31.1.08

no hay lugar como el hogar

La película es de 1939 y es uno de los clásicos del cine: “El mago de Oz”. La película no anduvo del todo bien comercialmente, pero su difusión por televisión terminó de darle una merecida inmortalidad. De sus veintena de canciones, hubo uno que estuvo a punto de ser eliminado del corte final por los productores del filme, por considerarlo flojo. El tema es “Over the rainbow” (“Sobre el arco iris”) y ganó el Oscar a “Mejor canción de ese año”. Y como si fuera poco, es la canción estrella del post de hoy.

El fragmento de la película, con la canción cantada por Judy Garland se puede encontrar en “you tube”:



El tema es autoría de E. Y. Harburg, nacido en un hogar de clase obrera del barrio judío del Lower East Side de Manhattan, amigo de Ira Gershwin, también empleado de la Swift en Uruguay, empacando carne en 1920. Harburg se hizo un nombre en Broadway y Hollywood, escribiendo grandes éxitos como “Abril en París” y “Es sólo una luna de papel”, hasta que fue incluido en la lista negra de Hollywood en los ’50. Harburg murió en 1981, de un ataque al corazón. La música de “Over the rainbow” es de Harold Arlen, colaborador habitual de Harburg, otro nombre famoso en la canción popular americana.

Más detalles de sus biografías en:

http://imdb.com/name/nm0361971/bio

http://imdb.com/name/nm0002182/bio

Y una reseña del argumento de la película en:

es.wikipedia.org/wiki/El_Mago_de_Oz_(película)

La letra original y su traducción al español, puede ser encontrada en:

http://www.songstraducidas.com/letratraducida-somewhere_over_the_rainbow_1832.htm

De esa inicial versión de Judy Garland, se sucedieron otras. Algunas como la de Sarah Vaughan (en la televisión alemana, en 1958), puede escucharse en you tube:



Pero hace unos años, en los títulos finales de “Buscando a Forrester”, el filme de Gus Van Sant con Sean Connery, escuchamos una rara versión que perseguimos durante muchas series y películas de menor rango. Finalmente descubrimos que esta versión era responsabilidad del cantante hawaiano Israel Kamakawiwo’ole, tempranamente fallecido a los 38 años, con la salud deteriorada por una obesidad mórbida que lo llevó a superar los 300 kilos.

En este video, lo escuchamos cantando la versión de “Over the rainbow” enlazada a otro clásico “What a wonderful world” incluida en el álbum Facing Future que lo llevó a la fama en 1993. El video acompaña al tema, imágenes suyas y de la ceremonia en la que fueron esparcidas sus cenizas en el mar, homenaje de su pueblo a un hombre enrolado en el movimiento independentista hawaiano.



De yapa, agregamos el fragmento de “Good morning, Vietnam” con “What a wonderful world” con un pintoresco doblaje italiano:



La biografía de Kamakawiwo’ole puede leerse en “Wikipedia”:

http://es.wikipedia.org/wiki/Israel_Kamakawiwo'ole

Y en este sitio, la letra original y traducida de la versión “empalmada” de “Over the rainbow” con “Un mundo maravilloso”:
http://www.letras4u.com/israel_kamakawiwo_ole/somewhere_over_the_rainbow.htm

Más datos de Israel Kamakawiwo, en un muy buen post de Luis Beltrán:

http://www.luisbeltran.com/archivos/2005/10/
kamakawiwoole-el-exito-tardio-de-un-cantante/


Para cerrar, una versión en la línea de Kamakawiwo’ole, la de la joven cantante canadiense Aselin Debison:

29.1.08

desafinado

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MI NOMBRE ES AUGUST RUSH

“Mi nombre es August Rush” es una muy buena idea inicial, desarrollada al estilo Adrián Suar. Esa es la mejor definición de una película con un planteo que prometía, desarrollada en forma modo tan kitsch, tan recargada, tan mal dirigida y tan mal contada, que hará las delicias del público medio. No le quepa la menor duda, señor visitante de “Libreta Chatarra”, que cuando esta película llegue al DVD, arrasará rankings. Pero eso no obsta para que sea una mala película.

La idea: niño prodigio que nace de una noche de amor de una joven parejita de músicos. Él un rockero; ella una cellista (también, ¡qué se podía esperar! Se la pasan abriendo las piernas en escena…). Por una de esas agachadas de la vida, la pareja se separa, ella se accidenta y es engañada por un familiar cercano para que crea que el bebé ha muerto. Lejos de morir, el pibe es protagonista de la película y varios años después, se escapa del orfanato y sale a buscar a sus padres que “se han perdido por el camino”. El nene avanza por las sendas del destino, topándose con cada caripela que te la voglio dire, pero siempre avanti, termina reuniendo a todos en un gran concierto porque el chico se luce como un prodigio que escribe notas aunque nadie le haya enseñado cómo. Generación espontánea que le dicen.

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La película tiene una idea sobre la que pivotea toda la trama: el mundo tiene su música, su sonido, y aquel que sea capaz de escucharlo, podrá guiarse sin perderse. August Rush (o Evan Taylor, como prefieran) tiene ese don y su deseo de hallar a sus padres no es un capricho: es una certeza. Ellos se han enemistado, en cambio, con los acordes del Universo y se han dejado estar. Resentidos han cerrado sus oídos y le dieron la espalda a los sones. Tuvo August Rush que patear el tablero, abandonar su sitio, para desacomodar todos los compases del cosmos, rearmar las armonías y, en sucesivas ondas, atraerlos a él. El niño salva a los progenitores, perdidos en el camino de la vida.

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Bueno, con ingenio, este punto de partida pudo darnos un peliculón emotivo y trascendental. Pero Kirsten Sheridan prefiere caer en todos los lugares comunes, subrayar cada rasgo, cada gesto, aplicar cada frase hueca y remanida del guión de Nick Castro y James V. Hart, matizándola con una puesta en escena tan obvia que logra que Freddie Highmore (el nenito de “Descubriendo el país de Nunca Jamás”) se convierta en una versión americana masculina de Andrea del Boca. (Y como si fuera poco… ¡está Robin Williams!).

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Tal vez, para los noveles estudiantes de cine, sea una buena lección ver esta película, para aprender lo que no hay que hacer bajo ninguna circunstancia. Un contraejemplo del error que casi siempre significa dejar la sutileza de lado y que hay diferencia entre sentimiento y sentimentalismo.

Es notable una idea que rodea todo el filme: la música nace del ruido. Cualquier barullo, implica música: un ventarrón, un tacho que se cae, un pibe gritando, el discurso de Cristina. En general es todo lo contrario: la música es lo opuesto del ruido. Bueno, para los guionista de “Mi nombre es August Rush”, es muy parecido, casi no hay diferencias. Así va la vida.

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Una pregunta: Keri Rusell, ¿no se parece a Araceli González pero rubia? Hasta tiene la misma inexpresividad. Otra semejanza con Suar, que le vamos a hacer.

Escenas destacadas: la despedida de Rush de Wallace; el encuentro con su padre; el gran final del concierto; el coro en la iglesia en el que la nenita negra (un hallazgo la piba) parece contestarle a August sobre sus desgracias.

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Frases:

Escucha. ¿Puedes escucharla? La música. El viento, el aire y la vida. Está todo a nuestro alrededor. Todo lo que tienes que hacer es dejarte llevar. Todo lo que tienes que hacer, es escuchar.

En algún lugar dentro de mí. Sé que ellos siempre me quisieron. Solo quiero reunirlos.

-¿Qué haces aquí?
-Seguía la música.

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¿Sabes lo que es la música? Es lo que nos hace recordar que hay algo más allá, aparte de esta basura de universo. Es una conexión entre todo lo que existe, donde sea. Incluso las estrellas.

-¿Esto es una escuela?
-Sí, una escuela que te jode y te saca el dinero.

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-¿Te gusta la música?
-Más que la comida.

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-¿Pero, y si algo malo sucediera si fuera?
-Nunca detengas tu música. No importa lo que suceda. Porque si en algún momento te sucede algo malo, éste es el lugar donde puedes escapar y dejarte llevar. Lo aprendí de la forma difícil. De todas formas, mírame. Nada malo va a suceder. Debes tener un poco de fe.

Me tengo que ir ahora. No regresaré esta vez.

CONSEJO: dejar pasar, dejar vivir.

28.1.08

capítulo 4: TABLA RASA. El terror cumple su función

Más fragmentos del libro de Naomi Klein, “La doctrina del shock”
“Sólo tenía un objetivo: llegar vivo al día siguiente… Pero no se trataba sólo de sobrevivir, sino de sobrevivir siendo yo”.
MARIO VILLANI, superviviente tras cuatro años en los campos de tortura de Argentina.



El activismo estaba consiguiendo resultados y Pinochet se enfrentaba a la condena de todo el mundo por su desprecio de los derechos humanos. Lo que frustraba a Letelier, que era economista, es que a pesar de que el mundo contemplaba horrorizado los informes de ejecuciones sumarias y electroshocks en las cárceles, no decía nada sobre la terapia económica de shock; o en el caso de los bancos internacionales no sólo no decían nada sino que seguía concediendo una cascada de créditos a la Junta y estaban encantados con que Pinochet hubiera adoptado los “fundamentos del libre mercado”.



“La violación de los derechos humanos, el sistema de brutalidad institucionalizada, el control drástico la supresión de toda forma de disenso significativo se discuten –y a menudo condenan- como un fenómeno sólo indirectamente vinculado, o en verdad completamente desvinculado, de las políticas clásicas de absoluto “libre mercado” que han sido puestas en práctica por la Junta Militar”, escribió Letelier en un desgarrador ensayo para The Nation. Señaló que “este concepto particularmente conveniente de un sistema social en el cual ‘la libertad económica’ y el terror político coexisten sin interferirse, permite a estos voceros financieros sostener su idea de ‘libertad’ mientras ejercitan sus músculos verbales en defensa de los derechos humanos”.



“El plan económico ha tenido que ser impuesto, y en el contexto chileno ello podía hacerse sólo mediante el asesinato de miles de personas, el establecimiento de campos de concentración a través de todo el país, el encarcelamiento de más de cien mil personas en tres años, el cierre de los sindicatos y organizaciones vecinales y la prohibición de todas las actividades políticas y de todas las formas de expresión. […] Represión para las mayorías y ‘libertad económica’ para pequeños grupos privilegiados son en Chile dos caras de la misma moneda”

ORLANDO LETELIER, asesinado en 1974 en Washington por los hombres de Pinochet.



“En 1955 creíamos que el problema era Perón, así que lo eliminamos; pero en 1976 ya sabíamos que el problema era la clase trabajadora”.
De un militar argentino veterano en golpes militares.

...

En ocasiones los ataques a los líderes sindicales estaban coordinados con los propietarios de los lugares de trabajo. Demandas interpuestas en los últimos años han aportado algunos de los ejemplos mejor documentados de intervención directa de filiales locales de multinacionales extranjeras.



En Argentina, el 81% de los treinta mil desaparecidos tenían entre dieciséis y trenta años. “Estamos trabajando ahora para los siguientes veinte años”, le dijo un conocido torturador argentino a una de sus víctimas.



La pauta de las desapariciones estaba clara: mientras los terapeutas del shock eliminaban todos los resquicios de colectivismo de la economía, las tropas del shock debían eliminar a los representantes de ese ethos de la calles, las universidades y las fábricas.



Para la mayor parte de los latinoamericanos de izquierdas, ese principio fundamental era lo que el historiador radical argentino Osvaldo Bayer llamó “la única ideología trascendental: la solidaridad”. Los torturadores entendían perfectamente la importancia de la solidaridad y se aplicaron a destruir ese impulso de interconexión social entre sus prisioneros. Se da por supuesto que todo interrogatorio consiste en obtener información valiosa y, por lo tanto, forzar una traición, pero muchos prisioneros informan que sus torturadores estaban bastante poco interesados en la información, que solían tener de antemano, y mucho más interesados en conseguir el acto de traición en sí. Lo importante del ejercicio era lograr que los prisioneros sufrieran una lesión irreparable en aquella parte de ellos que creía que ayudar a lo demás era el valor supremo, la parte que les hacía activista, y reemplazarla por una sensación de vergüenza y humillación.

...

Este lenguaje tiene, pro supuesto, el mismo andamiaje intelectual que permitía a los nazis afirmar que al asesinar a los miembros “enfermos” de la sociedad estaban curando “el cuerpo de la nación”. Como dijo el doctor nazi Fritz Klein: “Quiero preservar la vida. Y por respeto a la vida humana, amputaré un apéndice gangrenado de un cuerpo enfermo. El judío es el apéndice gangrenado del cuerpo de la humanidad”. Los jemeres rojos utilizaron el mismo lenguaje para justificar su masacre en Camboya: “Hay que amputar lo que está infectado”.

27.1.08

tus amigos

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MI MEJOR AMIGO

Típico producto francés: una comedia liviana con algunos apuntes agudos, burbujeante pero sin llegar a trascender. Es una buena película, tiene destacados momentos y correctas actuaciones. Aunque carezca de la pretensión de pasar a la inmortalidad (no necesariamente es un defecto para un filme), se deja ver y se disfruta. Si no se pide más, “Mi mejor amigo” funciona.

Ésta es la historia de Francois Coste, un vendedor de antigüedades que comenta, casi escandalizado, durante una cena de amigos, que un comerciante conocido que acaba de fallecer apenas había logrado congregar a siete personas en su funeral (incluyendo a su viuda). “¿Y cuántos crees que van a ir al tuyo?” le replica su socia. Coste protesta y de esa semidiscusión nace una apuesta: en diez días debe presentar a su mejor amigo.

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Y ahí empieza el problema para Coste porque cuando hace la lista de sus mejores amigos, se da cuenta que no tiene a ninguno y que los que creía que eran sus amigos, en realidad ni siquiera alcanzan el mote de conocidos. En su premura por ganar la apuesta, entabla relación con un taxista que habla por los codos, fanático de los programas de concursos de preguntas y respuestas y que, pese a su amabilidad y labia, está tan solo como Coste, porque la gente se le escapa de su lado.

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En ese juego de opuestos, se desarrolla la comedia y proporciona buenos gags, con ese tono tan liviano del cine francés. Y gran parte del éxito para llevar la comedia adelante, es responsabilidad del dueto actoral, el conocido y solvente Daniel Auteuil (una marca registrada para este tipo de películas) y Dany Boon como el taxista pavote pero buenazo. La babita del día, para Julie Gayet, la blonda socia de Coste en el negocio de antigüedades.

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Hay una idea interesante, apenas explorada: la amistad (la verdadera amistad) es la única relación insobornable. Se puede comprar todo lo demás (hasta el amor), pero la amistad no tiene margen para el interés económico.

Escenas destacadas: la llamada en el concurso de preguntas y respuestas; el “entrenamiento” de Coste para ganar amigos; la cena de la apuesta; la charla con la viuda en el funeral, interesado más en el mueble a comprar que en el finado.

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Frases:

-Él era un coleccionista excepcional. A propósito, mencionó un escritorio que quizá me interese.
-¿El Majorelle?
-Ese es. ¿Podría verlo?
-Venga a casa cuando quiera. La vida continúa, ¿no?
- La vida continúa. Pasaré a visitarla mañana. Sea fuerte.

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-Adivina cuántos éramos, incluyendo a su viuda. ¡Siete!
-Habrá menos en los nuestros.
-¿Qué?
-No habrá nadie.
-Estás bromeando.
-No.
-¿Por qué dijiste eso?
- Porque no tienes amigos.
-¿No tengo amigos?
-No. ¿Cómo vas a tenerlos? Sólo te gustan los objetos.

Los griegos y los romanos idolatraban la amistad. A través de los siglos, otros valores la desplazaron, pero en el mundo inseguro de hoy, donde nuestros empleos, familias, y gobiernos no nos protegen más, la amistad volvió a lo grande. Permanece como el último faro en un cielo que perdió el sol y no encuentra las estrellas. Muchos libros explican cómo hacer amigos para aprovecharse, cultivar amigos por su utilidad. La verdadera amistad es lo contrario. No tiene precio. Los regalitos pueden fomentar la amistad, pero nunca comprarla. El amor a veces se vende, pero la amistad, ¡nunca!

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-¿Cuál es su idea del amigo perfecto?
-No me importa. Sólo necesito uno antes del día 3.

Hay gente que no practica deportes. Yo no puedo hacer amigos.

La fórmula mágica. Lo sabía. Las tres "S": simpático, sonriente, sincero.

-La historia de siempre. Conoces gente, te aproximas luego se van. La amistad es un mito.
-Cómo dice eso. Hace amistad con todo el mundo.
-Todo el mundo es lo mismo que nadie. Créame. Siempre estamos solos.

Usted no lo merece realmente.

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-¿Pagas para hacer feliz a la gente?
-¿Tú no?

Olvidé quién dijo: "No hay amor, sólo pruebas de amor". Pero lo opuesto es cierto. No hay prueba. Sólo hay amor.

CONSEJO: se puede esperar al DVD.

26.1.08

la imposibilidad del regreso

En las afueras del pueblo de I Shï, justo al pie de una montaña, se alzan unas estatuas misteriosas.

Los nativos cuentan que, en tiempos remotos, un soldado enamorado debió marchar a una guerra lejana. La novia fue a despedirlo al pie de aquella montaña. Con lágrimas en los ojos vio cómo el guerrero se alejaba hasta perderse en el atardecer. Sin embargo, ella permaneció en ese lugar durante largas horas, largos días y largos meses, hasta que finalmente se convirtió en piedra.

En los años siguientes, en ese mismo lugar, otras personas resultaron petrificadas por despedirse demasiado. Hubo también quiénes pudieron huir a tiempo, pero con el corazón endurecido para siempre.

Hoy, las gente de I Shï, dicen que no debe despedirse a nadie al pie de la montaña. El que lo hace no vuelve a ver jamás al que se va. Nosotros sabemos más que eso y decimos que todos los pueblos son I Shï, que nadie vuelve a ver al que se va, que todo regreso es falso, que toda despedida es definitiva.

ALEJANDRO DOLINA
“Geografía fantástica” (“Bar del infierno”)

23.1.08

juego de zonzos

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JUEGO MACABRO

¿Usted se acuerda de esa película con Sir Lawrence Olivier y Michael Caine, que el amante de una mina le va a pedir el divorcio al carnudo marido y que empieza un juego del gato y el ratón, en el que no se sabe quién va a matar a quién? Bueno, esa era “Sleuth” (“Detective”, su título original) la obra teatral de Anthony Shaffer, dirigida por Joseph Mankiewicz hace más de treinta años. Después de “Alfie”, Jude Law se quedó con las ganas de hacer otro papel de Michael Caine y no tuvo mejor idea que convocarlo a Caine (para hacer el papel que fuera de Olivier), a Kenneth Branagh para dirigirlo y a Harold Pinter para adaptar la obra de Shaffer y mandarse con la remake de esa “Sleuth” original.

Lo primero que uno dice con esos nombres es: “¡Guauuu! ¡Lo que va a ser eso!”. Lo segundo que uno dice cuando termina de ver los 80 minutos y monedas esta versión 2007 es: “¡Qué ladri es Harold Pinter!”.

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¿Qué hizo? ¿Qué le agregó al original? ¿Cómo tuvo tan poca imaginación para darle tan poco jugo dramático a la historia? Resumiendo: ¿tardaste 35 años para hacer otra versión y te salió esto? Vamos…

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Lo novedoso es que los protagonistas desfilan por una casa llena de chiches electrónicos, diseño innovador, mucho lujo y novedades high tech. Claro, la idea dramática tras esos chiches es que los personajes se enfrentan en un duelo para demostrar quién es el más macho, alarde de masculinidad para ocultar una homosexualidad no asumida. Los juguetes electrónicos, el placard con el vestido de miles de dólares, el ascensor con diseño futurístico, todo eso es una fanfarronada para demostrar poder, para ostentar hombría. El choque principal entre ambos protagonistas, es otra dimensión del mismo juego: la humillación del macho alfa al macho de rango inferior en la manada. Poco importa la mujer que está en disputa: es un accesorio en ese contrapunto.

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Esa idea (más que interesante en la teoría), está muy mal llevada en la práctica. El diálogo no alcanza nunca el voltaje necesario. La película parece incompleta, quedada en el tiempo, con una estructura obsoleta, sin hallazgos de importancia. Es tal la debilidad del guión que resiente la faena de los actores principales. Jude Law está constantemente fuera de tono (recuérdese lo bien que había logrado “suplantar” a Caine en “Alfie"); a Michael Caine le alcanza para destacarse con un par de mirada a cámara. Pero sabe a poco para tal categoría de actor.
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Escenas destacadas: Caine poniéndose las joyas en el espejo; el diálogo inicial en que se presentan los personajes, gastándose mutuamente.

Frases:

-Vine en auto.
-¿Manejaste?
-Ese es mi auto.
-¿El pequeño?
-No. El grande.
-No, el grande es mío.

-No veo traducciones al italiano.
-No, la cultura no es algo de ellos.

-El nombre de mi padre es Tindellini.
-Que lindo, como una campanita. ¿Por que no retomas el apellido?

-Nunca confíes en el amor. El amor te pateará el culo. Un minuto, es amor. A los diez siguientes se vuelve un juicio.
-Esa es tu experiencia.
-No, una observación. No olvides que me doy cuenta. Observo a la gente. Cuando te hartes de ella, regresará a mi. Pero no quiero que ella regrese, ya me hartó.

Quiero deshacerme de mi esposa pero quiero que sea para siempre. No la quiero en mi espalda, la quiero en la tuya.

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-Escucha, baja el arma.
-¿Por que?
-Me estás apuntado. No me gusta la idea.
-¿Por que no?
-¿Éste es un juego?
-Si, un juego de verdad. El juego verdadero recién comienza.
-¿Que es eso?
-Tú y yo. Tú sin poder defenderte del arma.

Muy listo ¿quien es el pato muerto?

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¿Sabes? no creo que los aros me queden bien.

Déjala ir. Quédate conmigo. Quizás te guste

CONSEJO: esperar al DVD, sin mucho apuro.

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21.1.08

una maldición generacional

Al cabo de la guerra, el viejo conde Franz Xaver Morstin se pregunta qué es la patria. Siente orgullo y tristeza. Se resiste a obtener un pasaporte para atravesar la nueva geografía de Europa. Odia los Estados nacionales. Imagina el Imperio, ya destruido, como una gran casa con muchas puertas y muchas habitaciones, donde podían albergarse en paz distintas tradiciones y costumbres. Le pregunta al judío Salomón Piniowsky –en el que conviven en perfecta armonía la simpleza y la inteligencia– qué piensa del mundo. El judío responde: ya no pienso nada de nada; el mundo se ha ido a pique.

El teniente Carl Joseph Trotta, hijo de una estirpe de fieles servidores del Imperio Austro-Húngaro, se ha vuelto un borracho perdido. Pelea, sin honor, en la frontera con Rusia, en los últimos días de los Habsburgo. Ha defraudado a sus mayores, ha extraviado el sentido de su existencia. Desesperado, vacío, le grita a su padre: “¡Los muertos! ¡No puedo olvidar a los muertos! ¡No puedo olvidar nada, padre, no puedo!”.

Con el fondo de una Viena crepuscular, otro representante de la familia Trotta musita, cuando escucha a la turba vocear la caída del imperio alemán para dar paso a un gobierno popular: sé que a esto se le llama ser reaccionario, pero no tengo fe en ningún gobierno del pueblo. Quiere pagar la cuenta después de unas copas, pero todos han huido. Al dueño del café, un judío, ya no le interesa cobrar, sino salvar la vida. Le entrega las llaves para que cierre cuando decida irse.

(…)

Sus testimonios vacilan entre la nostalgia, la autocompasión y el rechazo. Uno llora. “Lo habíamos perdido todo: posición, nombre y rango, casa, dinero y valores, pasado, presente y futuro.” Otro se rebela: “Esta es la sopa de la decadencia, y yo me niego a tomarla”. Está el que se lame las heridas: “Empezábamos a amar nuestro desconsuelo –dice– como se ama a un enemigo fiel”. Y también el que concluye, dolorido: “Somos una generación elegida por la muerte y por ella repudiada, sobre la que pesa un dictamen: incapaz para la muerte”.

Estas son las cavilaciones típicas de los personajes del escritor austríaco Joseph Roth. Es difícil ofrecer noticias ciertas acerca de él. Como ha indagado el ensayista mexicano José María Pérez Gay (en El imperio perdido, un libro fascinante): Roth dejó indicios falsos por todas partes. Construyó una identidad apócrifa (y, agregaría, calidoscópica). Elaboró, incesante, su “falsa autobiografía”: cambió el lugar de nacimiento; inventó y reinventó a su padre; relató hazañas imprecisas, amores nunca verificados, viajes imposibles. Hubo versiones para todos y en cada momento. Los testigos nunca pudieron coincidir en un relato coherente y parecido de la vida del escritor.

Los documentos dicen que Joseph Roth, quien se convertiría en uno de los mejores novelistas y cronistas de Europa central entre las dos guerras mundiales, nació en 1894 en la ciudad fronteriza de Brody, llamada la “nueva Jerusalén” por el neto predominio de los judíos entre sus habitantes. Brody, hoy Ucrania, pertenecía a la región de Galitzia, una referencia clave en el universo de Roth. Formó parte del Imperio Austro-Húngaro desde su creación, en 1867.

Roth nunca conoció a su padre, desaparecido del hogar e ingresado en un manicomio. En 1914 inició estudios de literatura en la Universidad de Viena, que abandonó después de empezada la guerra. Se alistó en 1916 y fue destinado al frente oriental, en la frontera con Rusia, cerca de su ciudad natal. Presenció la invasión de los ejércitos del zar y la persecución y matanza de la población judía.

Cuando Roth regresó a Viena a fines de 1918, su mundo, y el de su generación, se había desintegrado: los proyectos académicos ya no contaban, el poeta que hubiera querido ser estaba acabado y debía trabajar para ganarse la vida. Como corresponde a los soldados que vuelven de una guerra perdida, debemos suponer que nadie lo reconoció ni lo saludó. Uno de los personajes de su incierta autobiografía sitúa este regreso sin gloria en una noche vienesa de Navidad. Camina por la calle bajo una lluvia que era casi nieve: “Mi gorra estaba desnuda –relata–: le habían arrancado la escarapela. También mi cuello estaba desnudo: le habían arrancado las estrellas. Y yo mismo estaba desnudo. […] No me rebelaba, pero era desgarrador. Era el fin”.

Sin embargo, no lo fue. Al colapso le seguiría la escritura. Como dice Pérez Gay: el dolor inconfesado de los austríacos se convirtió en sustancia de literatura.

Ahora bien: no se imagine que esto significó, en el caso de Roth, una adecuada elaboración del duelo. Y, menos aún, una ordenada transformación de la desesperación en creatividad. Roth, como el teniente Trotta, tenía una trágica y maravillosa imposibilidad de elaborar. El alcohol ocupó el lugar de la sensatez, para anestesiar las heridas que no quiso (y, tal vez, no debía) curar.

(…)

Joseph Roth dominó, con maestría, diversos formatos de escritura. Apreciaba la concisión y la exactitud, aprendidas bajo el rigor de la crónica periodística. Escribió con igual soltura notas para diarios, cuentos, nouvelles y novelas de largo aliento, como La marcha Radetzky, seguramente la pieza más célebre y acabada de su producción. Escribía para vivir, bajo el apremio de la necesidad. Y por eso, tal vez, no fue un intelectual. Punzante, le gustaba repetir el axioma de su contemporáneo Karl Kraus: un escritor que lee muchos libros es como un camarero que se come la comida en lugar de servirla.

Roth, centroeuropeo típico, nació y vivió en el cruce de múltiples caminos, difíciles de compaginar. Como se ha señalado, formaba parte de una cultura de raza hebrea, de pensamiento eslavo, de idioma alemán y de vocación austríaca. Pero su médula hay que rastrearla en la pertenencia a los Ostjuden, los judíos orientales, castigados y errantes, cuya patria no corresponde a una tierra, sino a la imaginación y la utopía. Un pueblo que tiene por bendición (y desgracia) caminar, nunca afincarse.

Los judíos orientales eran víctimas de un doble desprecio. El de otros judíos, que los consideraban de segunda categoría, y el de los no judíos, donde anidaba, creciente y bestial, el antisemitismo. Roth, con su lengua viperina, irónica, decía de sus congéneres: el judío de París desprecia al de Francfort, éste al de Berlín, el de Berlín al de Viena, el de Viena al de Varsovia, y todos desprecian al de Galitzia. “Allí, en el patio de atrás –exageraba–, soy el último de los judíos.”

En su exilio –inicialmente autoimpuesto, luego forzado–, Roth viajó en sentido inverso: primero a Viena, luego a Berlín, para terminar sus días en París, destruido por el aguardiente y el coñac, unos meses antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Intentó adaptarse, adquirir las formas aceptadas, disimular. Parecerse. Pero su buen oído de sordo, o tal vez el cronista que llevaba en la sangre, le impidieron evadirse: habló, con clarividencia, de las “vejaciones en los campos de concentración”, para describir, se supone, el trato recibido por los judíos a fines de los años 20, en los refugios de acogida destinados a los que huían del Este.

(…)

Es el Roth de los milagros. De la magia recuperada y la redención. Aquel que alumbró a Nissen Piczenik, el comerciante de corales que estaba perdidamente enamorado del mar. O al mendigo Andreas, el célebre santo bebedor, cuya desdicha se transformó en luz por el designio de Santa Teresa, a la que nunca llegó a devolver los favores. Sus suicidios son, en verdad, inefables redenciones: Piczenik aprovecha un naufragio para tirarse por la borda al encuentro de “su única patria”: el océano. Andreas tiene una muerte parecida a la de su creador: cae en un bistró, abatido por el alcohol, tratando de pagar su deuda. El relator concluye, piadoso: “Que Dios nos dé a todos nosotros, bebedores, tan liviana y hermosa muerte”.

Joseph Roth-autorretrato

Poco antes de la suya, en noviembre de 1938, Roth se autorretrató en una mesa del café Tournon de París, su refugio de los últimos años. El dibujo lo muestra adusto, empuñando un cigarrillo, sentado a la mesa, sobre la que reposan dos copas y un sifón. Es un boceto logrado, fidedigno. Al pie, debajo de su firma, escribió: “Así soy en verdad: sucio, borracho, pero lúcido”.

Es un epitafio posible para su vida. El otro, más alentador para nosotros, sus lectores de hoy, consta en una carta a Stefan Zweig, donde confesó: “Sólo conozco el mundo cuando escribo”.

EDUARDO FIDANZA
“El Roth de los milagros”

(la nación, 18/01/08)

20.1.08

frases de “Gánster americano”

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-Este es el problema, lo que tiene de malo Estados Unidos. Ha crecido tanto que no puedes encontrar tu camino a casa. El almacén de la esquina ahora es un supermercado. El kiosko, un McDonald’s. Y este lugar con sus jodidos descuentos. ¿Dónde esta el orgullo de la propiedad? ¿Dónde esta lo personal? ¿Ves lo que digo? Que cagada. ¿Qué derecho tienen de eliminar al intermediario? Dejar afuera a los del medio. Comprar directamente al fabricante. Sony esto, Toshiba el otro, todos los chinos. Pero los americanos no tienen empleo. Así es ahora.
-¿Estás bien?
-No se encuentra el corazón a nadie.

La mitad de la gente que está acá le debía dinero cuando murió. Creen que me olvidaré. Pero les cobraré ese dinero.

-No es solo un par de dólares.
-Es lo mismo en principio.
-¿Hablamos de principios? Si un policía entrega tanto dinero está diciendo una cosa: "nos convertimos en policías que no aceptan dinero". Nos excluirán de todo. Y después igual estaremos jodidos.

Maldición, ¿acaso pedimos esto? ¿Le apuntamos una pistola a alguien? Los policías matan a los policías en los que no confían. No puedes entregarlo.

Lo han hecho por años. Viven de nuestra droga. ¿Qué carajo le pasa al mundo Frank?

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Hay un modo correcto de hacer las cosas, Tango, y tu manera no lo es. Ni Bumpy cobraba el 20%.

-Operadora. Internacionales.
-¿Qué país?
-Bangkok.
-¿Sabe el código?
-Si, 376.

La ciudad más grande del mundo se está convirtiendo en una herida abierta. Todo el mundo roba y vende drogas. Tú no puedes trabajar porque hiciste tu trabajo. Parece que eres el único policía honesto en la ciudad.

Bumpy era rico pero no como un blanco. Él no era dueño de su compañía, pensaba que si pero no. Sólo la manejaba. Los blancos la poseían. Así que a él también.

Lo más importante en el negocio es la honestidad, integridad, trabajo duro... familia. Nunca olviden de donde venimos.

Somos lo que somos en este mundo. Es una de dos cosas: o eres alguien o eres un Don Nadie.

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-Trato de ganarme la vida.
-Es tu derecho y el derecho de todos. Es Estados Unidos. Sólo que no podemos hacerlo a expensas de otros. Se convierte en antinorteamericano. Por eso es que el precio del galón de leche que pagamos no puede ser el precio de producción. Tiene que ser controlado y propuesto. Debe ser justo.

-¿Por qué confías en esta gente? Mira la manera como nos ven.
-Me miran como si fuera Papa Noel en navidad.
-Ellos nos ven como sus sirvientes.
-Ellos trabajan para mí, ahora.

Entiendo, cuando un amigo camina con 15 millones y no me invita una taza de café, sé que pasa algo malo.

Si todos están bien, Nick, todos están felices, Charlie, los italianos, todos. Menos tú. No entiendo porque tienes que tomar algo que está bien y malograrlo.

-¿Qué mierda es un microondas?
-Es una fuerza científica que da energía.

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-¿Por qué arriesgas nuestra amistad?
-Porque me importa lo que te pase.
-No debiste hacer esto.
-Tenia que hacerlo, no tenía otra opción. Tú tampoco, Richie...

¿Crees que iras al cielo porque eres honesto? Pero no lo eres. Vas al mismo infierno que los policías que no puedes soportar.

¿Sabes que hacemos aquí? Los policías arrestamos a los chicos malos. Antes que vayas a cruzar ese puente de nuevo deberías llamarme primero. Para asegurarte que estés a salvo.

Es mi hogar. Mi país. Frank Lucas no huye de nadie. Esto es América.

Frank ser exitoso te da muchos enemigos, ¿cierto? Ser muy exitoso te llena de enemigos, esa es una decisión que tomamos. ¿Qué vas a hacer? ¿Fracasar? Podemos vivir con éxito y con enemigos.

El juego se acabo, Frank. Se acabo, se irán a casa, se hizo la paz.

¿Qué organización? ¡Ningún negro ha estado en la mafia en cien años!

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-Si tú hubieras sido sacerdote, tus hermanos también lo hubieran sido. Si hubieras sido soldado, ellos serian soldados. Eso lo sabes. Los llamaste y vinieron. ¿Verdad?
-Cierto.
-Eso es porque te admiran. Siempre esperan que sepas lo que es mejor. Pero hasta ellos saben que no debes dispararle a los policías. Hasta yo sé eso. Hasta Dios.
-Cierto.
-El único que parece no saberlo eres tú.

-Está bien. Estaba hablando con mi abogado y me dijo algo que no puedo creer. ¿En serio encontró un millón en un auto y lo entrego?
-Si.
-¿Lo hizo en serio? Mi hombre. Bien por usted, demonios ¿Sabe que la policía se quedó con el dinero?
-Tal vez.
-No hay tal vez, Sr. Richie. Sabe que Lou lo tiene. Usted entregó el dinero, él lo tomó. Y no recibió nada, ¿cierto? ¿Por qué hizo eso?
-Era lo correcto, lo que había que hacer.
-Eso es verdad. Es una buena respuesta, era lo correcto. La pregunta que tengo y me la pregunto, ¿lo haría de nuevo?

Soy de Harlem. Yo cuidé a Harlem, así que ellos cuidan de mí.

-Porque aparte del hecho te odian, ellos odian lo que representas.
-Yo no represento a nada más que Frank Lucas.
-¿Estás seguro? Un hombre negro de negocios como tú, representas progreso. Él tipo de progreso que hará que pierdan mucho dinero. Si te sacan del medio, todo regresará a la normalidad.

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Puedes vivir en la cárcel rico el resto de tus días. O ser pobre afuera por algún tiempo. Eso es lo que puedo prometerte.

Quiero a los policías, Richie, a esos policías. A los que me sacaron mi dinero de los bolsillos.

-Puerta. ¡Adiós Frank!

19.1.08

una institución americana

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GANSTER AMERICANO
“Yo quería ser rico. Quería ser tan rico como Donald Trump y gracias a Dios, lo fui”.
FRANK LUCAS

“Jueces, abogados, polis, políticos… si deja de entrar droga en el país, unas cien mil personas se quedarán en la calle”.
RICHIE ROBERTS
Está bien, usted estará tentado a decir: “¡Otra película de mafiosos!”. Y sí. Es otra película de mafiosos, pero muy bien contada, mucho ritmo, buen elenco y una bajada de línea distinta al relato clásico del ascenso y caída del enemigo público número uno. La verdadera historia de Frank Lucas, dueño del tráfico de heroína en el Harlem de los primeros ’70, es algo más que la descripción de una tradicional institución americana del crimen organizado, forma de inserción social en el capitalismo salvaje. “Gánster americano” cuenta las formas de la discriminación y cómo uno se quiere llevar a alguien en la caída, sea ladrón o policía.

El filme se centra en los dos protagonistas que avanzan por vías paralelas en la trama, hasta que el destino los cruza. El mafioso Frank Lucas, el discreto guardaespaldas de un mafioso negro, que toma el mando, casi sin que los demás se den cuenta. Lucas importa la heroína del Triángulo Dorado, custodiada por los mismos marines que se volvieron adictos en Vietnam. Su audaz jugada le permite adueñarse del mercado del narcotráfico en una ciudad que se hunde en la corrupción.

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Enfrente, Richie Roberts, el policía con una vida particular que se cae a pedazos, perseguido judicialmente por su esposa, para quitarle la tenencia de su hijo, amigo de la infancia de un mafioso, pero incorruptible en la fuerza policíaca. Tan incorruptible que encuentra un millón de dólares y lo devuelve, para disgusto de sus colegas que lo ven, desde ese momento como un potencial delator que se les puede poner en contra.

Aunque enfrentados, Lucas y Roberts tienen algo en común: son parias de su comunidad. Uno por el color de su piel; el otro por su honestidad. Frente a frente, en una mesa, el asesino y el policía tendrán un punto de común. Ese es el hallazgo de esta película de Ridley Scott (con una filmografía de buenas y malas, con gran regularidad).

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Como las buenas historias, hablan de algo pero en realidad refieren a otra cosa. “Gánster americano” habla menos de la historia de un criminal que de la sociedad que preparó los pasos para Ronald Reagan y la oleada de la globalización. Esa primera escena en la que Bumpy Johnson crítica los cambios de la modernidad en su barrio, poco antes de desplomarse fatalmente, es un signo contextual: una época estaba mutando en otra, ante los ojos de aquellos que trataban de sobrevivir.

Escenas destacadas: la muerte de Bumpy Johnson; el interrogatorio entre Roberts y Lucas; la salida de Lucas de la iglesia, con Roberts esperándolo en la puerta; la advertencia de la madre de Lucas sobre matar policías; el disparo en la calle al matón que no quiere pagarle el 20%; la velada en el ring-side, en el que Roberts sospecha que Lucas es el cerebro detrás de “Blue Magic”.

Las mejores frases, mañana. Y abajo, algunos links de interés sobre este mafioso que tuvo a Nueva York a sus pies.

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FUENTES:

Artículo de Frank Lucas en Wikipedia:
es.wikipedia.org/wiki/Frank_Lucas

Un artículo sobre Frank Lucas y Nicky Barnes en “Balazos”, el weblog del periodista David Álvarez:
http://balazos.blogspot.com/2007/11/los-viejos-tiempos.html

Y la conversación de ellos dos en un reportaje de “New York Magazine”:

http://nymag.com/guides/money/2007/39948/index1.html

Nota en “El País”:
http://www.elpais.com/articulo/cultura/Heroina/corrupcion/Nueva/York/elpepucul/20071228elpepucul_1/Tes

En youtube.com, tipeando “frank lucas” se pueden encontrar varios videitos con reportajes a Frank Lucas, en silla de ruedas y salido de la cárcel, tratado como una personalidad (esto son los tiempos que corren). Uno de ellos es el siguiente:



Tanto Lucas como Roberts (se hicieron amigos después de que el último lo llevó a prisión) asesoraron a Denzel Washigton y Rusell Crowe durante el rodaje del filme. La foto de Ricchie Roberts hoy, junto a Crowe, se puede ver en “Rusell Crowe Noticias”:

http://rcnoticias.blogcindario.com/2006/10/01136-richie-roberts.html

CONSEJO: ir a verla.

16.1.08

capítulo 3. ESTADOS DE SHOCK. El sangriento nacimiento de la contrarrevolución.

Más fragmentos de “La doctrina del shock” de Naomi Klein.
A pesar de que el golpe no fue una guerra, estaba diseñado para parecerlo, lo que lo convierte en un precursor chileno de la estrategia de shock y conmoción.



Las propuestas que aparecen en este documento final se parecen asombrosamente a la que hace Milton Friedman en Capitalismo y libertad: privatización, desregulación y recorte del gasto social; la santísima trinidad del libre mercado.



“No somos como una aspiradora que barrió el marxismo para luego darle el poder a esos señores políticos”.
AUGUSTO PINOCHET

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Pese a que Pinochet entendía poco sobre inflación y tipos de interés, los tecnos hablaban un lenguaje que comprendía. Para ellos la economía era una fuerza de la naturaleza a la que había que respetar y obedecer porque “ir contra la naturaleza es contraproducente y es engañarse a uno mismo”, como explicó Piñera. Pinochet estaba de acuerdo: la gente, escribió en una ocasión, debe someterse a la estructura porque “la naturaleza muestra que el orden básico y la jerarquía son necesarios”.



En 1974, la inflación alcanzó el 375%, la tasa más alta en todo el mundo y casi el doble de su punto más alto con Allende. El precio de los productos de primera necesidad como el pan se puso por las nubes. En paralelo, los chilenos perdían su empelo gracias a que el experimento de Pinochet con el “libre mercado” estaba inundando el país de importaciones baratas. Las empresas locales cerraban a docenas, incapaces de competir; el desempleo alcanzó cifras récord, y se extendió el hambre. El primer laboratorio de la Escuela de Chicago estaba en caída libre.

Sergio de Castro y los demás de Chicago arguyeron, en el mejor estilo de Chicago, que su teoría era perfectamente correcta y que el problema esra que no se estaba aplicando de forma suficientemente estricta. La economía no había podido corregirse sola y volver a un equilibrio armonioso porque todavía quedaban “distorsiones”, consecuencia de casi medio siglo de interferencias gubernamentales. Para que el experimento funcionase, Pinochet tenía que acabar con esas distorsiones: más recortes, más privatizaciones y todo llevado a cabo con más rapidez.



En marzo de 1975, Milton Frideman y Arnold Haberger volaron a Santiago invitados por un banco importante para ayudar a salvar el experimento.



A largo de toda su visita, Friedman machacó un solo tema: la Junta había empezado bien, pero necesitaba abrazar el libre mercado sin ninguna reserva. En discursos y entrevistas utilizó un término que hasta entonces jamás se había aplicado a una crisis económica del mundo real: pidió un “tratamiento de choque”.



El resultado fue la pérdida de 177.000 puestos de trabajo en la industria entre 1973 y 1983. A mediados de la década de 1980, la industria como porcentaje de la economía descendió a niveles que no se habían visto desde la Segunda Guerra Mun dial.



En el primer año de la terapia de shock recetada por Friedman, la economía chilena se contrajo un 15% y el desempleo –que sólo sufría un 3% con Allende- alcanzó el 20%. El país, ciertamente, se convulsionaba bajo el “tratamiento”. Contrariamente a lo que Friedman predijo con optimismo, la crisis duró años, no meses. Hacia 1986, uno de cada cinco trabajadores industriales había perdido su empleo.



-¿El costo social de sus políticas no sería excesivo?
-Esa es una pregunta estúpida.
Respuesta de MILTON FRIEDMAN a un periodista.

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El período de crecimiento continuado de la nación que se cita como prueba de su milagroso éxito no empezó hasta mediados de los años ochenta, una década entera después de que los de Chicago implementaran su terapia de shock y bastante después de que Pinochet se viera obligado a cambiar radicalmente el rumbo. Y sucedió porque en 1982, a pesar de su estricta fidelidad a la doctrina de Chicago, la economía de Chile se derrumbó: explotó la deuda, se enfrentaba de nuevo a la hiperinflación y el desempleo alcanzó el 30%, diez veces más que con Allende. La causa principal fue que las pirañas, las empresas financieras al estilo de Enron a las que los de Chicago habían liberado de cualquier tipo de regulación, habían comprado loa activos del país con dinero prestado y acumularon una enorme deuda de 14.000 millones de dólares.

La situación era tan inestable que Pinochet se vio obligado a hacer exactamente lo mismo que había hecho Allende: nacionalizó mucha de estas empresas. Al borde de la debacle, casi todos los de Chicago perdieron sus influyentes puestos en el gobierno, incluyendo a Sergio de Castro. Muchos otros licenciados de Chicago tenían altos cargos en las empresa de los pirañas y fueron investigados por fraude, con lo que se desvaneció la fachada de neutralidad científica tan fundamental para la identidad que se habían construido los de Chicago.

La única cosa que protegía a Chile del colapso económico total a principios de la década de 1980 fue que Pinochet nunca privatizó Codelco, la empresa de las minas de cobre nacionalizada por Allende. Esa única empresa generaba el 85% de los ingresos por exportación de Chile, lo que significa que cuando la burbuja financiera estalló, el Estado siguió contando con una fuente constante de fondos.

Está claro que Chile nunca fue el laboratorio “puro” del libre mercado que muchos de sus partidarios creyeron. Al contrario: fue un país donde una pequeña élite pasó de ser rica a superrica en un plazo brevísimo basándose en una fórmula que daba grandes beneficios financiándose con deuda y subsidios públicos, para luego recurrir también al dinero publico para pagar aquella deuda. Si uno consigue apartar el boato y el clamor de los vendedores, el Chile de Pinochet y los de Chicago no fue un Estado capitalista con un mercado libre de trabas, sino un Estado corporativista. El corporativismo se refería originalmente al modelo de Estado ideado por Mussolini, un Estado policial gobernado bajo una alianza de las tres mayores fuentes de poder de una sociedad –el gobierno, las empresas y los sindicatos-, todos colaborando para mantener el orden en nombre del nacionalismo. Lo que Chile inauguraba con Pinochet fue una evolución del corporativismo: una alianza de apoyo mutuo en la que un Estado policial y las grandes empresas unieron fuerzas para lanzar una guerra total contra el tercer centro del poder –los trabajadores-, incrementando con ello de manera espectacular la producción de riqueza nacional controlada por la alianza.

...

El siguiente país en unirse al experimento fue Argentina en 1976, cuando una junta arrebató el poder a Isabel Perón. Con ello Argentina, Chile, Brasil y Uruguay –los países que habían sido los abanderados del desarrollismo- estaban ahora todos dirigidos por gobiernos militares apoyados por Estados Unidos y se habían convertido en laboratorios vivos de la Escuela de economía de Chicago.



“El dolor preciso en el punto preciso en la cantidad precisa”.
DAN MITRIONE, agente de policía estadounidense, instructor de policía en Belo Horizonte durante la dictadura militar brasileña, célebre por torturar mendigos en sus clases “prácticas” para la policía local.



“Es de esperar que hay bastante represión, probablemente mucha sangre, en Argentina muy pronto. Creo que van a tener que dar muy duro no sólo a los terroristas sin también a los disidentes de los sindicatos y a sus partidarios”.
WILLIAM ROGERS, subsecretario de Estado para América Latina de los EE.UU. a HENRY KISSINGER, en una reunión del Departamento de Estado dos días después del golpe militar del 24 de marzo de 1976.

15.1.08

en la Legión Nacional

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DÍAS DE GLORIA

“Días de gloria” (“Indigènes” el más apropiado original en francés) es de esa clase de películas que tiene su interés histórico para enfocar el reflector social sobre un tema conflictivo en la agenda política de una nación, pero que cinematográficamente no agrega mucho. Filmada con mucha corrección y mucho cuidado, el director francés Rachib Bouchareb (coguionista del filme) plantea todas las aristas de la participación de los soldados de las colonias africanas francesas en la Segunda Guerra Mundial, sin lograr bajarlos totalmente del bronce.

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El filme sigue la historia de cinco soldados, con personalidades diferentes. Un líder con don de mando; un enamoradizo tirador; dos hermanos que buscan fortuna; un joven inexperto con alma de servil sirviente, leal a su superior y salvador. La trama avanza en pequeños episodios, según el avance del batallón desde Argelia hasta la liberación de París y las posteriores campañas en suelo francés y en Italia. La historia no busca describirnos las campañas militares, sino la adaptación de esos soldados de las colonias, despreciados por la metrópoli que recurrió a ellos para salvar la patria.

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La historia es la búsqueda de un reconocimiento que no llega; la ingratitud envuelta en un lindo moño de hipocresía y la compresión de que la Francia que acudieron a liberar de los nazis, no será nunca su patria. Morir por una nación que no te reconoce, es un gran tema artístico. Tal vez hubiera merecido menor pulcritud y más temperamento para honrar a esos héroes anónimos. A la historia le falta garra dramática, pese al fuerte conflicto que tiene entre manos. Falta brillantez en los diálogos y en la concreción de escenas antológicas. Quizás por eso, “Días de gloria” se escurre entre los dedos, como la arena del desierto en el que se desata la historia.

La película no se hunde en la discreción del guión por el carismático elenco (ganador de un premio compartido en Cannes) con caras conocidas para los seguidores del cine francés. La fotografía pastosa y alguna otra escena de combate con cierto tono realista, son otros puntos fuertes de una historia digna, pero no excepcional.

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Como corolario, la polémica que despertó esta película en la sociedad francesa, en el reconocimiento al apoyo dado en esos días en que la libertad de Francia estuvo en peligro, derivo en cambios legislativos en las pensiones de guerra en las postrimerías del gobierno de Chirac. Por eso, esta película tiene mayor trascendencia política que cinematográfica.

Escena destacadas: Abdelkader viendo, al final del filme, como se llevan la gloria los blancos franceses que llegaron mucho después que su batallón; el conflicto de los tomates; la pelea entre Said y el sargento Martinez; la defensa del pueblo en la Alsacia francesa.

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Frases:

Debemos lavar con nuestra sangre la bandera francesa.

Sirve a Francia con orgullo y Francia te servirá a tí.

-¿Por qué nos alistaste?
-Por el dinero para que te puedas casar...

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-Oye, con ese uniforme eres igual que yo
-Tú eres igual que todos nosotros. Somos la misma familia. El ejército es igualdad.
-Espera un poco. Recibirás tu ración de balas mañana.

-Ya conoce a los indígenas, Martinez...
-Evite ese término, señor.
-Los musulmanes...
-Es igual de malo.
-¿Entonces cómo los llamo?
-Los hombres, señor. Los hombres.

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Liberé un país, es mi país. Aunque nunca lo haya visto antes.

-¿Quieres aprender a leer?
-Es demasiado tarde, Sargento. ¿Para leer qué?

Los franceses han dejado su suerte en nuestras manos. Y nos están mirando con ojos llenos de esperanza. ¡Tenemos que estar en la cima antes que oscurezca! ¡Y aunque muertos, estaremos! ¡Aún muertos!

-Los franceses se van de licencia.
-¡No hay barcos!
-Hubo barcos para traerlos, ¿pero ninguno para llevarlos?

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Aquí también es nuestra casa. Esto es Francia.

Cuando me alisté, escuché a De Gaulle. Él dijo que Francia está luchando por la libertad por todo el mundo. Pensé que la guerra nos daría los mismos derechos que nuestros hermanos franceses. Todos estamos luchando contra Hitler. Por libertad, igualdad y fraternidad. Es hora que nos dieran algo de esa libertad, esa igualdad y... sobre todo... ¡esa fraternidad! ¡Nosotros estamos cambiando el destino de Francia! ¡La cosas tienen que cambiar para nosotros también!

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Seremos las primeras tropas francesas en Alsacia. Si conseguimos defender las posiciones americanas, creanme... tendremos lo que nos merecemos.

CONSEJO: esperar al DVD.

14.1.08

conozco la canción: nirvana

Se viene una sección nueva en “Libreta Chatarra”, aprovechando las oportunidades que da Internet. Básicamente se trata de rastrear en la red, datos sobre esa melodía que escuchamos en una película, una propaganda o tarareando a alguien en la calle y no sabemos de quién catzo es.

Para iniciar esta sección detectivesca, nos largamos con la canción que cerraba la película “Millones” y que los otros días alcanzamos a ver en HBO (off topic: delicias del cambio de horario, ya no sabés a qué hora empiezan las películas). La película, para los olvidadizos, era la historia de un nenito que atraviesa el duelo por la pérdida de su madre y que capea la tempestad, hablando con los santos y que tiene la suerte que una valija repleta de libras esterlinas le caiga al lado, eyectada de un tren de alta velocidad. Lo que el nene cree es un regalo de Dios, en realidad es un ilícito y el nene y su familiar caerá en la mira de un par de delincuentes.

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Muy linda comedia del director Danny Boyle y para aquellos que quieran rememorar algunas de las frases y ver algunas imágenes, el chivo empieza por casa, nuestra crítica del 28/10/05 (¡ya pasaron dos años, por Dios!):

http://libretachatarra.blogspot.com/2005/10/el-valor-del-dinero.html

Bueno, al final de esa película hay una rara canción, medio canto gregoriano, medio New Age, con un coro de niños cantando en algo así como latín.

Primer intento: leer rápido los subtítulos al final de la película. Olvídate, porque pasan muy rápidos, la fuente no es legible en la pantalla chica o si llegás a leerla te olvidás antes de anotarla.

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¿Cómo seguimos? Internet, chiquito. Vamos a la infalible imdb.com y buscamos la ficha de la película:

http://imdb.com/title/tt0366777/

de dónde indagamos el listado de la banda de sonidos:

http://imdb.com/title/tt0366777/soundtrack

Claro: ¿cuál es el tema? ¿estará en orden de aparición? Si es así, “Caroll of the Bells” podría ser pero… ¿te acordás que el tema repetía una y otra vez, “Nirvana, Nirvana”? Casi casi me juego que ése es el tema.

Intentamos una pruebita más, vamos a amazon.com y chusmeamos el CD.

http://www.amazon.com/exec/obidos/ASIN/B0007Y8A9C/internetmoviedat/

Hay posibilidad de escuchar unas partecitas de cada pista.

http://www.amazon.com/exec/obidos/ASIN/B0007Y8A9C/internetmoviedat/#moreAboutThisProduct

Así identificamos que, efectivamente, es “Nirvana” de un tal El Bosco. ¿Algo que ver con el pintor?



Hmmm… tamos lejos… ya lo vamos a ver.

En un par de clicks, descubrimos el nombre del tema. Hay varias versiones en You Tube. Proponemos ésta que tiene la letra, en una especie de karaoke místico:



Pero tenemos otra con toques indios:


Hay otras versiones (hasta una de “Sailor Moon”) pero se los dejo a ustedes, trabajen un poco, ¡che!.

Bueno. Pero esto no queda ahí. ¿Qué dice la canción? ¿De quién es?

Buscamos en Google: “nirvana el bosco” y en un foro encontramos la respuesta:

http://espanol.answers.yahoo.com/question/index?qid=20070615064340AApampT&show=7

De ahí sacamos la letra en latín - inglés:
Et erunt signa in Sole, et Luna et stellis
et pressura gentium prae confusione sonitus maris.

Et erunt signa in Sole, et Luna et stellis
et pressura gentium prae confusione sonitus maris.

The word was in
in the beginning
in the beginning with God

And all the things
were made by him
and without him
wasn't anything.

The word was in
in the beginning
in the beginning with Buddha.

And all the things
were made by him
and without him
wasn't anything.

The Glory, Nirvana
Eternal, Nirvana
The Glory, Nirvana
Eternal, Nirvana

Running verse:
The Glory, Nirvana
Eternal, Nirvana
The Glory, Nirvana
Eternal, Nirvana
Et erunt signa in Sole, et Luna et stellis
et pressura gentium prae confusione sonitus maris.

The word was in
in the beginning
in the beginning with Allah.

And all the things
were made by him
and without him
wasn't anything.

The Glory, Nirvana
Eternal, Nirvana
The Glory, Nirvana
Eternal, Nirvana

Running verse:
The Glory, Nirvana
Eternal, Nirvana
The Glory, Nirvana
Eternal, Nirvana
Et erunt signa in Sole, et Luna et stellis
et pressura gentium prae confusione sonitus maris.
Los dos versos en latín pertenecen al Evangelio de San Lucas (capítulo 21, versículo 25): “Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las naciones atemorizadas por el ruido del mar y del oleaje”.

El resto es un híbrido ecuménico de “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste era en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por él y sin Él, nada se hizo” del Evangelio de San Juan (1,1-3), fragmento que se repite trocando a a Dios por Buda y Alá, con el contrapunto de las voces cantando “La Gloria Eterna” y “Nirvana”. Todo una mezcla muy New Age que no dice nada pero que suena bien.

Pero investigamos un poco más. Este tema fue uno de los éxitos de 1995 y aparecía en un disco con el título “El Bosco – Angelis” del que poco se conocía sobre sus autores. Y hete aquí que se supo que la idea de combinar música sacra con sonidos electrónicos para esta producción fue obra del director español Luis Cobos (al vesre, “bosCo”, je! Nada que ver con el pintor) y los chicos que cantan pertenecen al Coro de Niños de la Escolanía del Escorial (para más datos: es.wikipedia.org/wiki/Escolanía_de_El_Escorial).

(¡Shh! Entre nosotros, se puede conseguir el álbum en:

http://musica.bibliotheka.org/)

A poco de buscar por Internet, desde este rincón sudaca, puede ser una forma de diversión rastrear como le pegan a Cobos (entre ellos, nuestro conocido Imanol Arias). Parece ser que Cobos es uno de esos tipos muy “queridos” por sus arreglos heterodoxos de temas clásicos (remember Waldo de los Ríos) y, últimamente, por estar al frente de una asociación de intérpretes y atacar a la banda ancha por facilitar la piratería (¡qué feo eso! ¡violar los derechos de propiedad intelectual, che! Es un acto de terrorismo).

Para el que quiera descubrir un poquito más de Luis Cobos, parece de lo mejorcito este post del weblog “Vicisitud y Sordidez”:

http://vicisitudysordidez.blogspot.com/2007/11/analizamos-la-discografa-de-luis-cobos.html

Y si no, la propia página de Luis Cobos:

www.luiscobos.com/

(que no aporta mucho).

Pero esto no queda aquí, todavía hay una voltereta más a la historia de este tema. En una de las búsquedas, encontramos este comentario:

http://es.answers.yahoo.com/question/index?qid=20070220000648AAz4g4Q

Aparentemente, este tema de Luis Cobos es una variación del Canon de Pachelbel, una composición clásica que juega con el contrapunto de una voz principal desarrollando una melodía y otra secundarias, que repiten lo cantado anteriormente.

Así que nos pusimos a buscar algo más de Pachelbel y del famoso Canon. Recurrimos a Wikipedia:

es.wikipedia.org/wiki/Johann_Pachelbel

Efectivamente, Pachelbel, no es otro que Johann Pachelbel, músico barroco alemán, n. 1653 – m. 1706, amigo del papá de Bach y compositor del Canon en Re Mayor para tres violines y bajo continuo. Para los datos técnicos, remitimos a Wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Canon_en_re_mayor) que además hace una enumeración del canon en varios temas musicales populares y como banda de sonido en películas y series de TV. Y ya que estamos, podemos escucharlo acá:



Para cerrar esta nota (¡con todo lo que aprendimos en un solo tema!), me encontré en mis búsquedas con una excelente rutina cómica musical de Rob Paravonian (www.robprocks.com) en la que satiriza cómo el Canon de Pachelbel se repite, una y otra vez, en varios temas musicales. Que lo disfruten porque es muy pero muy gracioso.





Plagio - Videos Orange
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Un músico demuestra que desde el canon de pachelbel nadie más ha hecho música. El resto de los grupos se han dedicado a copiarle las notas