele un ataque extraterrestre. Perdimos la cuenta. Infinidad de veces. ¿Qué es lo original de “Attack the Block”, entonces? No es el qué, sino el cómo. “Attack the block” es una mezcla de los Gonnies, de la “Guerra de los Mundos” y del realismo social británico. Y esto produce una de las comedias más frescas de los últimos tiempos.

“Attack the Block” es una película británica con un héroe improbable: un adolescente jefe de una pandilla de un monoblock del sur londinense. Y empieza la historia con una acción improbable para un protagonista heroico: perpetrando un robo a una joven enfermera, secundado por cuatro compinches de la misma edad. Esa primera acción coexiste con el primer acto de la invasión.

Cuando los aliens invaden el monoblock, la invasión se vuelve un asunto personal. Y la bandita adolescente se pone los pantalones largos y defiende su territorio. Por más aliens que sean, los pibes no se achican. En esa noche mutan las conductas: de delincuentes a héroes.

(Nótese la prescidencia de los adultos en el mundo de los adolescentes de “Attack the Block”. Los pocos que aparecen en pantalla son perfectos inútiles, negligentes y totalmente al margen de los actos trascendentes que ocurren en pantalla).

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La pregunta que surge, entre los diálogos filosos y el surtido de gags de humor negro, es si en verdad se produjo esa mutación o esa ética heroica estaba presente y no había sido invocada.

Los pibes del monoblock tiene los tics de las pandillas urbanas: de bajos ingresos, de etnias distintas, relacionados con el narcotráfico, con un ejercicio cotidiano de la violencia. Pero hay algo que los caracteriza: la pertenencia a su monoblock. Si los aliens atacan, ellos salen a contraatacar, porque ése es su lugar; se sorprenden cuando la enfermera asaltada confiesa que quiere irse a otra zona: no ven nada malo en su domicilio. Esa anormalidad es su normalidad y no piensan cambiarla.

Si la primera mirada “Attack the Block” pare hablarnos de un grupo de adolescentes descarriados, la segunda mirada, en cambio, pone el acento en las características subyacentes de los personajes, los rasgos nobles que ocultan tras su máscara de “malos”. El compañerismo, el respeto al coraje, el culto al valor. Son señales heroicas que ennoblece al grupo.

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“Attack the block” cuenta todo esto en un discreto segundo nivel; en el primero, nos reiremos con la persecución de los aliens, unos bichos peludos negros con dentaduras fosforescentes, y las ingeniosas salidas con las que los chicos tratan de sobrevivir. Cada tanto, en los latigazos del diálogo, hay una sutil bajada de línea para darnos cuenta que el guión de Joe Cornish (director de la película) va un poquito más allá de la historia de ciencia ficción.

Para agendarla y tenerla en cuenta. Una pequeña gran producción.

Una perla para Joddie Whittaker (la enfermera) y otra para John Boyega (Moses, el héroe del Monoblock). Mañana, las mejores frases.

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9.1.12

lo de la Negra Carolina

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Según lo describió alguna vez Eugene O’Neill (1888-1953; premio Nobel de Literatura en 1936) el lugar era “un antro de marineros borrachos, burreros empedernidos, mujeres que se ofrecían y homosexuales que pedían”. Y en ese sitio “el único sobrio era un pianista que sacaba la melodía a martillazos”. Cuando vivió esa experiencia, el futuro gran dramaturgo estadounidense tenía 21 años y no soñaba con aquel premio ni tampoco con los cuatro Pulitzer que lograría después. Estaba en Buenos Aires (había llegado integrando la tripulación de un carguero noruego) y su vida de aventurero tenía como referencia a las calles y plazas de la Ciudad y a ese bar de Pedro de Mendoza casi Almirante Brown llamado “The Droning Maud”, pero más conocido como “el boliche de la Negra Carolina”.

Es que en esos tiempos del Primer Centenario, el barrio de La Boca y su puerto eran una especie de colmena bulliciosa plena de comerciantes y trabajadores. Por eso, en aquel lugar y casi frente al histórico trasbordador que permitía cruzar a la isla Maciel, Carolina Maud había instalado su bar, uno más de los que había abierto en su azarosa vida errante. También, aunque ella no lo sabía, sería el último.

Carolina había nacido en New Orleans, una ciudad más conocida por ser cuna del jazz que por el entones lejano desastre del huracán Katrina. Hija de esclavos libertos (su papá había sido cocinero y su mamá, lavandera), desde los 13 años se ganaba la vida como camarera. Con esa experiencia trajinada en mesas y mostradores y cerca del medio siglo de vida recaló en Buenos Aires, donde se jactaba de haber sido amiga de Josephine Baker, aquella “diosa de ébano” que con su aire felino cautivaba a los hombres desde los escenarios.

Vecino a los muelles, “el zumbido Maud” atraía a propios y extraños. No sólo a aquel joven O’Neill. La Negra Carolina también aludía a otro visitante que solía frecuentar esas mesas de madera cubiertas de cicatrices. Se llamaba John Griffith London, pero el mundo iba a conocerlo como Jack London (1876-1916) el autor de “Colmillo blanco”, la historia de aquel perro lobo de Alaska, convertido en figura de la literatura universal.

El final del “The Droning Maud” llegó en 1927 cuando la Negra Carolina quedó internada en el Hospital Argerich. Enferma y sin familiares, el único que la acompañó hasta ese lugar fue el poeta y periodista Héctor Pedro Blomberg, un hombre del barrio de Monserrat, autor de canciones tan populares como “La pulpera de Santa Lucía”, la obra que inmortalizó el gran cantor Ignacio Corsini. Carolina Maud murió ese año en aquel hospital porteño.

(…)

“De Nueva Orleans a La Boca”
EDUARDO PARISE
(clarín, 09.01.12)

7.1.12

covers: ballroom blitz


The Sweet


Nina Hagen


La versión en español del grupo Moderatto, llamada “Reventón”


Demo de The Offspring no incluida en ningún álbum


Krokus


Tia Carrere en el cover que hizo para el “El mundo según Wayne”

6.1.12

un diálogo con el futuro

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LA CUEVA DE LOS SUEÑOS OLVIDADOS
data: http://www.imdb.com/title/tt1664894

Hace cerca de 40 mil años, el Homo Sapiens llegó a Europa, posiblemente proveniente de Asia Central o del Cercano Oriente. Los Alpes contaban con una capa de hielo de 2.500 metros, un grosor tal que el mar había descendido y se podía caminar de Francia a Inglaterra por el actual Canal de la Mancha.

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Los emigrados se encontraron con otra especie homínida, los Neardental. Los Neardental conocían el fuego, eran tipos robustos y con mucho vigor, fabricaban instrumentos de piedras y enterraban a sus muertos. Había diferencias físicas entre una y otra especie. Pero hay un hecho que lo distingue. En los restos de los asentamientos que se han conservado del Neardental no hay uno sólo que muestre indicios de algo así como el arte, nada que testimonie un comportamiento simbólico. Esta característica abunda, en cambio, en los restos que nos llegaron del Homo Sapiens.

Estas dos especies coexistieron en el mismo espacio. Sólo 10 mil años después de este encuentro, los Neardental se extinguieron. El futuro quedaba en manos de nosotros, los Homo Sapiens.

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Hace unos 32 mil años, Homo Sapiens visitaban una cueva cercana al cañón del río Ardéche y efectuaban algún tipo de ceremonia. Uno de ellos, con un meñique torcido, pintaba en las paredes irregulares de la caverna. Restos de renos, osos, caballos, bisontes hasta mamuts estaban esparcidos en el interior de la cueva.

Un día, hace unos 20 mil años, un derrumbe sepultó completamente la cueva.

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A fines de 1994, Jean-Marie Chauvet, Christian Hillaire y Eliette Brunel-Deschamps, exploradores franceses en busca de cuevas subterráneas, descubrieron un estrecho pasadizo que llevaba al interior de la caverna sepultada. Se hizo famosa como la Cueva de Chauvet, en el Vallon-Pont-d’Arc francés, cerca de Aviñón. Y su descubrimiento cambió gran parte de lo que creíamos saber de esos homínidos que nos antecedieron. Porque las pinturas rupestres de Chauvet, duplicaban en antigüedad a las de Altamira o Lescoux, las joyas de la paleontología. Lo que entonces se tenía por establecido, que la capacidad artística era una habilidad muy posterior del Homo Sapiens, cambió completamente con el descubrimiento de Chauvet. La capacidad de abstracción simbólica, la habilidad pictórica, estaba desde el inicio de la especie humana. No somos tan diferentes a esos hombres de hace 32 mil años.

Tal vez, esa habilidad, esa capacidad de reinterpretar la realidad, nos permitió superar la hostilidad del contexto y persistir.

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Ésa es la importancia que tienen las Cuevas de Chauvet; debido a eso, el gobierno francés tomó posesión de la cueva y ha limitado su exploración, a un puñado de científicos, buscando preservar ese tesoro.

Muchos quisieron filmar en las Cuevas, pero sólo le dieron permiso a Werner Herzog, en parte por la admiración que Miterrand, ministro de cultura francés, tiene por el legendario cineasta alemán. Herzog debió cumplir rígidas pautas (cantidad limitadas de horas de filmación por día, un rodaje de 6 días, un equipo técnico reducido al extremo).

Y, aunque no es entusiasta del 3D, entendió que era una obligación filmar en esa técnica para hacernos participar, plenamente, de la experiencia de las cavernas.

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El resultado es “La cueva de los sueños olvidados”, un documental memorable, una de las mejores películas que están en cartel y que recomendamos entusiastamente. Y, desde ya, la visión más recomendada es en 3D.

Tener un cineasta como Herzog es una doble ventaja. En primer lugar, porque explota los recursos que le da la técnica cinematográfica. Planos que potencian la profanidad de campo que da el 3D, planos detalles que logran transmitir la textura de las formaciones de la cueva. La iluminación (del propio Herzog, obligado a cumplir ese rol, por el reducido equipo de filmación autorizado a ingresar en la cueva) juega, en muchos planos, a reproducir las visiones que debieron tener los visitantes originales de esa caverna. Al flamear de las teas, se descubrían y se ocultaban las figuras pintadas en las paredes. Apariciones en la roca, acentuando el dramatismo del artista que los pintó.

Sólo con eso, “La cueva…” sería memorable. Porque Herzog logra “meternos” en el interior de una cueva con tesoros arqueológicos y nos hace formar parte de esa experiencia.

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Pero la otra ventaja que da contar con un cineasta del fuste de Herzog tras el proyecto es que el tipo no se va a quedar sólo con eso. Va a intentar contar algo más con la historia que tiene en manos. Y esta película no es la excepción. Herzog traza una línea que une estas pinturas hechas hace 35 mil años con la cámara que está filmando el documental. Es el aporte principal: el arte es un diálogo con el futuro que el hombre (el Homo Sapiens) viene llevando desde su origen. Es eso lo que nos hizo diferente. La habilidad de sintetizar ideas, de operar simbólicamente, de expresar en imágenes esa labor intelectual. Lo que no pudieron los Neardental, los podemos nosotros. Y, tanto miles de años después, seguimos indagando al Universo con las mismas herramientas.

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“La cueva…” tiene varios momentos sublimes. La mención de las huellas de lobo al lado de las huellas de un niño de unos ocho años; el meñique torcido que identifica al pintor de unas manchas en la pared; el engendro conceptual de la Venus y el bisonte; la historia del etnógrafo que le pregunta al aborigen australiano porqué pinta y su respuesta: “No es la mano. El espíritu pinta”.

Como un último apunte, “La cueva…” logra generarnos lo que sólo logran las grandes obras: hacernos reflexionar sobre las preguntas fundamentales de nuestra especie. Un diálogo que entablamos, sorprendentemente, con seres que vivieron 35 mil años antes que nosotros.

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5.1.12

del archivo chatarra: es tiempo de gorilas

super chatarra special

En el especial de enero de 2002, que abría la última época de “Super Chatarra Special”, recordamos el origen del término gorila puesto de moda en el primer gobierno peronista. En esos años, el término era una rareza arqueológica. Lejos estábamos de sospechar que se actualizaría en unos pocos años. Delicias de una Argentina que repite y repite y repite la historia, una y otra vez.

La nota completa:

http://www.superchatarra.com.ar/edanteriores/enero2002/gorilas.htm

Y, para este post, vamos a recordar de dónde surgió el término “gorila”. El humorista Landrú nos cuenta que fue un invento de Aldo Camarotta quien a cada rato usaba el latiguillo “deben ser los gorilas” cuando se rumoreaba un golpe militar contra Perón. La frase salió de la película Mogambo con Clark Gable, Grace Kelly y Ava Gardner, de moda en aquellos tiempos, filme de aventuras en África donde, cada vez que pasaba algo o había un ruido, los protagonistas decían: “Deben ser los gorilas”.

En ese artículo dimos un paso más y no sólo contamos cómo había surgido el término gorila en la política argentina, sino contamos el origen de la palabra gorila en sí misma.

Según Juan Eslava Galán en su libro “El enigma de Colón y los descubrimientos de América”, el término gorila data de los cartagineses. En una fallida expedición por tierras africanas, los cartagineses llegaron a una isla “llena de salvajes entre los que abundaban más las hembras que los machos. Eran gente de cuerpo velludo a los que nuestros interpretes llamaban gorillai. Intentamos perseguirlos pero no logramos alcanzar ningún macho, pues están acostumbrados a trepar por los abismos. Huyeron mientras nos tiraban piedras para cubrir su retirada, pero alcanzamos tres hembras que mordían y arañaban a los que las llevaban, pues no querían seguirnos. Entonces las matamos y despellajamos, y trajimos sus pieles a Cartago pues detuvimos allí nuestra navegación ya que nuestras provisiones se habían agotado”.

4.1.12

llenando el silencio

La primera vez que le presté atención a esta tendencia, fue en un festejo familiar en un restaurante. Era la hora del postre y ya estaba bien avanzado el convite. La gente había quebrado el hielo y estaba charlando amablemente con sus compañeros de mesa. En ese preciso instante, a algún cranéocrata se le ocurrió que había que levantar el clima para que no decayera. La música empezó a atronar a gran volumen, el suficiente para tapar cualquier intento de conversación. No faltaron los omnipresentes demagogos que, de pie, arengaban con palmas a una convocatoria bailable que fue seguida, con desgano, por unos pocos con caras de fastidio. A la media hora, los invitados empezaron a retirarse. La fiesta se acabó una hora después.

Desde entonces, presté atención a una necesidad creciente de llenar el silencio con música. Una (mala) costumbre que nos viene persiguiendo en las reuniones sociales. Otros ejemplos: restaurantes con televisores encendidos a todo volumen, de tal modo que hay que gritar para escuchar a la persona que tenemos enfrente; cenas íntimas en la que está cool encender el equipo de audio para que sirva de telón de fondo a nuestra conversación; televisores prendidos en salas de espera, aún cuando todos se han ido y no queda nadie y están en plena madrugada; colectivos que ponen parlantes en los asientos traseros para que tengamos el placer de escuchar la cumbia que el chofer escucha al palo en la parte delantera de la unidad.

Hay que destacar, en mi opinión, dos fenómenos concurrentes en esta tendencia. La primera, es la confusión en la que caen muchos de mezclar alegría con ruido. Para este grupo, la exteriorización de estar pasando un buen momento, se expresa por el barullo. Cuanto más ruido, más decibeles, más rutinas gimnásticas, mayor debe ser el grado de alegría. El ruido es el indicador de que se está vivo y (más aún) de que se vive plenamente. La creencia no deja de ser otro dogma más pero sus seguidores (aunque sean minoría) se hacen sentir por su entusiasmo militante.

Pero el otro fenómeno es el que me interesa destacar en este post, fenómeno concurrente, como hemos dicho, al anterior. El miedo al silencio. Es un equivalente acústico del miedo al vacío. No se puede permanecer frente a ese vacío, sin llenarlo. Hay una pulsión, en estos tiempos modernos, de urbes atestadas y polución sonora, de ocupar el silencio. Como puede verse, es un hecho completamente diferente al anterior, pero suelen ser concurrentes porque el miedo al silencio se lleva bien con la existencia de una banda bochinchera que ocupe el espacio inhabitado por el sonido.

La pregunta que deberíamos hacernos es cuál es el motivo del miedo al silencio.

Especulemos.

En primer lugar, pensemos que no tememos tanto al silencio por sí mismo, sino a lo que el silencio nos da. La posibilidad de quedar expuestos al pensamiento del otro. O, peor aún, al pensamiento propio.

Cuando el silencio suprime el sentido de la audición, quedamos expuestos al otro, a lo que el otro puede hacer, a lo que el otro siente. Y, a la vez, brutalmente, a lo que estamos sintiendo y pensando; más aún, a lo que estamos sintiendo y pensando cuando el otro piensa y siente.

Pensar y sentir son las actividades básicas que nos definen como seres humanos. Mucho más que hacer ruido pateando tachos de basura o tocando timbres por la cuadra.

Entonces, tal vez (sugerimos), el temor que esconde el miedo al silencio no es a la ausencia de sonido, sino a la posibilidad de revelarnos y revelar al que tenemos enfrente y tener que lidiar con ese evento de (auto)conocimiento.

Para reflexionar un momento.

Y si no… subir el volumen.

3.1.12

el primer arbolito

la nación

Michael Hines tenía 18 años cuando llegó a Londres, desde Dublin (en septiembre de 1806) con el anillo y la cédula que certificaban que era hijo bastardo del futuro rey de Inglaterra, Jorge IV. Su arribo coincidió con festejos porque en la principal ciudad británica paseaban el botín que Beresford había capturado en la invasión a Buenos Aires. Entusiasmado, Hines tiró el anillo al Támesis y se alistó entre los soldados que partirían en la segunda expedición. Decidió que con una espada, y no con el anillo, le mostraría a Inglaterra quién era.

Buenos Aires ya había sido reconquistada por Liniers, pero los ingleses nada sabían y partieron rumbo a lo que creían era su nueva colonia. No fueron bienvenidos. El hijo del príncipe heredero integró las tropas rechazadas en las jornadas de la Defensa de Buenos Aires. Cayó herido a cinco cuadras de Plaza de Mayo. Un vecino, Jorge Terrada, lo levantó de la calle y ordenó que lo curaran. El joven fue empleado en el comercio de Terrada. Casó con María Josefa González en 1814. Se quedó en el Plata para siempre.

La tradición lo señala como un precursor navideño. La costumbre para la fiesta consistía en armar el pesebre. Pero en diciembre de 1828, Hines agregó un nuevo accesorio: montó el el primer arbolito de Navidad en la ciudad. Era un abedul lleno de velas, adornos y regalos para sus tres hijas que instaló en el patio de su casa, ubicada frente a la célebre Manzana de las Luces (Alsina y Perú).

DANIEL BALMACEDA
“El primer arbolito”
(historias inesperadas, 21.12.11)

(Este post puede consultarse en el blog “Invasiones Inglesas”: http://invasionesinglesas.blogspot.com/2012/01/el-primer-arbolito.html

2.1.12

el último café

Echó café
en la taza.
Echó leche
en la taza de café.
Echó azúcar
en el café con leche.
Con la cucharilla
lo revolvió.
Bebió el café con leche.
Dejó la taza
sin hablarme.
Encendió un cigarrillo.
Hizo anillos
de humo.
Volcó la ceniza
en el cenicero
sin hablarme.
Sin mirarme
se puso de pie.
Se puso
el sombrero.
Se puso
el impermeable
porque llovía.
se marchó
bajo la lluvia.
Sin decir palabra.
Sin mirarme.
Y me cubrí
la cara con las manos.
Y lloré.

JACQUES PRÉVERT
“Desayuno”
fuente: http://amediavoz.com/prevert.htm