10.11.06

una libra de ácaros

Casi todos los seres vivos son pequeños y pasan muy fácilmente desapercibidos. En términos prácticos, esto no siempre es malo. No podrías dormir tan tranquilo si tuvieses conciencia de que tu colchón es el hogar de casi dos millones de ácaros microscópicos, que salen a altas horas de la noche a cenar tus grasas sebáceas y a darse un banquete con todos esos encantadores y crujientes copos de piel que desprendes cuando te mueves en sueños. Sólo en tu almohada puede haber 40.000. (Para ellos, tu cabeza no es más que un enorme bombón aceitoso.) Y no creas que cambiar el forro de la almohada cambiará las cosas. Para alguien de la escala de esos ácaros, el tejido de la tela humana más tupida es como las jarcias de un barco. De hecho, si la almohada tiene seis años (que parece ser que es más o menos la edad media de una almohada), se ha calculado que una décima parte de su peso estará compuesta de “piel desprendida, ácaros vivos, ácaros muertos y excrementos de ácaros”, según la persona que efectuó el cálculo, el doctor John Maunder, del Centro Médico Entomológico Británico. (Pero, al menos, son tus ácaros. Piensa encima de qué te acurrucas cuando te metes en la cama de un hotel.) Estos ácaros llevan con nosotros desde tiempo inmemorial, pero no se descubrieron hasta 1965.

BILL BRYSON
“Una breve historia de casi todo”

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